Cansancio, agotamiento, ansiedad, hartazgo, inseguridad, adicción, estrés, baja autoestima, tristeza, soledad. Todas esas palabras aparecen vinculadas al uso de redes en los testimonios de jóvenes mayores de 18 años que recolectó el estudio “Juventudes y redes sociales” de la consultora Reyes – Filadoro y la agencia Enter Comunicación. El informe final muestra que más del 50 por ciento de los encuestados dijeron, entre otros puntos, que se sienten saturados por las redes y que las usan más del tiempo que desearían, mientras que casi el 40 por ciento directamente ve un impacto negativo en la salud mental. Por lejos, las mujeres son las que más sufren los casos de acoso, cyberbuylling o grooming.
El estudio fue realizado durante todo el mes de mayo de este año e incluye tres metodologías diferentes para abordar la problemática desde distintas fuentes: una encuesta nacional de 730 casos online, cuatro grupos focales y el análisis de conversaciones disponibles en redes. Todo en un recorte etario de los 18 a los 35 años de distintos puntos del país. El objetivo, cuenta a Página/12 Hernán Reyes, director de Reyes – Filadoro, fue “entender un poco más qué está sucediendo con los jóvenes, que hoy tienen otra forma de configurar sus identidades, comprendiendo estos espacios no como simples plataformas sino como lugares en los que los jóvenes habitan buena parte del día en un mundo en constante flujo de datos, sin límites y que no parece reconocer ningún gobierno”.
De los resultados de la experiencia, Reyes destaca principalmente que “los jóvenes tienen un nivel de conciencia importante sobre esta relación de dependencia y poco saludabe que tienen con las redes sociales, al punto de que ellos mismos la describen como ‘tóxica‘ al reconocer que les permiten ciertos beneficios, pero que también invierten en ello más tiempo del que quisieran“. Uno de los testimonios citados en el informe afirma, por ejemplo, que el uso de las redes termina siendo “contraproducente porque me lleva mucho tiempo, y pasaron dos horas y estuve escroleando”.
La cifra de jóvenes que dijeron usar las redes más tiempo del que desearían hacerlo es una de las más llamativas de la encuesta. Entre los más jóvenes consultados, es decir los que van de los 18 a los 24 años, el número alcanzó al 58 por ciento, aunque baja al 47 si se toma al total de la población encuestada. En la misma línea va otra de las preguntas de la encuesta, que apunta directamente sobre las posibilidades de limitar los efectos adictivos del uso de redes: “¿Intentaste abandonar alguna red social porque te cansaste y volviste a instalarla después?”. El 55 por ciento del total dijo haberlo intentado, pero sólo el 15 por ciento tuvo éxito: el 40 por ciento terminó por volverla a instalar.
“Ahí aparece el tema de no soportar quedarse afuera, pero al mismo tiempo también hay mucha conciencia sobre el funcionamiento de los algoritmos: entienden que las redes les muestran sólo los contenidos que les interesan“, subraya Reyes. Otro de los testimonios destacados por el estudio señala que “los algoritmos cambiaron todo, antes te conectabas en un momento particular, pero ahora estamos conectados todo el tiempo.”
Reyes indica, sin embargo, que de inmediato la cuestión se transforma en un sentimiento de “cierta resignación“, ya que los encuestados entienden al problema de los algoritmos como “un mecanismo contra el que no se puede luchar“. El 60 por ciento dijo que las redes “tienen demasiado poder sobre lo que las personas ven o piensan”, exactamente el mismo porcentaje que dijo no estar seguro de que el Estado tenga el suficiente poder para regular a las empresas tecnológicas.
Ese sentimiento de resignación aparece directamente relacionado con otros estados de ánimo. El 39 por ciento respondió que las redes tienen un impacto negativo sobre su salud mental o emocional. Con el 31 por ciento, la palabra “ansiedad” es la que más aparece entre esos impactos, seguida por el “agotamiento” y la “dificultad para concentrarme“, ambas con el 20 por ciento.
En otra pregunta se consulta específicamente si “alguna vez sentiste cansancio, saturación o hartazgo por estar mucho tiempo conectado a las redes”. Allí la cifra de respuestas afirmativas alcanzó el 56 por ciento. Reyes detalla que, en las respuestas, la “saturación digital” aparece representada justamente como la “dificultad de poder alejarse de las redes cuando entienden que están demandándoles más tiempo del que quisieran y que se interponen con otras actividades como hacer deporte o simplemente tener tiempo ocioso“.
Con distintos porcentajes, en el listado de los impactos negativos mencionados se cuentan, entre otros, problemas de sueño, tristeza, soledad, adicción, inseguridades, traumas, baja autoestima, insatisfacción con mi cuerpo o mi vida y comparación constante con otras personas. El tema de la comparación con otros está representada en los testimonios como “fuente de ansiedad y depresión“, según señala Reyes, que también agrega que “la cantidad de cosas supuestamente positivas que ven en las redes los hace sentir que no llegan a cumplir con determinados estándares“.
El informe advierte, además, que todos los puntos mencionados antes se vuelven particularmente más críticos en las mujeres, ya que se observa una marcada diferencia con las respuestas de los varones. La cifra del 19 por ciento del total que dijo haber sufrido casos de acoso sexual o mensajes no deseados con contenido sexual se eleva en las mujeres al 34 por ciento. Lo mismo ocurre con el cyberbullying, que en el total tiene un 17 por ciento y en las mujeres un 23, mientras que los casos de grooming aparecen en el 7 por ciento total y en el 12 en las mujeres.
“Cuando se diferencia por género también se ven otros patrones como el hecho de que los varones tienden a minimizar el impacto en la salud mental, mientras que las mujeres son más concientes, además de ser las que más sufren las malas prácticas. También están más preocupadas, por ejemplo, por la privacidad“, dice Reyes en este punto, y agrega que todo esto permite concluir que las redes son “más seguras para los varones que para las mujeres“.
En las consultas sobre los medios informativos a los que acceden a través de las plataformas, ellas también son las que tienden a confiar más en las fuentes de medios tradicionales, mientras que los hombres lo hacen más en las redes sociales: el 27 por ciento del total dijo que las redes son la fuente más confiable, algo que en los hombres se eleva al 34.
El informe, además, tiene un último apartado relacionado a lo político y desagregado entre votantes de Unión por la Patria (UxP) y de La Libertad Avanza, los dos espacios que compitieron en el último ballotage presidencial. Allí se indica que los votantes de Milei se informan mayormente por YouTube o Instagram, mientras que los de UxP se informan más por los portales de noticias y los medios tradicionales como la radio o la TV.