Ya sea por la pérdida de un ser querido, la renuncia a un empleo o el fin de una relación, el duelo varía según cada persona y los tiempos no son iguales. Un estudio reciente, publicado en la revista Social Psychology Today, reveló que en los vínculos emocionales el proceso puede extenderse hasta ocho años, aunque la experiencia es distinta en cada caso.
La investigación, dirigida por Jia Y. Chong y Chris Fraley, incluyó a 328 adultos que habían mantenido relaciones de al menos dos años y cuya separación se había producido, en promedio, cinco años antes del estudio.
La muestra, compuesta en un 57% por mujeres y con una edad media en la treintena, respondió a cuestionarios diseñados para medir el apego emocional hacia sus exparejas y hacia personas desconocidas, lo que permitió a los investigadores comparar la intensidad de los vínculos.
Según un estudio difundido por Psychology Today, los modelos estadísticos mostraron que, con el tiempo, el apego emocional tras una ruptura tiende a desaparecer por completo, equiparándose al que se siente por un desconocido. “A largo plazo, el vínculo afectivo llegó a cero en los modelos estadísticos”, indicó el informe. El hallazgo sugiere que la mayoría de las personas logra superar a las exparejas, aunque el proceso puede ser extenso.
El estudio identificó que se requieren aproximadamente 4,18 años para alcanzar la mitad del proceso de disolución del vínculo emocional, y que la desvinculación total suele producirse alrededor de los ocho años. Sin embargo, Psychology Today subrayó que la variabilidad individual es considerable: algunas personas mantienen un apego emocional más fuerte hacia sus exparejas incluso muchos años después de la ruptura, mientras que otras logran desvincularse antes.
Entre los factores que influyen en la duración del apego, el contacto continuado con la expareja se destacó como el predictor más relevante. “El factor más importante para predecir la continuidad del vínculo emocional con la expareja fue si se seguía manteniendo el contacto con ella”, explicó el artículo.
Además, las personas con altos niveles de ansiedad tendieron a experimentar vínculos más persistentes, mientras que el hecho de tener hijos en común generó un apego inicial más fuerte, aunque este se desvaneció más rápidamente en comparación con quienes no compartían hijos.
El estudio también exploró la influencia de otros factores, como el género y la existencia de nuevas relaciones sentimentales. Según publicó Psychology Today, ni el hecho de iniciar una nueva relación ni el género de los participantes alteraron significativamente la velocidad con la que se disolvía el vínculo emocional con la expareja.
La investigación, revisada por Lybi Ma, aporta datos relevantes para quienes atraviesan rupturas difíciles, al mostrar que el desapego emocional es un proceso que, aunque puede ser extenso, tiende a completarse con el tiempo para la mayoría de las personas. “Los datos muestran que, en algún momento, casi todas las personas superan por completo a sus exparejas y no tienen un vínculo emocional más fuerte con ellas que con un desconocido”, destacó el medio.
El artículo original, firmado por Sebastian Ocklenburg, profesor de métodos de investigación en psicología en la Facultad de Medicina de MSH Hamburgo, Alemania, contextualizó estos hallazgos dentro de la literatura científica sobre el apego y la resiliencia emocional tras las rupturas amorosas.
La investigación de Ocklenburg se centra en la zurdera y las asimetrías cerebrales, aunque en esta ocasión abordó la estabilidad de los vínculos afectivos post-ruptura.
Aunque la duración del proceso de desapego puede sorprender por su extensión, la evidencia científica respalda la posibilidad de superar completamente los lazos emocionales con una expareja, incluso en relaciones de larga duración.