Néstor Subiat vive en Europa hace décadas. Allí es embajador de Platense

“Estoy contentísimo, muy contento. Gracias a Dios, los entrenadores Favio Orsi y Sergio Gómez supieron hacer un equipo con jugadores buenos y útiles. No son extraordinarios, pero sí un equipo muy competitivo. Yo diría que, con casi sin nada, estos entrenadores hicieron un equipo muy, pero muy bueno”. De esta manera, muestra su felicidad a casi 12 mil kilómetros de distancia, Néstor Subiat, embajador de Platense en Europa, y uno de los máximos ídolos del conjunto de Vicente López.

El Pájaro Subiat, de 79 años, llegó al Calamar en 1967 y estuvo allí durante cuatro temporadas. El ex delantero marcó 39 goles en más de 130 partidos, en un equipo que llegó hasta las semifinales del Metropolitano 67, instancias en las que perdió 4-3 contra el Estudiantes de Osvaldo Zubeldia. “Integré el mejor equipo de Platense de su historia, dirigido por el maestro Don Ángel Labruna”, remarca el oriundo de Bragado.

Además de haber jugado en el Marrón y Blanco, Subiat también se desempeñó en Vélez Sarsfield y Colón de Santa Fe antes de partir hacia Millonarios de Colombia. Luego, se fue a Francia para defender los colores del Souchax y el FC Mulhouse, donde se retiró con 30 años. Desde 1973, Subiat está asentado en Estrasburgo junto a su familia, integrada por esposa y cuatro hijos que viven entre Francia y Suiza. “Ni bien me vine para Europa, mis padres me dijeron ‘quédense allá, quédense si pueden porque en la Argentina la situación está muy difícil´. Así que nos quedamos en Europa, y luego trajimos a mis padres y a mis suegros para acá”, explica en diálogo con Infobae.

– ¿Qué es su vida hoy?

– Estoy viviendo en Francia. En una ciudad muy cerca de Estrasburgo, a 25 kilómetros de Basilea, Suiza. Estoy muy cerca de la frontera, tanto suiza como alemana. Primero jugué en Sochaux, Francia. Después, fui a FC Mulhouse de la segunda división francesa. Estuve mucho tiempo trabajando en las divisiones inferiores. Esta región se llama Alsacia, donde se habla un dialecto que es una lengua alsaciana, que es más parecido al alemán que al francés. Desde 1973 estoy acá, toda una vida.

– ¿Por qué decidió quedarse allá?

– Muy buena pregunta. Llegó un momento en el que yo estaba acá, y mi señora en Argentina, con mis cuatro hijos. Entonces, decidimos con un poco de tristeza dejar el país de origen. Porque junto con mi señora pensamos que el futuro estaba en Francia. No solamente para mi vida deportiva, sino para los chicos también, para sus estudios y otras cosas. En Argentina, no nos faltaba nada, pero bueno, así se decidió.

– ¿En qué año llegó su familia a Francia?

– En 1973, en un crucero de la línea C. Llegaron después de 17 días de haber salido de Buenos Aires. Los fui a buscar a Barcelona, donde arribó el barco. En esa época, no era muy usual ir avión. No solamente era poco usual, sino que para mi señora y mis cuatro chicos los boletos salían caros. Así que como me dijeron ellos, fue un viaje de placer. Fue un viaje de placer en un barco que parecía una ciudad en el agua, con cine y muchas comodidades. Mi señora se vino sola, con los chicos que tenían 8, 7, 2 años y medio, y un año.

Subiat integró el recordado equipo de Platense de 1967, dirigido por Ángel Labruna

– ¿Cómo surgió la posibilidad de ir a jugar a Francia?

– Yo estaba jugando en Platense. Luego, me fui a Millonarios de Colombia, con dos años de contrato. Estando en mi casa en Buenos Aires, un empresario muy conocido de esa época me llamó y me dijo “Néstor ¿le gustaría jugar en Europa?”. Yo le respondí “Sí, señor, pero tengo dos años más de contrato en Millonarios”. “De eso no se preocupe”, me aseguró mi ex representante. Primero vine a Sochaux, donde me quedé un año. Pero el problema fue que en esa época solamente cada equipo francés podía tener dos extranjeros. Yo podía ser francés, porque mi bisabuelo era de origen vascofrancés. Entonces, lo comenté en el club y trataron de hacerme los papeles, pero no llegaron. En un momento dado, llamamos a nuestros padres. Estoy con el corazón roto, de solo recordarlo.

– Se lo escucha emocionado…

– Sí, eso me emociona un poco. Mis padres me dijeron “quédense allá, quédense si pueden porque en la Argentina la situación está muy difícil”. Así que nos quedamos en Europa, y luego trajimos a mis padres y a mis suegros para acá. Después, hemos viajado casi todos los años a la Argentina y cada dos años vamos para allá. Tuvimos últimamente problemas por asuntos de la pandemia. Pero sino, casi prácticamente todos los años fuimos a la Argentina.

