Finalmente, tras un año de denuncias, uno de los asesinos de Betty Argañaraz vuelve a prisión por incumplir una de las reglas impuestas para su libertad condicional. Marcos Daniel Fernández será trasladado hoy al penal de Benjamín Paz.
La jueza Ana Cecilia Escobar ordenó su vuelta a prisión porque Fernández no reside en el domicilio fijado para el cumplimiento de su libertad condicional, ubicado en San Miguel de Tucumán. “Desde julio venimos reclamando que el condenado reside en El Cadillal”, argumentó Gonzalo García, en representación del Ministerio Público Fiscal, quien realizó el pedido de la revocación del beneficio.
Fernández accedió a la libertad condicional en mayo de 2024. Dos meses después, el Patronato de Liberados constató que residía de manera casi permanente en la casa de su pareja, Susana Acosta, también condenada por el crimen. En aquella oportunidad, y pese a los reclamos de García, sólo se le hizo una advertencia y la Justicia aceptó que Fernández cambie de domicilio. Pero ese fallo fue revocado y se ordenó al condenado volver a residir en la Capital, acogida por una familiar en las condiciones que se fijaron originalmente para el beneficio.
Pese a ello, Fernández continuó pernoctando en El Cadillal. En la audiencia que se realizó hoy, argumentó que lo hace porque allí está su pareja y ambos están al cuidado de su nieta de seis años (la madre de la pequeña se mudó a Neuquén). Además, el condenado señaló que en El Cadillal tiene un trabajo en un drugstore. Indicó que viajar todos los días desde el domicilio que tiene que respetar le resulta caro y le hace perder “45 a 50 minutos de viaje en colectivo”. En su favor, remarcó que, cada 15 días, va a la psicóloga en la capital tucumana y “una o dos veces por mes” al Patronato de Liberados, además de tener la tobillera electrónica puesta.
La jueza Escobar consideró, tal como lo había planteado García, que su actitud sostenida de vivir en un domicilio que no es el fijado para su libertad condicional constituía un incumplimiento que revierte el beneficio.
“No sé dónde está Betty”
Como en todas las audiencias desde hace 18 años, Liliana Argañaraz, hermana de la víctima, volvió a pedirle a Fernández que ponga fin a su sufrimiento y le diga dónde está el cuerpo de la docente desaparecida en 2006, por cuyo homicidio Fernández y su esposa fueron condenados a 20 años de prisión. Sin embargo, no obtuvo respuesta. “Soy culpable de ser inocente”, repitió el interno y remarcó que no sabe dónde está el cuerpo porque, asegura, ni él ni su pareja la mataron.
“La sangre de mi hermana estaba en el departamento de ustedes, los golpes que ustedes tenían hablaron de lo que hicieron, ustedes fueron condenados y con sentencia firme”, reclamó Liliana pero, otra vez, no obtuvo el dato que buscaba.
El caso
Ángela Beatriz Argañaraz desapareció en 2006, cuando iba a asumir el puesto de directora del colegio en que daba clases. La Justicia logró probar que Fernández (en aquella época era conocida como Nélida Fernández) y Acosta la llamaron para que pase por su departamento, la mataron en represalia por haber accedido al puesto deseado por ellas y, finalmente, escondieron su cuerpo en un sitio que nunca revelaron.
Fueron condenadas a 20 años de prisión en 2009. Durante su permanencia en la cárcel de mujeres, ambas contrajeron matrimonio. Luego, Nélida Fernández transicionó y asumió su identidad de género masculina, obteniendo el DNI adecuado. En 2023, Acosta accedió a la libertad condicional y Fernández lo logró en mayo de 2024.