Emanuel Centeno, un joven de 28 años de la localidad chubutense Gaiman, continúa desaparecido desde el 22 de abril. El gobierno provincial no da con su rastro, aunque desplegó operativos de búsqueda y rastrillaje en la zona: en la localidad de la desaparición y en las vecinas Trelew y Rawson. Los familiares del joven han marchado por su aparición con vida y denuncian la posibilidad de un crimen: “a Emanuel le pasó algo malo”.

Más de un centenar de agentes de distintas unidades de la Policía del Chubut trabajan en conjunto con la Dirección de Defensa Civil, Bomberos Voluntarios y otras áreas provinciales para dar con él. El operativo incluye rastrillajes intensivos, patrullajes constantes, y el uso de tecnología como drones y perros adiestrados en zonas urbanas y rurales. También se buscó en canales de riego y distintos tramos del Río Chubut.

Se establecieron controles vehiculares en puntos estratégicos y caminos internos para la identificación de los ocupantes y mantener activas todas las hipótesis de trabajo.

“Nunca se ausentó”

La denuncia de la desaparición fue presentada por la familia del joven el 23 de abril en la comisaría local, y desde entonces la División Búsqueda de Personas de Trelew está a cargo de las acciones para intentar localizarlo. Se han hecho allanamientos, que resultaron negativos, y la Policía no tendría ninguna pista firme sobre su paradero.

“Emanuel siempre andaba cerca, por eso es raro que se haya ido. Alguien se lo llevó, porque él del barrio no se movía”, denunció Facundo Vargas, amigo del joven y agregó: “Yo tengo toda la sospecha de que se lo llevaron“. Esta hipótesis es la que comparte la familia. Mario Centeno, el padre del joven, realizará este lunes una presentación con su abogado Facundo Bonavitta para asumirse formalmente como querellante y poder solicitar diligencias o medidas en la causa penal que está dirigida por un fiscal de Trelew.

Trascendió “desde esferas policiales” que no era la primera vez que el muchacho se ausentaba de la casa, pero esto fue desmentido por su padre, quien sostiene que “nunca se ausentaba de casa”. Una teoría policial era que el joven había salido a tomar con amigos, pero según Vargas eso no coincide con las costumbres del joven, que “no se movía del barrio y casi no salía a ningún lado“.

El padre también rechazó la idea de que su hijo consuma estupefacientes, ya que tiene discapacidades motrices, dificultades en las piernas y brazos y toma medicación para la epilepsia. Estas cosas limitaban su vida social: sus amigos aseguraron que Emanuel “nunca iba más allá de la loma”. Por esto, si bien, la familia mantiene la esperanza de encontrarlo con vida, temen que haya sido víctima de un delito o de desaparición.