– Néstor, ¿a qué edad y en qué año se retiró?

– A los 30 años me retiré en el Mulhouse. Luego, hice el curso de entrenador. ¿Sabe con quién hice el curso de técnico? Con Arsene Wenger, el que dirigió el Arsenal. Lo admiro. Dos veces me invitó en Inglaterra. Es muy amigo, Arsene. Nació en Estrasburgo, y vino a jugar conmigo al Mulhouse, así que compartimos equipo. Él era el número 8, yo el 10.

– ¿A qué se dedicó en Francia?

– Justamente a entrenar a los chicos. Y reclutador también. Como ya tuve ese contacto con Suiza, me contactaban a veces por preguntarme por un chico así y así. Yo averiguaba, y terminé también siendo entrenador de juveniles en Milhouse. Seguí vinculado al fútbol de alguna manera.

– ¿Ejerció como entrenador alguna vez?

– Sí, pero a nivel más de juveniles, que de senior. Es decir, primero con mi club, con el Mulhouse, que fueron seis o siete años. Después, había clubes regionales que me pidieron, y estuve entre dos y tres años. Pero siempre siguiendo el fútbol, digamos. Estuve como 14 años y me fui al Basilea Club, que está cerquita. Entonces, traía bastantes chicos acá, a la región frontera francesa que son muy buenos. Hay algunos jugadores que estuvieron ahí. Yo conocí desde chiquito a Shaqiri y a Yann Sommer, arquero de la selección suiza. Jugadores muy interesantes.

– ¿Es verdad que enfrentó al Santos de Pelé, que le regaló su camiseta?

 – Sí, cuando jugaba en Millonarios, en Bogotá, el estadio El Campín era un lugar donde todos los equipos extranjeros, latinoamericanos principalmente, hacían gira; como la hice con Vélez en su época. En un momento dado, el Santos vino a Colombia, a jugar con Pelé y Coutinho. El arquero del equipo era Agustín Mario Cejas, ex Racing Club, al que nunca le pude hacer goles en Argentina. Entonces, sabiendo que estaba él, yo me voy un día antes al hotel donde concentraban. Pido hablar con Cejas y me recibe, porque había una amistad de adversarios. En el hotel, lo veíamos todos los días. Entonces, bajó Agustín y me dijo: “Néstor, ¿qué tal? ¿Todo bien?”. Le dije “bien Agustín. Ya sé que estás jugando acá, fenómeno. Mira, te quiero pedir un favor. ¿No le podés decir a Pelé si puede venir un minuto? Porque le quiero pedir la camiseta, porque si no, mañana en el partido todos van a ir a pedírsela”.

– ¿Qué pasó entonces?

– Agustín lo llama a Pelé, que baja y le dice “mira Edson, este muchacho es adversario mío y mañana juega contra nosotros. Quiere tener tu camiseta”. Pelé me mira y dice “no hay ningún problema, ningún problema”. Dicho y hecho. Al otro día del partido, perdimos 3 a 2, yo hice el segundo gol de cabeza, y me dio su camiseta.

Subiat se fue a jugar a Europa en la década del 70 y se radicó en el Viejo Continente

– ¿Volvió a cruzarse a Pelé?

– Sí, hace más o menos 20 años, cuando vino a Suiza, a un congreso de la FIFA. Entonces, me encontré con él y yo estaba con mi hijo. No se acordaba específicamente de mí, pero le mostré la foto que nos sacamos en El Campín de Bogotá. También, tuve la suerte de jugar con el Pelé blanco.

– ¿Quién fue?

Dragoslav Sekularac, quien murió hace muy poco en Estados Unidos. Fue el mejor número 10 yugoslavo de la historia. Jugaba en Estrella Roja, de Belgrado, y le decían “el Pelé Blanco”. Vino a Millonarios, fue como jugar con mi ídolo. Cuando se fue, estuvo un año, año y medio, y me dijo “vas a venir a verme a Belgrado”. Le respondí “dame la dirección”. Pasaron cuatro o cinco meses y me invitó a estar diez días en Yugoslavia para ver los partidos de Estrella Roja. Fui a verlo. Pelé fue el jugador más extraordinario que enfrenté, y que vi en una cancha. Lógicamente, en los últimos años, sin ninguna duda, el mejor de la historia es Lionel Messi, a quien conocí en Argentina con mi hijo y también en Basilea, en un partido que vino a jugar con la Selección. Estaba Carlos Bilardo en la delegación argentina como secretario de selecciones.

– ¿Pudo dialogar con Messi?

