Con más de dos décadas de labor ininterrumpida, afrontando la falta de espacio propio, las mudanzas, la perdida de materiales y demás dificultades, este espacio nació del sueño de un grupo de vecinos decididos a dejar su semilla en esta tierra, en medio de la crisis. La Biblioteca Popular La Randa, que funciona frente a la Plaza Vieja en La Rinconada, Yerba Buena, es un lugar imprescindible para la contención de niños, jóvenes y adultos de la zona.

Con más de dos décadas de labor ininterrumpida, afrontando la falta de espacio propio, las mudanzas, la perdida de materiales y demás dificultades, este espacio nació del sueño de un grupo de vecinos decididos a dejar su semilla en esta tierra, en medio de la crisis. La Biblioteca Popular La Randa, que funciona frente a la Plaza Vieja en La Rinconada, Yerba Buena, es un lugar imprescindible para la contención de niños, jóvenes y adultos de la zona. Hoy, esta luz de cultura corre riesgo de apagarse: el inmueble que alquilan no es apto para su funcionamiento y las opciones no parecen ser muchas, a pesar de llevar años gestionando un lugar adecuado y permanente. Este es el pedido de todos los que componen La Randa. Cofundadora de la “Biblio”, Tessy Pelejero, explica en el living de Tucumán con Todo como se trabaja, que espacios ofrecen y que necesitan para seguir brindándolos:

-Tessy Pelejero, docente jubilada y además cofundadora de la Biblioteca Popular La Randa en La Rinconada. Cuente un poco la historia de este espacio cultural.

La biblioteca nació con la crisis del 2001. Éramos un grupo de vecinos que poco nos conocíamos pero que participábamos de los trueques y participábamos además de los carcelorazos. Algunos de las dos partes. Cuando se diluyó toda esa lucha empezamos a ver qué queríamos hacer con toda esa energía que teníamos y Yerba Buena no tenía biblioteca. La única biblioteca que había habido alguna vez fue la municipal y en ese momento estaban todos los libros en bolsas en la escuela municipal. El grupo tiene muchos músicos, entonces empezaron a hacer recitales en casas de amigos y la entrada era un libro. Empezamos a juntar libros entonces ya la gente venía y donaba. Una vez una señora nos prestó una casa que la tenía con problemas y no la podía habitar y ahí arrancamos, en las Salas y Valdez y Roca en el 2004. Después nos pidieron la casa y alquilamos una casa en La Rinconada, frente a la Plaza Vieja. Es un espacio que no está preparado para ser biblioteca”.