Un profundo dolor se apoderó del fútbol argentino. Es que en las últimas horas murió Marcos Barlatay a los 51 años. Así lo confirmó el club Sportivo Baradero, donde se desempeñaba como entrenador.
La noticia conmocionó a la comunidad futbolística de Baradero y a quienes siguieron la trayectoria de un jugador y técnico que dejó huella en varios equipos del país y del extranjero. “Con profundo dolor, despedimos al hijo dilecto de esta institución, gran técnico, jugador y amigo”, expresó la entidad bonaerense en sus redes sociales, reflejando el aprecio y la cercanía que mantenía con la institución de su ciudad natal.
«Con mucha tristeza despedimos a Marcos Barlatay, quien vistió la camiseta de Huracán. Fuerte abrazo a su familia, amigos y a todos los que compartieron equipo y vida con él“, escribió en su cuenta de X, el presidente del club quemero Alejandro Nadur.
En la misma sintonía, Arsenal de Sarandí expresó: “Lamentamos informar el fallecimiento de Marcos Barlatay, jugador de nuestra institución en la temporada 1995/1996. Acompañamos a sus familiares y amigos en este duro momento”.
«Lamentamos profundamente el fallecimiento de Marcos Barlatay, jugador con paso en la institución en la temporada 1999/2000. Enviamos nuestras condolencias a sus familiares, amigos y seres queridos en este difícil momento», se sumó Quilmes en sus redes sociales.
Nacido en Baradero, Marcos Barlatay inició su carrera en las divisiones inferiores de Independiente, aunque no llegó a debutar en Primera. Su debut como profesional comenzó en el Nacional B con Arsenal de Sarandí durante la temporada 1995-96. En ese ciclo, disputó 22 partidos y anotó un gol, dando sus primeros pasos en el fútbol del Ascenso y mostrando las características que lo llevarían a recorrer distintos equipos del país.
La temporada siguiente, se incorporó a Godoy Cruz de Mendoza, donde no solo se consolidó como titular, sino que también fue designado capitán, un reconocimiento a su liderazgo y entrega en cada compromiso. La hinchada del Bodeguero lo recuerda con cariño, ya que integró un plantel que estuvo cerca de lograr el Ascenso a la máxima categoría. En ese equipo compartió vestuario con figuras de la categoría como Daniel Hernández y Martín Astudillo.
Su recorrido continuó por Gimnasia y Tiro de Salta, donde sumó experiencia en el interior del país, y luego se sumó a Huracán durante la temporada 1998-99. En el Globo jugó 20 encuentros y convirtió tres goles, dejando una marca imborrable en la memoria de los quemeros. Uno de esos tantos resultó especialmente significativo: en 1999, anotó en el último minuto de un clásico frente a San Lorenzo, un grito que se transformó en uno de los momentos más recordados de su carrera. La emoción de esa conquista consolidó su lugar en la historia reciente de la institución de Parque Patricios.
Posteriormente, defendió los colores de Quilmes y Nueva Chicago, donde logró el Ascenso, un hito importante tanto para el Torito como para su trayectoria personal. Su paso por estos equipos evidenció su capacidad de adaptación y su compromiso con cada camiseta que vistió.
La carrera de Barlatay también tuvo un capítulo internacional. En una época se mudó a Italia para jugar en el Spezia Calcio 1906, donde permaneció hasta 2003. Allí, disputó siete partidos, aunque no logró marcar goles. Su etapa en el fútbol europeo se vio truncada por una lesión crónica que lo obligó a retirarse a los 30 años, una decisión difícil que marcó el inicio de una nueva etapa en su vida vinculada al fútbol desde el otro lado de la línea de cal.
En total, acumuló 149 partidos y 12 goles en la Primera y Segunda División del fútbol argentino. Las lesiones acompañaron su recorrido desde temprano: sufrió una fractura de peroné durante su paso por Independiente, y más adelante, problemas en el tórax y el tobillo mientras jugaba en Huracán limitaron su continuidad y rendimiento. Estas dificultades físicas influyeron en su trayectoria, pero no impidieron que dejara una huella en cada club por el que pasó.
Tras colgar los botines, se mantuvo ligado al fútbol. Primero se desempeñó como representante de jugadores y luego asumió el desafío de la dirección técnica, regresando a su ciudad natal para dirigir a Sportivo Baradero. Bajo su conducción, el club logró la clasificación al Torneo Argentino C tras imponerse en la final de la Alianza San Pedro – Baradero, un logro que revitalizó el entusiasmo de la institución y de la comunidad local. Además, dirigió al CADU.
A lo largo de su carrera, Barlatay tuvo la oportunidad de trabajar con entrenadores de renombre en el fútbol argentino. Entre ellos, destacó como colaborador de Miguel Brindisi, uno de los estrategas que más enseñanzas le dejó, aunque también estuvo bajo la conducción de figuras como César Menotti, Humberto Grondona, Oscar Garré, Héctor Enrique, la dupla Oscar López – Oscar Cavallero, Ricardo Rezza, Alberto Fanesi, Alberto Pascutti y Carlos Babington. La influencia de estos entrenadores enriqueció su visión del juego y su posterior labor como director técnico.