España coge ritmo. Así lo refleja el Anuario de la música en vivo de 2025 de la Asociación de Promotores Musicales (APM), que sitúa el pasado año en récord con la venta de 725,61 millones de euros en entradas en conciertos, festivales y eventos de música en vivo o en directo. La facturación ha crecido de forma consistente excepto en el periodo de la pandemia (2019-2021), acumulando un alza de los ingresos del 360% en la última década.

Dicha facturación adquiere una mayor dimensión si se tiene en cuenta toda la actividad que rodea la industria, en donde participan pymes de todos los sectores, como montaje y desmontaje, seguridad, merchandising, limpieza, alimentación y bebidas, o atención médica, entre otros.

Sympathy for the Lawyer (SFTL) e Incentiva Music han realizado un estudio donde concluyen que a nivel macroeconómico el impacto en la economía española fue de 5.314 millones en 2024. Esta cifra agrega a la venta de entradas los ingresos directos por barras, experiencias prémium, patrocinios y merchandising, la actividad en hostelería, transporte y negocios locales, y el flujo inducido por el gasto e inversión de las empresas y trabajadores de la música en vivo. En concreto, el 54% de la cuantía (2.883,72 millones) corresponde a los ingresos que se generan para hoteles, restaurantes o transporte; el 23% (1.222,38 millones) supone el gasto o consumo que realizan los empleados y proveedores del sector de la música en vivo, como empresas y trabajadores de artistas, producción, alquiler de equipos, transporte y seguridad, entre otros, y otro 23% (1.209,33 millones), incluye la venta de entradas y otros ingresos directos generados como la compra de bebidas, comida, patrocinios, experiencias prémium y merchandising.
Además, desde SFTL e Incentiva Music estiman que los conciertos y festivales supusieron una recaudación directa para las arcas del Estado (y de las Haciendas forales) de entre 1.200 y 1.600 millones de euros en 2024, incluyendo IVA, IRPF, impuesto sobre sociedades y cotizaciones a la Seguridad Social.
El 54% de los ingresos es para hoteles, restaurantes y transporte; el 23% se genera en las entradas
Para Manuel López, co-CEO de Sympathy for the Lawyer e Incentiva Music, se trata de “cifras muy buenas que sitúan a la música como la mayor industria cultural del país. Pero todavía estamos por debajo de nuestro potencial. Hay países como Reino Unido o Estados Unidos con una participación superior a su PIB. Creo que España puede y debe aspirar a convertirse en una de las mayores potencias en turismo musical del mundo. Tenemos condiciones más favorables que otros territorios: contamos con excelentes infraestructuras para el turismo, así como un tejido de profesionales y empresas de máximo nivel en producción de eventos y espectáculos musicales, buenos recintos, una de las mejores redes hoteleras, un clima favorable y una gran oferta gastronómica, de ocio y cultural más allá de los propios conciertos”, señala.
En cuanto a la generación de empleo, López apunta a que un estudio de Live DMA calcula que “los conciertos generan un empleo directo por cada 200 asistentes, y hasta tres indirectos en sectores auxiliares. Los festivales y grandes conciertos en arenas y estadios pueden movilizar entre 500 y 3.000 trabajadores durante su producción, con un efecto multiplicador en la economía local y regional”.
Cada evento genera dos empleos directos por cada 200 entradas; pueden movilizar hasta 3.000 personas
El grupo PennyWise se dedica a la contratación de personal técnico para carga y descarga, montaje y desmontaje. “Hay una cantera que proviene del área de imagen y sonido que les puede servir de experiencia. Hay gente destacada que termina con contratos fijos en las compañías que necesitan personal auxiliar básico”, dice Miguel Maroto, director comercial en Madrid.
El ejecutivo confirma que la industria vive un momento histórico en todos los sentidos. “Se vende todo; con el concierto de Tailor Swift tuve que pedir ayuda a mi competencia para fichar personal; fue lo nunca visto. En 2024, con el estadio Santiago Bernabéu y el Metropolitano, conseguimos duplicar la facturación, también las grandes promotoras…; la maquinaria se multiplicó. Ahora los conciertos son un show, se han convertido en una experiencia para los asistentes”, sostiene.
Ante el éxito que están teniendo los espectáculos, Maroto se cuestiona si el sector ha entrado en una burbuja. “Se están reservando fechas de conciertos hasta para dentro de dos años”, asegura.
Falta de personal y espacios
El profesor de OBS Business School, Albert Guivernau, afirma que “antes de la pandemia España estaba sobre el puesto número 20 como escenario de la música en vivo a escala global y ha escalado hasta el 15. Está muy vinculado al crecimiento del turismo en nuestro país. Hay festivales a los que llegan hasta 134 nacionalidades, como en el Primavera Sound”.
Para Guivernau, uno de los principales problemas del sector es la escasez de mano de obra. “Los festivales tienen difícil encontrar a buenos profesionales, ya sea en áreas de sonido, organización, montaje de escenario…. También hay una escasez de espacios; se congrega a muchas personas durante días diferentes y no es sencillo encontrar un lugar disponible. Igualmente, hay muchas diferencias entre la legislación aplicable en las distintas comunidades autónomas e incluso municipios, y esto dificulta que el mercado de la música en vivo pueda actuar de forma unitaria”, añade.
Por otro lado, el uso de la tecnología personal es un factor que ha ido ganando peso en este tipo de eventos. Baseus, una compañía de soluciones diseñadas para mejorar la experiencia del público en conciertos y festivales, dispone de “cargadores rápidos y baterías portátiles de alta capacidad que permiten a los asistentes mantener sus dispositivos encendidos durante todo el evento, algo esencial en un entorno donde capturar, compartir y vivir el momento es clave”, explica Teddy Zhu, general manager de Iberia. El ejecutivo asegura que “la demanda en España es muy positiva y sigue en aumento”, y que el mayor interés por parte de los espectadores “es la posibilidad de recargar sus móviles sin tener que interrumpir su experiencia en el evento”.

