En la década de 1980, la cumbia peruana atravesaba un periodo de declive, opacada por otros géneros como la salsa. Sin embargo, este panorama adverso experimentó un giro en la segunda mitad de los 90, cuando Rossy War y su banda hicieron su aparición.
En 1998, la cumbia experimentó un renovado auge en las listas de éxitos, gracias a la irrupción de Rossy War. Al año siguiente, se unieron a este renacer artistas y grupos como Agua Marina, Armonía 10, Euforia y Ruth Karina, quienes rápidamente se consolidaron como algunas de las voces más representativas del género. Sus canciones comenzaron a sonar con frecuencia en las radios, y sus presentaciones en vivo gozaron de una gran acogida entre el público peruano.
Tanto jóvenes como adultos se dejaban llevar por el contagioso ritmo de “Nunca pensé llorar” de Rossy War y su Banda Kaliente, mientras que también coreaban éxitos como “Tu amor fue una mentira” de Agua Marina, tema que empezó a sonar con fuerza en 1999. Paralelamente, “La vida es un carnaval” de Celia Cruz dejaba su impronta en las emisoras, consolidándose como uno de los himnos más representativos de la salsa.
Ya fuera con tecnocumbia, cumbia o salsa, los adultos se entregaban a la diversión en los conciertos, mientras que los adolescentes admiraban a bandas extranjeras, pues no encontraban en el país agrupaciones locales a quienes seguir. Esta situación cambió con la irrupción de Joven Sensación en la escena musical peruana, convirtiéndose en una de las agrupaciones más queridas por la juventud.
La historia de la Joven Sensación
Mientras la tecnocumbia vivía su apogeo en Lima en 1999, un grupo de jóvenes cantantes irrumpía con fuerza en la escena musical. Cada vez que se presentaban, desataban gritos y desbordaban de emoción a las adolescentes, quienes se esforzaban por acercarse a ellos en cada aparición televisiva.
Sus canciones sonaban de manera constante en las emisoras locales, y el nombre de uno de sus integrantes comenzaba a sobresalir: Christian Domínguez. Con su ingreso, la Joven Sensación empezó a ganar popularidad. El éxito los acompañaba, pero no siempre fue así.
En 1996, Daniel Venegas, profesor de música en el colegio Dos de Mayo del Callao, decidió formar una orquesta con un grupo de alumnos que pertenecían a la banda. En poco tiempo, logró reunir a un grupo de adolescentes llenos de sueños en el mundo de la música, quienes pasarían a integrar la Joven Sensación.
En una casa de la avenida Sáenz Peña, en el Callao, cuatro jóvenes —Iván Andía, Jonathan Aguilar, Jorge ‘Coco’ Vallejos y Guillermo Cubas— daban sus primeros pasos musicales. Lejos de la tecnocumbia, que aún no dominaba la escena peruana, sus ensayos se centraban en géneros como la salsa, el pop y el reggae. Así comenzaron los primeros días del grupo, cuando su sonido aún no presagiaba el fenómeno que surgiría poco después.
El grupo debutó en un colegio del Callao, donde ofreció su primera actuación. Luego, comenzó a participar en matrimonios y reuniones de menor escala. En una entrevista con Capital TV, Guillermo, exmiembro de Joven Sensación, explicó qué género musical dominaba la escena en esos primeros shows.
“Casi el 80% de las canciones de salsa de la agrupación las cantaba yo. En esa época, la salsa sonaba muy bien”, contó.
Si bien sus presentaciones eran bien recibidas, las canciones que interpretaban no lograban un gran alcance, ya que aún no habían grabado un disco. Fue así que decidieron producir su primer álbum, Gritos de guerra, una mezcla de salsa y tecnocumbia, cuyo sencillo principal fue “Qué será de mí”.
Esto ocurrió en 1999, un año en el que la tecnocumbia alcanzaba su apogeo. A pesar de incluir algunas canciones del género, su producción no logró la acogida esperada. Sin embargo, el panorama cambió con la incorporación de Christian Domínguez al grupo.
Fue precisamente este cantante quien protagonizó el primer videoclip del grupo, “Qué será de mí”, lo que permitió que varios programas de televisión nacional comenzaran a difundir su música. A mediados de 1999, se decidió grabar nuevos temas con Christian, y en menos de seis meses lanzaron su segundo álbum, titulado “Agárrate que vengo”.
Con el respaldo de Rosita Producciones, la agrupación lanzó un nuevo álbum que incluyó algunas canciones de su primer disco y sumó el pegajoso tema “Tic, tic, tac”. Esta composición se convirtió en un éxito rotundo y consolidó la posición del grupo en la escena musical peruana.
“Tic, tic, tac” se convirtió en un éxito rápidamente, y su popularidad se explicó por varios factores, entre ellos su ritmo de tecnocumbia, el género que marcaba tendencia a finales de los 90 e inicios del 2000. Es importante señalar que, en sus primeros años, la agrupación no incorporaba la cumbia dentro de su propuesta musical.
“Después llegó la moda de la cumbia y tuvimos que sumarnos a la tendencia. ‘Tic, tic, tac’ lo cantamos junto con Christian; éramos el dúo del momento en la cumbia. (…) La coreografía de esta canción pegó muchísimo, no solo entre los adultos, sino también entre los niños, quienes formaban parte de nuestro público y disfrutaban de las coreografías de ‘Tic, tic, tac’”, contó Guillermo Cubas, exintegrante de la conocida agrupación juvenil.
Finalmente, en 2001, la Joven Sensación recibió importantes reconocimientos por su éxito. Discolandia, una discográfica boliviana, le otorgó un Disco de Oro, mientras que Rosita Producciones le entregó un doble Disco de Oro por superar las 5 mil copias vendidas de su álbum ‘Agárrate que vengo’.