El informe “El Estado de los Derechos Humanos en el Mundo 2024-2025”, difundido por Amnistía Internacional este martes (29), señala a Brasil como uno de los países donde la violencia policial sigue afectando de forma desproporcionada a la población negra.

Según el documento, las acciones de las fuerzas de seguridad evidencian la persistencia del racismo estructural en el país.

Amnistía señaló que las personas afrodescendientes enfrentan intervenciones policiales desproporcionadas, destacando el perfilamiento racial y la impunidad como prácticas recurrentes que agravan el problema.

La organización también llamó la atención sobre el uso de algoritmos y tecnologías de vigilancia por parte de instituciones del Estado, que, según el informe, refuerzan las desigualdades y estigmatizan aún más a los grupos racializados.

Represión a las protestas y restricciones a la libertad

Amnistía Internacional advirtió que, a lo largo de 2024, Brasil adoptó medidas que restringieron el derecho a la reunión pacífica. Estas medidas se inscriben en un contexto más amplio de represión a manifestaciones y protestas en distintos países de las Américas.

El informe denunció el uso excesivo de la fuerza por parte de las policías durante las protestas, además de detenciones arbitrarias y amenazas contra defensores de derechos humanos. Estas prácticas, según la organización, ponen en riesgo el derecho a la disidencia y a la movilización social, fundamentales en cualquier democracia.

Pueblos indígenas y quilombolas bajo amenaza

Amnistía también destacó retrocesos en los derechos de los pueblos indígenas y quilombolas. El informe menciona la continuidad de proyectos extractivistas y de infraestructura en territorios tradicionales sin el debido proceso de consulta libre, previa e informada, tal como establece el derecho internacional.

El documento además alerta sobre la negligencia del Estado brasileño a la hora de garantizar la protección de las y los defensores de derechos humanos que actúan en estos territorios. En algunos casos, según Amnistía, estas personas fueron criminalizadas o recibieron amenazas.

Desigualdad estructural y acceso a derechos

Amnistía reafirma que la población negra brasileña sigue siendo la más afectada por la violación de derechos sociales básicos. El acceso a la vivienda, la salud, la educación y una alimentación adecuada sigue siendo limitado para millones de personas, lo que refuerza el ciclo de pobreza y exclusión.

La organización también denuncia el impacto desproporcionado del cambio climático sobre estas comunidades, especialmente en los centros urbanos, donde las políticas públicas no logran garantizar condiciones mínimas para enfrentar eventos climáticos extremos, como inundaciones y olas de calor.

Reclamo de justicia y reformas estructurales

El informe exige que Brasil enfrente las causas históricas de la desigualdad, con énfasis en políticas reparatorias para las poblaciones negras e indígenas. Amnistía impulsa la revisión de leyes, prácticas y estructuras que sostienen la discriminación racial en el funcionamiento del Estado.

Entre las recomendaciones se destacan la prohibición del perfilamiento racial en los operativos policiales, la rendición de cuentas de los agentes públicos por abusos cometidos y la ampliación del acceso a la justicia para las víctimas de violaciones a los derechos humanos.