Desde París Este lunes, pasada las diez de la mañana local, el tribunal correccional de la cámara 11 de París decidió condenar a Marine Le Pen, lideresa del partido de extrema derecha Agrupamiento Nacional (RN por sus siglas en francés), por desvío de fondos públicos.
La condena incluye a 8 eurodiputados de RN por un perjuicio de 4,6 millones de euros cometidos a lo largo de 12 años, entre 2004 y 2016. Marine Le Pen ha sido condenada a cinco años de prisión, de los cuales pasará solo dos con brazalete electrónico, 300 mil euros de multa y lo más relevante desde el punto de vista político, a cinco años de inhabilitación para presentarse a cargos de elección popular, aunque no pierde la banca que ocupa actualmente como diputada de la Asamblea Nacional.
El desvío de fondos por el que se condena a Le Pen es porque se dio por probado que los recursos asignados para los asistentes parlamentarios en realidad iban destinados a financiar militantes políticos de RN, guardaespaldas o secretarias. Es decir, la condena es por haber desviado fondos públicos del parlamento europeo para financiar actividad política del partido RN.
Reacciones
Las reacciones no se hicieron esperar. La Francia Insumisa (LFI), expresó en un comunicado que los hechos declarados probados, desvíos de fondos públicos, por los que se condena a Le Pen, “son particularmente graves. Ellos contradicen enteramente el eslogan cabeza en alto, manos limpias sobre el que ese partido (RN) durante mucho tiempo intentó prosperar”. No obstante, el comunicado rechaza que el recurso de apelación sea impracticable en el caso, porque la pena de inhabilitación es de aplicación inmediata.
El primer ministro François Bayrou dijo estar “conmocionado” por la condena a Le Pen, pero se negó a comentar el fallo judicial.
El líder del partido de derecha Los Republicanos, Laurent Wouquiez, criticó la sentencia y recordó que en democracia “los debates políticos deben resolverse en las urnas, por los franceses”.
Desde el exterior
Desde el extranjero el Kremlin deploró la “violación de las normas democráticas”. Viktor Orban, el primer ministro de Hungría posteó en la red social X “Je suis Marine !” (¡yo soy Marine !), en solidaridad con la jefa de RN o el viceprimer ministro de Italia, Matteo Salvini por la misma red social, definió que “Los que temen al juicio de los electores buscan con frecuencia la seguridad del juicio de los tribunales. … (y agregó) Es una mala película que ya hemos visto en otros países como Rumania”.
Y no podía faltar propietario de Tesla y la red social X, Elon Musk, quien se solidarizó con Le Pen, en un mensaje reenviado donde colocaba a la francesa en una lista de políticos supuestamente proscritos o perseguidos como Bolsonaro, Trump o Calin Georgescu, por encarnar propuestas populares de ultraderecha.
Guerra y paz
Llegado a este punto es evidente que las tendencias a hacer paralelismos involucran casos muy diferentes, aunque los líderes condenados o cuestionados puedan tener ciertas coincidencias ideológicas. Todos ellos son racistas, xenófobos, misóginos y dan la batalla cultural contra el”wokismo”.
En todo caso las similitudes que no tienen mucho eco en la prensa entre Orban, Salvini, Georgescu, Robert Fico o Le Pen, por mencionar líderes europeos que son en efecto parte de esta familia reaccionaria, es que todos ellos, aunque parezca paradójico, se oponen a la profundización de la guerra de Ucrania.
El presidente francés, Emmanuel Macron, el primer ministro británico Keir Starmer o la presidenta de la Comisión Europea Úrsula von der Leyen vienen fogoneando el conflicto bélico y buscan enrolar a Europa en una carrera armamentista para hacer frente a “la amenaza rusa”.
Precisamente este lunes en respuesta al Financial Times que define a Viktor Orban como “un problema”, el primer ministro de Hungría denuncia en X que “ellos (las élites europeas) quieren transformar la Unión Europea de un proyecto de paz en un proyecto de guerra….Nosotros resistimos y por eso ellos quieren castigarnos”. ¿Es el mensaje publicado por Orban horas después de la condena a Le Pen, una potencial explicación sobre las razones de la inhabilitación electoral de la lideresa francesa ? En todo caso el líder húngaro parece dar indicios de que algo de esto puede estar detrás de la condena de Le Pen.
