La llaman Sra Dinamita. Pero ella transmite serenidad. Habla bajo y pausado, en un español fluido, es cálida y sencilla y tiene la mirada luminosa. Conversar con ella es interesante, pero verla dirigir una orquesta es una experiencia conmovedora.
“Soy madre de mellizos, griega y artista. Toda mi vida fue arte. Tengo mucha paciencia y determinación y amo a los seres humanos. Creo en los niños, la música y las personas. Mi manera de estar en este mundo es sentir todo a fondo, convivir, compartir, ayudar, cambiar y caminar al lado de los que quieren construir un mundo mejor”, cuenta Zoe Zeniodi, Directora Principal de la Filarmónica de Buenos Aires, durante su charla con NOTICIAS.
Nació en Atenas y su vinculación con el arte comenzó de pequeña. Su abuela paterna era bailarina y decía que su nieta debía tocar el piano, aprender ballet y hablar francés, y así lo hizo. A Zoe le gustaba mucho bailar, pero la música la sedujo por completo. A los seis años comenzó a tomar clases de piano y aprendió a tocar en el piano de la hermana de su abuela, de 1895, que todavía conserva.
Más tarde completó sus estudios en el Royal College of Music de Londres y en la Universidad Mozarteum de Salzburgo. También se formó en dirección orquestal. Es Doctora en Artes Musicales y Artista Diplomada en Dirección de Orquesta por la Universidad de Miami. Y es miembro del Hart Institute of Women Conductors y de La Maestra Academy de la Filarmónica de París.
Desarrolló una carrera de primer nivel, dirigió importantes orquestas y es una de las directoras más destacadas a nivel internacional. Es, además, Directora Artística de El Sistema Grecia.
“Empecé como solista y a los 20 decidí acompañar a cantantes porque me gustaba mucho la poesía y la voz. A los treinta y pico visité a un tío en Miami y, a raíz de un tema de visa, consulté en la Universidad de Miami y me aceptaron para hacer mi doctorado de piano. Allí decidí tomar una clase de dirección de orquesta sin saber nada ni pensar en dedicarme a eso. Pero el profesor, Thomas Sleeper, que fue también mi mentor, era un genio. Después de un mes de trabajar juntos me dijo que debía ser directora de orquesta. Yo le dije: ‘No puedo, soy mujer’. Él se enojó muchísimo, cómo yo podía decir eso. ‘Lo puedes hacer, pero tienes que trabajar muchísimo’, me dijo. Y yo: ‘Ok, vamos’. Fueron años de mucho estudio”, recuerda.
Noticias: Dirigir una orquesta es mucho más que mover los brazos, el cuerpo y la batuta. ¿No?
Zoe Zeniodi: Sí. Hay que tener experiencia y tiempo con la música y con el arte. Entender muy bien el idioma de los compositores y de lo que es música. Quedarse horas infinitas estudiando y entendiendo qué quiere decir cada compositor y por qué lo dice. Interpretar y traducir eso en música. Traducir emociones, sentimientos, pensamientos, profundidad, etapas, niveles, estructura, forma y arquitectura en algo diferente. El director es un medio entre la música, los músicos y el público. Después, tiene que poder inspirar a los músicos y al público y dar un respiro a la obra y a todos para compartir la música. Y, por último, está lo de las manos y todo lo demás.
Noticias: Y es también un líder.
Zeniodi: Un líder es alguien que toma toda la responsabilidad, pero no todo el control. Para poder tener resultados tiene que inspirar y para inspirar tiene que dejar libertades. Tiene que saber cómo y a quién deja la libertad y en qué momento. Si no dejo la libertad a los músicos a expresar y tocar en sus propios sonidos, sus propias voces, no voy a tener nada humano. Dirigir no es hacerlos tocar a todos como yo quiera. La idea, la estructura y la arquitectura son mías, es mi responsabilidad, pero los sonidos y los instrumentos los tienen los músicos. No yo.
Noticias: ¿Cómo maneja su ego?
Zeniodi: Nunca he pensado en esto. Cuando yo hago música siento que desaparezco. La música y el compositor son los protagonistas. Mi ego existe, como el de todos, pero no surge en ese momento. Lo importante ahí es el sonido. Todos los egos se enfocan al sonido y por eso desaparecemos todos. Yo no me acuerdo nada después del concierto, no tengo vista de lo que pasaba, no tengo vista de las paredes, desaparece el lugar, a veces, porque estoy tan enfocada en la música. Es una situación meditativa, y cuando estás meditando no hay ego. Yo hago meditación con la música y fuera de ella.
Noticias: ¿Cómo lo vive emocionalmente?
Zeniodi: Este espacio divino es una experiencia trascendental para mis emociones y para mi cerebro. Estoy tan arriba, me salgo del piso y estoy como elevada. Las emociones, los pensamientos, la determinación, el foco, el centro, todo es tan elevado que es otro tipo de existencia. Es como estar drogado, pero yo no tomo drogas. Esta trascendencia me hace vivir. Son las situaciones donde estoy más viva que nunca.
Noticias: Hay sólo un diez por ciento de directoras de orquesta. ¿Cómo fue su camino hasta llegar a ser una de las principales en el mundo?
Zeniodi: Quizás en este momento somos un poco más del diez por ciento, pero en puestos principales somos menos. El camino para mí no fue fácil, pero no por ser mujer. Nunca tuve un problema ser mujer. Sí por estar embarazada. Me sacaron de mi trabajo de dirección de una orquesta de jóvenes porque estaba embarazada y eso fue en mi país. Con cinco meses de embarazo me dijeron que me tenía que ir porque no querían problemas. En general, me sentí respetada en las diferentes orquestas que estuve y me invitaron a regresar. Lo más importante es llegar a un momento donde no tengamos que hablar más del género de las personas. Si alguien hace su trabajo bien lo invitamos otra vez y ya, sea hombre o mujer.
Noticias: ¿Es cierto que los mismos músicos de la Filarmónica de Buenos Aires la eligieron para ocupar la dirección principal?
Zeniodi: Sí. Yo había venido como directora invitada en el ’23 y en el ’24. El cargo estaba vacante, los músicos votaron y me eligieron como Directora Principal. Así me dijeron. Ser elegida por los músicos es lo que quiere cada director. Es el honor más grande que puede haber.
Noticias: ¿Qué implica ser la Directora Principal y la primera mujer que dirige la Orquesta?