Nueva imputación contra el “peritrucho” Herrero

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El perito trucho Marcos Herrero, que afronta ya condenas y procesos por implantar pruebas en distintos procesos judiciales, entre ellos el de Facundo Astudillo Castro, fue recientemente imputado por falso testimonio en la causa por el femicidio de Araceli Fulles.

En esta ocasión, la imputación corre por cuenta de la fiscal de delitos complejos de San Martín Andrea Andoniades, por mentir durante el juicio por el femicidio de Araceli Fulles y acusar falsamente a inocentes.

Herrero, un policía de Viedma, se presentaba como adiestrador canino y ofrecía sus servicios a familiares de víctimas de crímenes o personas desaparecidas. Sus búsquedas siempre daban positivo, porque él mismo llevaba los huesos. Esa “efectividad” le valió un lugar importante en los medios. Poco después, a través de una secretaria, comenzó a cobrar honorarios.

Quien primero sospechó del personaje y luego terminó por desenmascararlo es el periodista bahiense Germán Sasso, que conversó al respecto en más de una ocasión .

El caso

La víctima, Araceli Fulles, fue asesinada en la zona de José León Suárez, partido de San Martín, en el noroeste del conurbano, en julio de 2017. El cuerpo de la joven de veintidós años fue hallado, semanas más tarde, enterrado debajo de un contrapiso en la casa de su amigo Darío Badaracco.

Pero la de Badaracco no fue la única detención. Tras él, fueron detenidos el dueño del corralón donde trabajaba, Carlos Cassalz, y otros cuatro empleados del comercio: Hugo Cabañas, Marcelo Escobedo, Carlos Ibarra y Daniel Alaniz.

La principal prueba sobre la que se sustentaban esas detenciones eran las pericias realizadas por Marcos Herrero y su perro Alcón, que supuestamente había detectado rastro de Araceli en el baúl del Renault Megan que pertenecía a uno de ellos, un mes después del hecho. Los científicos son categóricos: ningún rastro puede detectarse más allá de 48 o 72 horas.

Recién en 2023, tras pasar cinco años presos, fueron absueltos por el Tribunal de Casación bonaerense, en un fallo en el que criticó a los jueces de primera instancia por darles credibilidad a las pruebas aportadas por Herrero.

La defensa oficial contó con el apoyo de la organización de derechos humanos “Innocence Project” bajo la figura de “amigos del tribunal” (amicus curiae). El trabajo de la ONG fue clave para demostrar la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran algunos sectores frente a la implacable maquinaria policial y judicial.

El periodista bahiense Germán Sasso, autor de los libros “Operación Facundo” y “El coleccionista de huesos”, donde reconstruye la pesquisa en torno a la desaparición de Facundo y el prontuario de Herrero respectivamente, sostiene que “de todas las actuaciones de Herrero, esta es la más escandalosa. Tener a una persona detenida un día con pruebas truchas ya es un desastre. Bueno, acá les dieron perpetua a varios inocentes”.

En su último libro, Sasso reconstruyó minuciosamente las intervenciones de Herrero, junto a sus perros, primero Alcón y luego Yatel, en veinte crímenes, desconociendo o contradiciendo todos los principios básicos de la disciplina, la odorología.

“No sé si está chapa, pero me consta que él sabía que lo que hacía estaba mal, pero igual lo hizo, se benefició de todo esto y dañó a mucha gente”, reflexiona. “Un personaje así le servía a los medios y también a algunos funcionarios policiales y judiciales”, explica.

Ahora le toca a Herrero responder por sus actos ante la Justicia. Desde hace algún tiempo, el ex policía rionegrino se encuentra en Bahía Blanca, donde se desarrolla el juicio en su contra por plantar pruebas en el caso de la desaparición de Facundo Astudillo Castro, con el objetivo de incriminar a la policía.

El proceso se suspendió forzosamente tres semanas atrás, cuando la peor inundación de la historia arrasó la ciudad, pero se espera que se reanude la semana entrante. Herrero, que fue separado de la fuerza en la que revistaba, ya tiene una condena en la provincia de Mendoza.