Le Pen se defiende
En el programa informativo de este lunes a las 20 horas en televisión francesa TF1, Le Pen dio una entrevista donde expuso sus puntos de vista. “Es una decisión política que me impide ser elegible y participar en las elecciones presidenciales”, como consecuencia de la inhabilitación inmediata que prevé la sentencia, y que pudo posponerse en caso de confirmarse el fallo en instancias superiores. Es por eso que Le Pen dice que en un Estado de Derecho donde se presume la inocencia, cuando se apela se suspende la pena, pero no es este el caso donde dicha condena de inhabilitación inmediata está prevista en la ley.
Le Pen hizo hincapié en que una jueza de primera instancia priva a millones de franceses de la candidata favorita a la presidencia, condenándola a la inhabilitación electoral sin recurso efectivo.
La jefa política de la ultraderecha ha recalcado que no ha sido condenada por enriquecerse personalmente, “no hay corrupción ni enriquecimiento personal”, aclara. Y añade que se la condena porque “los asistentes parlamentarios no debieran haber hecho la política (partidaria) según la sentencia”.
En un estado de indignación evidente Le Pen advirtió, “no me voy a dejar eliminar así”. A pesar de que Le Pen va a apelar el fallo, los tiempos del procedimiento judicial harán poco probable que la lideresa de RN llegue a la elección presidencial de 2027, no obstante que Le Pen vislumbra una pequeña brecha por la cual intentará revertir esta sentencia.
La lideresa de RN destacó en la entrevista una frase del general y presidente francés Charles de Gaulle, que decía “la Corte Suprema es el pueblo”, en una clara crítica a los jueces que según Le Pen, asumen el rol del pueblo francés al elegir o desechar un candidato a la presidencia.
“No es lawfare”
En diciembre pasado durante una entrevista con la diputada de LFI Sophia Chikirou, quien dirigió y produjo el documental “Lawfare : el caso Mélenchon”, se le preguntó ante la posible condena de Le Pen, si esta constituía un caso de lawfare. “No es lawfare, la ley europea establece que los asistentes parlamentarios deben consagrarse exclusivamente a ese trabajo. Le Pen ha creado un sistema que hacía que cada diputado europeo de RN diera uno o dos asistentes parlamentarios al partido político. A partir de allí ella ha sido acusada de desvío de fondos públicos en beneficio del partido. Nosotros no criticamos el proceso, porque ella es responsable de este sistema. Lo que criticamos es la sanción de la inhabilitación electoral, que ella no se pueda presentar a elecciones. Nosotros sostenemos que la justicia no tiene derecho a decidir en lugar de los electores en este tipo de situaciones”.
En la entrevista, la diputada sostenía que uno de los elementos sobre los que se sustenta el lawfare son los medios de comunicación. En el caso de Marine Le Pen, no podemos decir que cuente con la hostilidad mediática apabullante, ya que hay varios medios nacionales importantes que sostienen la figura de Le Pen y el partido política que ella lidera.
Tiempos tormentosos
Está por verse si se confirma el anuncio que hacía este lunes el editorial de Le Figaro que pronosticaba un “Cataclismo”, en caso de confirmarse la condena contra Le Pen, como finalmente ocurrió. Sostiene el diario francés que Le Pen estará tentada de vengarse haciendo caer el gobierno de Bayrou.
La incertidumbre y la inestabilidad se profundizan en el horizonte político francés y tornan imprevisible las próximas semanas o meses. En junio vence el periodo de un año desde las últimas elecciones legislativas, y el presidente Macron podría volver a disolver la Asamblea Nacional y llamar a nuevas elecciones de diputados. Pero si como prevé Le Figaro, Le Pen impulsa la censura del gobierno de Bayrou y éste cae antes de junio, a pesar de que el Elíseo agite el fantasma de la guerra, el debate político sobre un adelanto electoral para las elecciones presidenciales volverá a instalarse en el escenario francés para disgusto de Macron.