La agricultura regenerativa, una práctica que durante años fue relegada a los márgenes de la discusión sobre el sistema alimentario, empieza a consolidarse como una estrategia clave en los modelos productivos del presente.
En ese escenario, Unilever y Knorr -en articulación con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA)– participaron en la última edición de Bioferia con una propuesta clara: mostrar cómo este tipo de trabajo puede transformar el sistema productivo tanto en la Argentina como en toda Latinoamérica.
Diez principios, una misma visión
Desde hace más de tres décadas, Unilever y el INTA desarrollan proyectos conjuntos que vinculan conocimiento científico y aplicación directa en diferentes territorios. En los últimos años, comenzaron a aplicar prácticas de agricultura regenerativa con productores de Mendoza y San Juan que proveen la planta de Knorr para producir vegetales deshidratados. Fruto de este aprendizaje, nació una herramienta que permite a los agricultores diagnosticar su situación actual y tomar decisiones estratégicas basadas en procesos ecológicos.
Los diez principios que articula la guía están diseñados para adaptarse a distintos contextos sociales, culturales y económicos. Aunque generales en su formulación, permiten configurar estrategias específicas que fomentan prácticas como la nutrición orgánica del suelo, la conservación de hábitats, la planificación de cultivos y el uso eficiente del agua de riego.
En ese sentido, las metas son ambiciosas: minimizar el laboreo, mantener el suelo cubierto con vegetación viva, evitar la erosión, reducir el uso de agroquímicos y promover la biodiversidad funcional. La lógica plantea que cuanto más sano esté el ecosistema agrícola, mayor será su capacidad para sostener una producción a largo plazo.
Un modelo puesto en práctica
Desde 2022, Knorr comenzó a implementar estas prácticas en dos zonas clave para la producción de vegetales en la Argentina: Mendoza y San Juan. El proyecto, enmarcado dentro de un compromiso global de regenerar dos millones de hectáreas para 2030, implica un abordaje integral que no se limita al aspecto técnico.
“Estamos guiando este proceso con un equipo interdisciplinario de diez especialistas, distribuidos en tres estaciones experimentales del INTA en Cuyo. Ellos acompañan a los productores en todo el proceso, desde la capacitación hasta la asistencia técnica”, detalló Natalia Giraud, directora de Asuntos Corporativos de Unilever Cono Sur.
El impacto no es menor. Según los datos de la compañía alimentaria, ya se han deshidratado más de 3.200 toneladas de vegetales bajo estas prácticas. Además, se desarrollaron cinco nuevas variedades hortícolas, y siete productores locales se integraron de forma directa al nuevo modelo, logrando mejoras tanto en el aspecto económico como en el ambiental y el social.
Resultados que devuelven al ecosistema lo que el suelo dio
A fines de 2024, se presentó oficialmente el informe “Aprendizajes y desafíos sobre la Agricultura Regenerativa en Argentina”. Allí se condensan los avances obtenidos, el impacto en el territorio y los desafíos pendientes para profundizar una transición agroecológica.
“Hace tres años que venimos trabajando junto al INTA y el impacto que logramos es enorme. Logramos reducir el uso de agua en un 30% gracias a técnicas como el riego por goteo”, explicó Hernán Sperber, director de la Unidad de Negocios de Alimentos de Unilever.
El ejecutivo destacó también que el nuevo protocolo fija las bases para definir qué se entiende por agricultura regenerativa en el país, en pos de aportar claridad metodológica y respaldo científico al enfoque.
Sustentabilidad y cambio de paradigma
“Los vegetales se deshidratan en nuestra planta de Mendoza y no se los trata con ningún producto o químico, por lo que se logra un producto final sin aditivos ni conservantes, que no tiene sellos ni sal. De esta forma, los consumidores acceden a vegetales cultivados con prácticas de agricultura regenerativa y de forma respetuosa con el ambiente”, detalló Sperber en la Casa Knorr.
Además, el stand de Knorr en la Bioferia ofreció experiencias inmersivas, explicaciones didácticas sobre el funcionamiento de cada técnica y la posibilidad de conversar directamente con especialistas involucrados en el proyecto.
La guía ofrece a los productores la oportunidad de adoptar prácticas nuevas que, a mediano plazo, mejoran tanto el rendimiento como la salud del suelo. A las marcas, les permite asumir un compromiso concreto con el ambiente desde la raíz del sistema productivo. Mientras que al consumidor, le da la chance de elegir alimentos que respetan un equilibrio natural del que también es parte.