Olor corporal: cuál es la molécula detrás, cuándo aparece y ¿se puede prevenir?

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Pasan los años y el cuerpo pasa por transformaciones sutiles, pero persistentes que exceden lo visible. Una de ellas −menos conversada, pero cada vez más estudiada−, es la aparición de un olor corporal característico vinculado al envejecimiento. Este fenómeno responde a procesos biológicos relacionados con la oxidación de lípidos en la piel, cambios hormonales y modificaciones en la microbiota cutánea.

No representa un problema de salud en sí mismo, pero para ciertas personas su irrupción puede generar incomodidad o preocupación, sobre todo en contextos sociales. “A la par que se envejece va disminuyendo la capacidad antioxidante natural y el resultado es que aumenta exponencialmente la peroxidación y el cuerpo huele cada más fuerte. Es ese mismo olor que se nota en los asi, por muy limpios que estén”, explicó el químico José María Antón, investigador durante años en biotecnología para el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (CSIC), a El País respecto del popularmente denominado “olor a viejo”.

Algunos lo relacionan con el olor distintivo de la casa de sus abuelos, de los sweaters que usa siempre un tío o de un lugar específico que se frecuentaba durante la infancia… El interés por el tema es tal que los japoneses han creado una palabra para describir este peculiar olor y la han llamado kareishu. La misma ha incentivado en el país asiático a toda una industria comercial para que diseñe y venda productos especiales para tratar dicho olor.

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Olor corporal: en profundidad

Un grupo de investigadores realizó un estudio titulado “El Olor de la Edad: Percepción y Discriminación de los Olores Corporales en Diferentes Edades”. En el mismo analizaron a 44 hombres y mujeres que se dividieron en tres categorías de edades diferentes: 20 a 30, 45 a 55 y 75 a 90. Luego, se les pidió a los participantes que durmieran con una camisa especialmente equipada con almohadillas para las axilas que absorbían el olor durante cinco días consecutivos.

Los japoneses han creado una palabra para describir este peculiar olor que aparece con los años y la han llamado kareishu

Finalizando el período de observación, los profesionales pusieron las almohadillas dentro de frascos y pidieron a las personas que los olieran y adivinaran la edad y el sexo de la persona a la que correspondía esa esencia.

Los evaluadores tuvieron dificultades para detectar diferencias en el olor entre personas jóvenes y de mediana edad: olían en forma similar; lo que sí les resultó mucho más fácil de identificar fueron las muestras del grupo etario más antiguo del estudio.

Según explican los estudiosos en las conclusiones del escrito, los cambios en el olor corporal relacionados con la edad probablemente no tengan nada que ver con cuestiones de higiene personal sino que se trata de compuestos de olor y bacterias que interactúan en la piel. El principal de ellos siendo la molécula 2-nonenal que se produce en la dermis de forma natural como consecuencia de la peroxidación lipídica y que aumenta con el paso del tiempo afectando.

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Antón añadió también que el 2-nonenal huele realmente mal, “tanto que cuando abrimos una cápsula con esa molécula en el laboratorio, todo apesta”. Y brindó un dato sorprendente: que esas moléculas responsables del mal olor empiezan a aumentar a partir de los 30 años.

Las moléculas responsables del mal olor empiezan a aumentar a partir de los 30 años

Heredia explica que el 2-nonenal es un producto biológico derivado de la ruptura del ácido graso insaturado, Omega-7. “Según las investigaciones, el 2-nonenal solo se detecta en las personas mayores de 40 años y el olor que emana es similar al de las hierbas o la grasa”, explica.

En lo que refiere a cómo pueden otras personas percibir ese aroma, en una publicación, el Dr. Johan Lundström, biólogo y psicólogo sueco, señaló que al igual que sucede en otros seres vivos, los humanos pueden percibir los olores corporales e identificar la edad biológica de otro individuo. De esta manera, tienden a detectar a las personas enfermas y a distinguir a sus familiares de quienes no lo son.

Coincide con esto el Dr. Heredia, quien explica que en plena evolución los humanos fueron dejando de lado el sentido del olfato, a favor de otros sentidos, al menos en lo que respecta al plano consciente. “Así se gestó la idea de que tenemos el sentido del olfato pobremente desarrollado a diferencia de los animales que lo tienen mucho más presente en su vida diaria, ya que guían y rigen muchas de sus acciones con este sentido”, dice.

El profesional declara que hasta el momento no existen tratamientos ni tipos de prevención específica contra este olor ya que el mismo forma parte de un proceso evolutivo normal. “Sí, en cambio, percibimos un olor corporal desagradable y que afecta la calidad de vida de quien lo tiene y/o a quienes lo rodean puede ser un caso de bromhidrosis , que es el mal olor corporal, generalmente asociado a un aumento de la sudoración y que sí puede ser tratado”, finaliza.

Al igual que sucede en otros seres vivos, los humanos pueden percibir los olores corporales e identificar la edad biológica de otro individuo