Con respecto al desarrollo de la tecnología en los eventos musicales, el cantante Coréon Dú comenta que “aunque existen múltiples herramientas de conectividad digital, las presentaciones en vivo siguen siendo un mecanismo esencial en la construcción de una trayectoria profesional”. Como artista independiente, mantiene una “mentalidad flexible y una estructura adaptable”. “Mi equipo base suele estar compuesto por un equipo más administrativo, como la persona responsable de la contratación de actuaciones y un profesional jurídico que me apoya con temas contractuales”, dice. Coréon Dú también ha trabajado con orquestas sinfónicas, tríos de jazz y bandas completas.
Con respecto a la rentabilidad que le reportan este tipo de actuaciones, el artista reconoce que es “difícil” de argumentar. “Hoy en día, es raro que un artista pueda depender únicamente de los ingresos generados por una sola vía, ya sea conciertos, festivales, streaming, etc. Las actuaciones en vivo sí representan una fuente de ingresos, pero también requieren una considerable inversión de tiempo y recursos”, señala. En este sentido, Maroto afirma que “se invierte tanto que a veces no se gana; hay pinchazos en algunas producciones”, asegura. El futuro de la música en vivo apunta alto para los próximos años. “Probablemente se bata récord por dos motivos: las entradas para 2025 están prácticamente vendidas y hay grandes artistas que van a volver de gira. Del igual manera, las proyecciones son muy buenas para el turismo, y esto atrae el interés de muchos inversores”, indica Guivernau. El año pasado Bruce Springsteen fue el artista internacional con más entradas vendidas en nuestro país; los cinco conciertos congregaron a más de 275.000 personas. Por detrás se situó Karol G con cuatro conciertos en el Santiago Berbabéu y 219.000 entradas.
Los pros y los contras de la industria
Presión. Sobre las principales preocupaciones de la industria de la música en directo, Manuel López, de Sympathy for the Lawyer e Incentiva Music, sitúa en primer lugar “la reventa ilegal de entradas, que supone una flagrante vulneración de derechos de artistas y empresas del sector, además de un importante volumen de fraude para el público”. A esto se ha sumado “una fuerte presión vecinal contra los conciertos y festivales, que pueden hacer peligrar un buen número de eventos y su impacto cultural y económico” y “el alto grado de incertidumbre en la concesión de licencias para realizarlos que en muchas ocasiones no se emiten hasta el mismo día del evento”.
Incentivos. La Ley del Impuesto sobre Sociedades establece un incentivo fiscal para los promotores de conciertos y festivales. Según el artículo 39.7 LIS, esa deducción se puede aplicar por parte de empresas y autónomos de cualquier sector siempre que apoyen financieramente estos proyectos culturales. “Este sistema ha generado mucha confianza e interés en miles de empresas que buscan rentabilidad y ahorro fiscal, y supone un apoyo económico clave para los promotores musicales en la actualidad”, dice López. “El sector de la música en vivo ha crecido un 360% en los últimos 10 años y ha ido en paralelo a la implantación y mejora del régimen de incentivos fiscales culturales”, agrega.