El primer consejo parece destinado a proteger la identidad de las mujeres que ofrecen: bloquear Argentina en las zonas donde se ofrece el servicio erótico virtual. Sin embargo, el tip de la jefa del burdel en San Justo está vinculado a blindar el negocio de una organización trasnacional con base en España y sede en San Justo, dedicada a la explotación de mujeres en la industria de contenido erótico.

Una investigación de la Justicia Federal de Morón, a cargo del fiscal Sebastián Basso y llevada adelante por la PSA, develó la existencia de la estructura criminal que realizaba transmisiones en vivo de videos de contenido sexual, a través de una plataforma denominada “Olecams”.

Lo hacían para clientes de distintas partes del mundo, pero esencialmente, españoles, desde un “estudio” ubicado sobre la calle Juan Manuel de Rosas, justo al lado de la Dirección de Tránsito de la Municipalidad de La Matanza.

Aviso del reclutamiento del burdel virtual San Justo

La encargada o “manager” del prostíbulo digital en San Justo, según la causa, era Romina R.R., quien captaba a mujeres “con necesidad de trabajar”. En Instagram, buscaba “Modelos – Chicas entre 18 y 40 años. Con o sin experiencia. Creadoras de contenido para empresa Europea WebCam – Les prometía buen ambiente laboral y ganancias en dólares y en euros.

Una vez dentro, las hacía trabajar “durante extensas jornadas, sin contrato y bajo amenazas”, según el expediente, en manos del juez federal Jorge Rodríguez.

En la plataforma, la jefa del burdel tenía un alias, al menos, llamativo: “Pampita”. “Tu cuerpo, tus besos, tus gemidos son solo míos”, era la frase con la que buscaba enganchar a los usuarios. A raíz de una denuncia, la PROTEX tomó el caso y Gendarmería realizó algunas tareas investigativas en el lugar.

Los efectivos encubiertos visualizaron a mujeres de entre 18 y 55 años, entrar y salir llevando computadoras, aros de luz, cuadros y peluches, entre otras cosas. Más tarde, se sumaron efectivos de la policía aeroportuaria.

Los detectives accedieron a un audio en el que “Pampita” daba los tips a las ingresantes: “Es como si fuera un chat donde nosotras hablamos. Es todo a través de la web, si es todo atrás de la computadora. Es una página erótica ¿Bien? Y lo que tenés que hacer es chamuyar. Esto es como si vos conocieras a alguien por Instagram, por Facebook y nada, lo chamuyas y lo chamuyas”, explicaba “Pampita”.

“Van a haber veces que te van a pedir cosas y vos vas a estirarla dar, mientras más vos lo puedas retener, más dinero vas a generar», aseguraba la manager, quien arrancó como “modelo” de la plataforma y, tras varios años en ese rol, escaló al rol de coaching.

“Nosotros siempre vamos ahí al límite de la estafa”, reconoció pero evaluó: “No lo podemos estafar porque ellos están pagando por un servicio (…) Todo empieza por él, hola ¿Cómo estás? ¿De dónde sos? ¿Qué edad tenés? El tipo te va a decir “soy español”. Y vos le decís: “Ay, yo no sabía que iba a hablar con gente de España, qué lindo España, qué lindo sería conocer y la idea es que vos lo vayas llevando morbosamente a una charla. Yo considero que nosotras tenemos un poder que ya con hablar e intentar una historia, tipo nada, son re calentones“, siguió.

Luego, trató de convencer a una mujer que no sabía que debía prestar un servicio erótico. “Si vamos a la playa o vamos a una quinta, estamos en bikini y nos ven gratis y nos ven de onda (…) ¿Me explico? Y llegar a estar en ropa interior y poder seducirlo… Esta clase de usuarios ya entran, en un 80 por ciento, calientes ¿Me entendés? Y que vos le digas un par de cosas, ya lo tenés, que te pague, que empieces a bailar y que tararara, lo tenés cocinado».

Al parecer, “Pampita” domina muy bien el arte. “Yo no quedo desnuda totalmente porque yo soy muy chamuyera, a ver he hecho comprar mate, he enseñado a jugar al truco, he mirado películas con ellos, o sea por eso soy muy buena coach. A ellos les encantan las argentinas, les encanta la tonada que nosotras tenemos”, aseguró.

El perfil de Instagram desde donde se realizaba el reclutamiento

En ese sentido, recomendó: “Ustedes a la hora de conectar tienen que estar vestidas como si fueran a una cita ¿Entendés? Vos cuando vas a una cita pensás en todo, o sea desde la ropa interior hasta lo que te vas a poner arriba. Mientras vos más ropa tengas, más van a tardar en quitarte ¿Me explico? (…) Porque así vos despacito, me agarro un poquito de calor, me quito esto…“.

De acuerdo a la manager del burdel, “las argentinas es el producto más vendido”. “Ellos se enamoran, se quieren casar”, puntualizó.

Por último, “Pampita” prometió que a la interesada que podría sacar unos 500 euros y “de ahí para arriba”. “Si bien algunas hacen 300 u 800, otras llegan a hacer mil euros y otras dos mil”. “Depende de tu ambición”, deslizó.

Lo que no aclaró en ese audio es que todas las “modelos” eran monitoreadas y vigiladas con cámaras mientras trabajaban por los jefes de la organización. Tampoco que algunas de ellas “le tenían miedo”, tal como surge de la causa.

Además, el dinero no iba directamente al bolsillo de las mujeres convocadas, sino a una billetera digital de la encargada del prostíbulo. Un hombre, de nombre Lucas, se encargaba de dar los pagos en dólares, entre el segundo o tercer jueves de cada mes.

La mayor parte de las ganancias iban a España, a una mujer de 56 años, identificada como Ruth Z. Antes de llegar a las modelos, la recaudación pasaba por las manos de Ruth A., una chilena que, además, tendría los derechos de autor de la web erótica. Actuaba junto a Félix G.A.. Ambos registran varias entradas al país desde Chile.

Con todas las evidencias recolectadas, Rodríguez ordenó allanamientos el 22 de mayo, el día de pago, cuando las víctimas se reunirían en “el estudio” de San Justo para recibir el sobre con el pago. En el procedimient se detuvo a tres personas, se recató a 17 mujeres y se secuestraron 24.300 dólares, 1.543.100 pesos y 1.000 pesos chilenos.

Este viernes, los imputados se negaron a declarar. Ahora, la causa sigue la toma de testimonios de las víctimas del delito de trata de personas.

“Algunas -dijeron- no se consideran como tales. De hecho, la madre de una de ellas llamó al juzgado para ver si podía seguir trabajando porque ganaba mucha plata”, reveló una fuente.