Es duro ver a los ídolos caminar por la cuerda de Tribunales. Para cualquiera que haya crecido a comienzos de los años 90, “Beto” Márcico es Boca. En los años de oro de 1992 a 1995; ganó copas, torneos internacionales, 154 partidos, 15 goles, la banda de capitán. Luego, se convirtió en un empresario inmobiliario, o al menos, eso intentó.
Esta semana, a sus 64 años, casi tres décadas después de su despedida de la Bombonera, Alberto José se sentó ante una cámara digital para una reunión vía Zoom junto con su hijo Lucas, el fiscal acusador Horacio Azzolin y el Tribunal Oral Criminal N.º 1. Los Márcico, defendidos por el abogado Gabriel Palmeiro, se jugaban la chance de una probation; pagar una multa, admitir su culpa, pactar una pena en suspenso y cerrar el expediente por fraude que pesa sobre ellos.
Pero la oferta no satisfizo a nadie: eran 295 mil dólares para todas sus víctimas. La cifra ni siquiera se acerca al monto real del presunto daño. En marzo de 2022, Márcico padre y su hijo Lucas habían sido procesados y embargados por 1,8 millones de dólares y dos millones de pesos. La cifra real del daño es mucho mayor. En julio de ese mismo año, el fiscal Andrés Madrea pidió elevarlos a juicio.
Así, el Tribunal N.º 1 comenzó a cerrar el libro sobre la mayor tormenta en la vida del ex capitán y su familia. Los Márcico enfrentarán un proceso por 22 hechos de defraudación inmobiliaria, una causa que comenzó en su contra en 2019, investigada con precisión por Madrea, que incluyó 15 presuntos casos de estelionato y hasta la venta de la misma propiedad dos veces.
La historia también explotó en expedientes paralelos, con demandas en la Justicia civil y quiebras y remates decretados en el fuero comercial. Para los Márcico, el color de su última década fue rojo.
Las cosas empezaron mal, pero luego se pusieron peor. En enero de este año, Madrea pidió indagar de vuelta a Alberto y Lucas Márcico. También sumó entre los hijos a Pablo Márcico, otro hijo del ex futbolista y a un cuarto imputado, Omar Martiarena, un hombre de 63 años dedicado al negocio inmobiliario, supuesto corredor, al sumar el posible delito de asociación ilícita, una figura que el fiscal no había aplicado originalmente dada la cantidad de acusados en el esquema. Por lo pronto, la acusación de asociación ilícita, así como Pablo Márcico y Omar Martiarena como imputados, no son parte del juicio en el Tribunal Oral N.º 1.
Y en toda esta historia, el apellido que hizo campeón a Boca fue una marca de confianza. Una de sus presuntas víctimas aseguró: “Yo no averigüé en el Registro de la Propiedad Inmueble, pero porque confiaba, era ‘El Beto’ Márcico, yo confié que estaba todo en regla”.
Así comenzó la causa
En 2006, Márcico padre integró dos empresas dedicadas a la venta de departamentos de pozo, Los Lofts de Godoy y Edificio Migueletes. Sus hijos se sumaron más tarde a los negocios. El emprendimiento de Edificio Migueletes, ubicado en la calle Benito Quinquela Martín al 1755, zona de Barracas, es la madre de todas las batallas en el expediente.
Marta R., una jubilada y empresaria de 77 años, integrante de varias firmas del negocio del turismo, es la principal denunciante. Aseguró en su denuncia que compró 16 departamentos y seis cocheras en aquel edificio en 2017.
“Como compradora suscribió con Alberto José Márcico el 18 de noviembre de 2016 un documento denominado ‘Convenio de reserva y promesa de venta’; en el cual Márcico le prometió la venta y reserva de forma irrevocable de las seis cocheras y los departamentos 1B, 2B, 2C, 2D, 3C, 3D, 4C, 5A, 5B, 5C, 5D, 6A, 6B, 6D, 7B y 7C del edificio que se estaba construyendo en el lote aludido», aseguró Madrea en su reciente acusación.