Sí, es un pibe extraordinario, un pibe de barrio. Sinceramente, en todos los sentidos. Es argentino y muy admirado en Europa. Otro grande también que vi jugar fue Johan Cruyff en Barcelona y en la selección de Holanda. La gente en la calle me pregunta: “¿Por qué apreciamos a Messi?”. Les digo que es un gran jugador y muy buena persona. Como es con la familia, también es con sus hijos. No es fácil, pero él sí tiene posibilidades, no hay ningún problema. Un pibe bárbaro, bárbaro, bárbaro. Es un honor ser argentino como él. Los franceses me dicen que no merecimos ganar el Mundial de Qatar. Cuando quieren discutir sobre la final, les digo “fuimos los mejores, sin ninguna duda”.

– ¿Cuáles son sus primeros recuerdos de Platense?

– Muchísimos, muchísimos grandes recuerdos. Primero, cómo vengo a Platense. Después de Vélez, voy a Colón de Santa Fe porque hubo un acuerdo entre ambos clubes. Vélez quería al Pulga Ríos, número 8, y Colón me quería a mí. Entonces, jugué un año y siempre me llevé muy bien con el representante Don Félix Latrónico, quién es el yerno de Roberto Saporiti. Fue justamente el primer año que Ángel Labruna va a Platense y habla con Don Félix por mí, y por Luis Medina, quién había jugado en All Boys. Estuvimos juntos en Millonarios, yo como el número 10 y él con el 11. La rompíamos, la verdad. Y Don Latrónico fue el que se ocupó de hacerlo venir a Platense con Don Ángel.

– ¿Fue en el mejor momento de su carrera?

– Sí, integré el gran equipo de 1967. Yo siempre digo, cuando me preguntan, que integré el mejor equipo del Platense 67, dirigido por el maestro Don Ángel Labruna.

– ¿Qué tenía ese equipo?

– Teníamos todo. Primero, antes que nada. ¿Qué le parece a usted un entrenador qué cuando ya íbamos por el túnel de cualquier cancha, nos decía como de costumbre “hagan un gol más que ellos”? A partir de ahí, se formó un equipo de amigos y buenos compañeros. Jugábamos un muy buen fútbol. Salimos primeros en el grupo B. Ese partido, en la cancha de Estudiantes (por las semifinales), lo ganábamos 3-1, nos empataron 3-3. A mí me sacó Poletti un gol hecho para el 4-3, y finalmente nos eliminaron 4-3. Todo el mundo decía en esa época que éramos el mejor equipo en 1967. Jugábamos al fútbol, hacíamos goles y nos divertíamos, nos divertíamos.

– ¿Se parecía en algo al equipo de hoy?

– Yo no conozco de mi carrera para abajo, pero en adelante, sin ningún tipo de duda, sin ninguna duda, fuimos el mejor equipo de Platense. Juan Carlos Hurt, Domingo Aranda, Leonardo Mansuetto, Jorge Recio, Juan Carlos Murúa, Gualberto Muggione, Néstor Togneri, Subiat, Fernando Lavezzi, Carlos Alberto Bulla, y Luis Medina. Después estaba Valdés, el chico que fue a jugar a Valencia. Y justamente lo que decía Don Ángel es lo que pasaba en los partidos. A veces, ganamos 3 a 2, nos hacían 2, pero nosotros hacíamos más goles.

– ¿Qué le genera el Platense de hoy?

Estoy contentísimo, muy contento. Gracias a Dios, los entrenadores Favio Orsi y Sergio Gómez supieron hacer un equipo con jugadores útiles, con buenos jugadores, no extraordinarios, pero sí un equipo muy competitivo. Yo diría que con casi sin nada, estos entrenadores hicieron un equipo muy pero muy bueno. Hay chicos que juegan muy bien, seguro.

– ¿Es el embajador de Platense en Europa?

– Sí, sí. A veces me cuestionan por algunas cosas, pero eso me lo regalaron hace más o menos cuatro o cinco años. Me siento muy bien con esa gente que comanda Platense. Esa gente me trató muy pero muy bien a mí, sinceramente. En mi época, simplemente los jugadores respondíamos en el terreno de juego. Íbamos a divertirnos. Seriamente te lo estoy diciendo, ¿te das cuenta? Porque nuestro fútbol, era un fútbol de toque, muy simple pero muy, muy eficaz.

En 2021 Platense nombró a Subiat embajador del equipo en Europa

– Y este equipo que puede llegar a consagrarse va a quedar en la historia también, ¿no?

– Mirá, este equipo ya demostró mucho. Primero, superó a Racing de visitante. Luego, a River en el Monumental y a San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro. Para un equipo chico, es muy bueno, porque nosotros somos un equipo chico, pero en el 67 estábamos entre los grandes. Yo tengo una satisfacción, una alegría, una emoción fabulosa, porque no es fácil lo que han hecho estos pibes. Y eso tiene mucho que ver con el cuerpo técnico primero y los jugadores después. Ojalá que se les dé, ojalá que se les dé, porque es una institución con mucha historia.