El sábado 1º de marzo, mientras la costa argentina y otros destinos turísticos aprovechaban el fin de semana largo de carnavales como último aluvión de la temporada de verano 2025, la ciudad de Pinamar se conmovió ante una noticia escabrosa: unos obreros habían descubierto una docena de cráneos y otros restos óseos en el patio de una casa de Ostende, mientras removían arena para levantar una medianera. El domicilio está en las calles Argel y Ayacucho, una zona precaria y casi marginal de ese pueblo.

Aterrorizados ante tan escabroso hallazgo, los albañiles se comunicaron inmediatamente con el dueño de esa vivienda, quien se comunicó con la policía local. Al instante concurrieron efectivos de distintos cuerpos, desde la Comisaría Segunda de Ostende hasta la Sub DDI de Pinamar, pasando por Policía Científica y dos dotaciones de Bomberos Voluntarios, quienes continuaron con la remoción bajo las órdenes de la Fiscalía Número 5 del partido de PInamar.

En lo sucesivo, y ya bajo las órdenes del fiscal Sergio García, los tenebrosos hallazgos en ese patio fueron aumentado y la cifra llegó a un número espeluznante: los cráneos terminaron siendo 38 y además aparecieron otros 300 huesos, incluso restos de niños y hasta de animales como un mono.

También en Quilmes

El hecho se entrelaza con antecedentes cercanos en el tiempo e igual de pavorosos: el de 6 de febrero pasado, un hombre advirtió restos óseos en la arena de la ribera del partido bonaerense Quilmes, a la altura de Avenida Cervantes y Echeverría, y dio aviso a la policía, quien luego halló un total de 24 cráneos humanos. Una primera hipótesis sugerida por un testigo, habló de rituales umbanda. La Unidad Fiscal de Instrucción 5 de ese distrito del conurbano bonaerense luego corroboró que los huesos eran de vieja data.

Los huesos encontrados en la vivienda Ostende, en tanto, están siendo sometidos a exámenes para analizar su datación, géneros y otras cuestiones. Las hipótesis iniciales contemplaban desde un hecho delictivo de magnitud, hasta restos de valor antropológico. Sin embargo, con el paso de las semanas empezó a tomar fuerza una línea de investigación similar a la que se develó en Quilmes: un ritual umbanda. A apenas veinte cuadras de la vivienda en las calles Argel y Ayacucho está el Cementerio Parque Municipal de Pinamar.

En sintonía con esto último, distintas versiones de ese barrio de Ostende hablaban de una mujer de más de 60 años de edad que era conocida en la zona por realizar “trabajos”, nombre que se usa informalmente para referir a tareas vinculadas a la magia negra, el ocultismo y la brujería. Desde “tirar las cartas” hasta efectuar “hechizos de amor”, la mujer señalada fue ganándose su reputación en estas lides. Hasta que, de repente, abandonó la localidad del partido de Pinamar y se mudó a Bolívar, otro distrito de la provincia de Buenos Aires.

Un allanamiento

Una vez detectado su paradero, la Fiscalía de Pinamar ordenó allanar el nuevo domicilio de la mujer mencionada, donde se hallaron distintos libros vinculados a la hechicería. Mientras tanto, en laboratorios de la Plata se continúan con las pesquisas sobre la innumerable cantidad de cráneos y huesos varios, para saber si es posible descubrir identidades. De momento se pudo determinar que no corresponden a cuerpos completos y que son de vieja data. No obstante, subyace un interrogante inquietante: ¿De qué manera pudo hacerse de tamaña cantidad de restos? La profanación de cadáveres está contemplada en el Código Penal y establece penas que van de uno a cinco años, lo cuál preve un margen de excarcelación.