Lupe hizo un reset. Después de cinco años de viajes, giras, fiestas y búsqueda sonora, la artista argentina volvió con un disco que lo resume todo. Compuesto y producido íntegramente por ella, Reset es su esperado primer álbum: 18 tracks en los que el beat late con la fuerza de lo vivido, lo llorado y lo resistido. “Es quedarse en blanco y construir un club, un hogar”, dice sobre un disco que no le teme a la emoción.
Lucía Pejuskovic es una artista por demás entera y autónoma. Pasó sus primeros veinte años tocando en fiestas inhóspitas mientras aprendía a producir su propia música. Hoy deslumbra en presentaciones híbridas, con micrófono en mano, mezclando en vivo sus canciones con tracks inéditos, remixes, colaboraciones y joyas de su selección.
“Aprendí a producir desde el deseo profundo de amar la música y de necesitar hacerla —cuenta en conversación con Indie Hoy—. Fue hacer ante la necesidad, no podía soportar la frustración de no poder hacerla por la falta de recursos”. En su primer álbum de estudio, condensa la emocionalidad de la fiesta y el impulso por romperlo todo, sacudiendo la cabeza de acá para allá en una retórica de movimiento casi dantesca.
Reset se sitúa en la Buenos Aires postpandemia y sus canciones nos empujan con una dulzura urgente: a salir del pozo, a no dejarnos ganar en lo espiritual, a no perder el ánimo. Es una invitación a empezar de nuevo sin vértigo, a insistir; a apagarse, prenderse y moverse para no morir.
“Me gusta la autonomía —afirma—. También puedo colaborar con otrxs, pero la autonomía es indispensable. Muchas veces pienso lo difícil que sería todo si no supiera producir la música, el nivel de dependencia que eso conllevaría. Obviamente que encontré un camino largo, primero sentirme sola estudiando, luego encontrar pares, luego hacer, luego enseñar, y en todo eso encontré una gran libertad y disfrute que tiene otra profundidad”.
Esa búsqueda personal y colectiva se traduce también en un deseo de compartir su experiencia. “No juzgo a quienes no produzcan su musica —aclara—, no soy una fundamentalista de la autoproducción. Pero sí les recomiendo que aprendan a hacerla si sienten el deseo, sobre todo a chicas o identidades queer, que somos oprimidas en infinidad de cosas. Cuando yo comencé a estudiar era la única persona no varón en el aula. Y las opresiones eran de mínimas y cotidianas a mucho más notorias. Romper esa pared fue liberador y hoy puedo pensar en colaborar en producción con otrxs desde un lugar de gusto, de deseo, no de dependencia. Cuento conmigo, me tengo a mí“.

Los inicios de su proyecto musical fueron bajo el nombre Lup, luego Lupe, y ahora vuelve a mutar hacia un nuevo alias: MissLupe. “La necesidad fue legal —cuenta—, pero el nombre aparece también como una forma de seguir existiendo bajo mi identidad, sumando el prefijo universal Miss como una forma más de jugar y habitar la existencia y continuidad del proyecto”.
El anuncio, hecho en marzo pasado, coincidió con el lanzamiento de Reset, y le permitió expresar un mensaje doblemente potente, de reivindicación. “La música ya estaba lista —dice—, creo que lo que cambió fue la forma de presentarla, con una identidad más mostra, más segura, más recordable incluso. El nombre del disco alude a eso, a la posibilidad de resetearse más allá de mi propia identidad“.
MissLupe canta, produce, mezcla y escribe sus propias canciones. No es solo DJ ni solo compositora: su propuesta es híbrida y performática. Un cuerpo que baila, canta y mezcla; una voz que construye himnos de fiesta y de lucha. Eso estuvo presente desde sus primeras incursiones en la electrónica, con la canción “Hablarme” en 2019 y su EP Un número el año siguiente, trabajos que marcaron un antes y un después en su carrera.
Entre los vestigios de todo lo que es y nos ofrece en su vasto mundo artístico, Reset no es solo un disco: es una escena en la que se cruzan la cultura de baile latinoamericana, la sensibilidad queer, el deseo, la política y el sudor. “Escribo desde el lugar de alguien que hizo canciones toda su vida —reflexiona MissLupe—. Ser letrista es parte fundamental de mi identidad como artista. Usar la voz para mí no es solo emitir sonidos, sino también cantar palabras, habitar letras. Creo que eso es cantar de verdad, y si no está esa honestidad entonces para mí no tiene sentido cantar”.
MissLupe tiene un talento para combinar lo íntimo con lo político sin perder el ritmo. Desde “Hablarme” hasta “Nuestros besos”, sus letras habitan la frontera entre el deseo y el manifiesto sin complicación alguna, un equilibrio que también traslada a Reset, donde lo emocional se vuelve corporal y genera atracción por sí solo.
En lo que viene siendo un 2025 muy activo para MissLupe, además de estrenar Reset y fundar su propio sello Emotiva, en mayo viajó a China para representar a Argentina en Circuit Mixers, la plataforma internacional de DJs impulsada por la embajada de Suiza. “Fue una experiencia bastante psicodélica pero cercana y amable —cuenta—. La gente que nos recibió fue súper abierta y generosa con todo lo que compartimos, y también nos mostraron su mundo de una manera muy cálida”.
Pronto emprenderá una gira por Europa, con fechas en Suiza y otras ciudades. Al pensar en qué es lo que más la entusiasma de este nuevo capítulo, no duda: “La potencia de este momento. Este disco es largo, complejo, y la gente lo está recibiendo muy bien. La música me permite habitar preguntas sin respuesta. Y ahí, en Reset, están todas”.