“Por cada unidad funcional se suscribió un boleto de compraventa individual el 1 de septiembre de 2017, todos con certificación notarial de firmas y dejando constancia en cada caso que la compradora abonó la totalidad del precio, y que la finalización de la construcción estaba prevista en un término de 4 meses, acordando un plazo de gracia de 90 días”, sigue el fiscal.
Sin embargo, el tiempo pasaba y los departamentos no aparecían.
“El 17 de octubre de 2018, la compradora intimó a la sociedad vendedora por cartas documento a la entrega de la posesión y otorgamiento. Sin obtener resultado, el 22 de noviembre de 2018 se realizó la audiencia de mediación prejudicial obligatoria, sin arribarse a ningún acuerdo”, continuó. Al año siguiente, la empresaria se quitó los guantes: comenzó la causa penal, con la entrada de Madrea al caso.
Márcico, asegura una fuente clave en el caso, “demoraba en contestar a la Justicia, bicicleteaba, lo mismo que les hacía a sus acreedores”, algo que irritaba a quienes le seguían el rastro. Su defensa, aseguran fuentes cercanas a la causa, nunca intentó frenar la situación con ofertas de restitución de dinero a sus denunciantes y querellantes. El investigador suspira y dice: “La soberbia es mala consejera, siempre te va a jugar en contra”.
Cuatro de esas unidades, de acuerdo al fiscal, supuestamente no le fueron entregadas a la empresaria. Otras ocho fueron vendidas a otras personas. Una misma unidad, la 6A, fueron vendidas a otras dos personas distintas con menos de cuatro meses de diferencia en sus boletos.
El número total del dinero recibido por estos presuntos estelionatos, vender dos veces lo ajeno, es de 5,4 millones de dólares. La mujer aseguró que pagó cerca de 750 mil dólares por todos esos departamentos y cocheras. En agosto de 2024, según el Boletín Oficial, el Juzgado Comercial N.º 25 decretó la quiebra de Edificio Migueletes SRL.
El viejo compañero de vestuario que lo denunció
Su histórico compañero en Boca, el arquero Martín Horacio Herrera, también accionó civilmente contra “Beto” por incumplimiento de contrato, una causa de 2019. Herrera se convirtió en un denunciante renuente, dicen en Tribunales. No le fue fácil pedir que imputen a su amigo, con el que compartía asados semanales. El ex arquero solía decir en Tribunales que no había sido una estrella, pero que el dinero que hizo, se lo dio a su amigo.
El fiscal Madrea señaló: “El día 9 de mayo de 2008 efectuó la compra de diversos inmuebles mediante la firma de un boleto de compra venta por el 100% del valor de cada una de las unidades que estaban en plena construcción. El día 5 de mayo de 2011, decidieron dejar sin efecto la compra y Márcico retornó la totalidad del dinero a su comprador, Herrera. Ese monto, que ascendía a trescientos mil dólares (USD 300.000) decidió invertirlo nuevamente y adquirió otras unidades funcionales, utilizando el mismo formato de firma de boletos de compra venta por el monto total.”
Qué dijo “El Beto”
“Márcico” ofreció explicaciones antes de su indagatoria original en 2022. Un documento de la causa sintetiza una presentación espontánea. El ex jugador dijo que, literalmente, nadie compró nada, sino que le prestaron plata.
“Se suscribieron boletos de compraventa con los nombrados en garantía del cumplimiento de las obligaciones del préstamo de dinero otorgado en cada caso; pero en ningún momento fue la intención de los querellantes adquirir los inmuebles. Es decir, no se les vendió ninguna propiedad, sino que prestaron dinero y les retornaron intereses. Frente a los avatares de la economía local, aún no se les devolvió el capital aportado y ello motivó el reclamo formulado”, asevera el documento.