Ivonne Guzmán Grisales, cantante y compositora colombiana radicada en Argentina, pasó un tiempo en Camerún y en Salta. Su ingreso al mundo del espectáculo musical argento fue de la mano del entonces popular grupo Bandana, pero los caminos de la vida y de la música la llevaron por otros lugares y destinos. Llegó a Actitud María Marta, el legendario grupo femenino de hip hop y también encaminó una faceta solista; pero cuando ingresó a La Delio Valdez, su carrera dio un nuevo giro. Hoy es miembro de una familia de 18 músicos organizados en la cooperativa artística que lleva 15 años en los escenarios. Esta temporada arrancó visitando nuevas ciudades por el territorio argentino, participando en festivales internacionales y a punto de lanzar su nuevo disco; además de una nueva gira en México y el debut en Colombia con el grupo, justamente su tierra natal. Pero antes de todo eso, la próxima parada será en San Juan: Ivonne, junto con La Delio, estará festejando con el público sanjuanino en La Meseta, este próximo 30 de marzo.
‘Tenemos muchas ganas de volver, porque conectamos mucho con los sanjuaninos y que nos vienen acompañando. De todas las ciudades del país, San Juan es la más hermosa de visitar’, expresó la cantante a DIARIO DE CUYO, con quien habló del presente en lo personal y en lo profesional y también de cómo se adaptó a la filosofía cooperativista de esta orquesta que ya es un suceso musical en la región.
– ¿Cómo estás viviendo este fenómeno popular que genera el grupo?
– Muy bien, siento que es el momento más hermoso de mi vida. Contenta por lo que me sucede como solista y con La Delio. Trato aportar, de sumar. Agradecida en donde estoy, en un proyecto humano y profesional donde la música es lo primordial.
– ¿A qué se debe este éxito?
– Creo que se basa en todos estos años de trabajo y dedicación. Ahora estamos viendo los frutos de tanto esfuerzo invertido. Estamos tranquilos porque tenemos una estabilidad laboral, somos independientes en lo económico y en lo artístico. A pesar de que en general la música independiente es algo inestable a veces, hemos logrado este equilibrio en sostener a muchas familias y poder vivir de la música; eso ya es un montón. Ojalá que vayamos mejorando. Tuvimos una profunda búsqueda e investigación de cómo llevar adelante una cooperativa artística, porque todo es artesanal y manual. Nos da satisfacción, pero también asumimos una responsabilidad muy grande. El proyecto se para en el lugar del hacer y de la creatividad.
– ¿Cómo crear todo desde cero, sin un manual de instrucciones para guiarse?
– Claro, fue a base de trabajo duro y de hacer sacrificios en no pagar el mes de alquiler, para adquirir ese bajo o instrumento que necesitás tanto. Todos venimos de ámbitos muy diferentes y venimos al planeta a guerrearla un poco. Para nosotros fue algo bastante orgánico que esta orquesta se sustente y crezca a lo largo del tiempo. Es verdad que no hay tantas cooperativas musicales dando vueltas, entonces tuvimos que escribir cada paso que hacíamos porque no había antecedentes de esto. Tomamos experiencias de otros tipos de cooperativas para aprender. Por otro lado, la industria musical cambió mucho y no estaba dispuesta en invertir en 18 personas desde cero, no es un formato apetecible, ni rentable para ella. Pero gracias a la tecnología y a las redes sociales pudimos generar un espacio de independencia mucho más accesible. Nos identificamos con otro modo de vivir, porque ya no quiero más que una compañía se quede con el 90% de mi obra, el músico siempre era el último eslabón de la cadena, el último orejón del tarro. Eso nunca me gustó y cuando me topé con La Delio, encontré un lugar donde nos podemos expresar mejor y de poder estar en paz con uno mismo, porque somos los dueños de nuestra música y de nuestra palabra, porque estamos los intérpretes, compositores y arregladores con un mismo objetivo.
– ¿Sentís que de alguna forma están haciendo escuela, como un ejemplo a seguir para otros grupos?
– Sí y eso venimos haciendo en distintas charlas y encuentros con otros músicos. La invitación siempre está abierta para todos aquellos que estén interesados en hacer sus propias experiencias de cooperativa.
– Desde lo estético, lo escénico y lo sonoro ¿La orquesta renovó a la cumbia como propuesta sonora?
– Puede ser, no sé, pero creo que abrimos una venita más dentro del sistema y que lleva su propia sangre. Eso es muy difícil de lograr, un sonido que tenga identidad propia. La verdad que eso nos da orgullo. En abril sacaremos nuestro tercer disco con canciones propias y todo lo que hacemos es un edificio construido por muchos y que está sólido en su base. Además, la cumbia es un sonido tan popular en Latinoamérica que por supuesto, estamos influenciados por nuestros ancestros y los cargamos encima. Es una expresión hermosa, la cumbia es un género que nos hermana como continente.
– ¿Consideran una victoria que la cumbia deje de ser estigmatizada y suene en cualquier estrato social?
– Sí, claramente. Llegamos a amplios públicos, a infancias, a jóvenes y mayores que vienen a escuchar nuestros conciertos. Es algo muy lindo lo que se siente y nos alegra ver que es una realidad.