Para entender el fenómeno Nathy Peluso hay que viajar varios años al pasado, a cuando solo era Natalia Peluso, en la comodidad de su hogar.
Hablamos de una figura cuya identidad no es encasillable, sino que rebosa y se sale de los márgenes. No entra en categorías musicales, expectativas o disciplinas concretas. Usa el pelo muy largo o muy corto. Con uñas larguísimas y también sin ellas. Con un ojo claro y uno oscuro. Ella se reinventa de manera constante, y su imagen la acompaña.
Estudió Comunicación Audiovisual, pero no terminó la carrera. Se pasó al teatro físico y se especializó en pedagogía de artes visuales y danza. Trabajó en hostelería, en cadenas de producción y en tiendas de ropa. Todo eso aparece en Wikipedia, en apenas un párrafo de su biografía, cuando se busca su nombre en la web. Pero no sería hasta 2017 que tomaría la decisión que hizo que hoy la conozcamos. Optó por dedicarse completamente a la música y publicó Esmeralda, el primero de cuatro álbumes de estudio.
Reversionó a íconos de la música y de la cultura pop como Camilo Sesto y su “Vivir así es morir de amor” o Michael Jackson en “The Way You Make Me Feel”, cuando decidió inspirarse en la coreografía de su videoclip para el suyo en “Estás buenísimo”. Porque además de imprimir lo suyo en cada canción, Nathy Peluso resignifica. Recoge antiguas narrativas y las reestructura, desde su perspectiva de mujer. No maquilla, no persuade.
Su BZRP Music Session es el tercero con más reproducciones en YouTube, y cantó en los Premios Goya en 2021. Hoy presenta su álbum GRASA (2024), uno que describe como “de celebración”, pero también “de reflexión”. Funciona como el broche de oro de una carrera que avanzó a pasos agigantados, pero que no se termina, sino que parece tener mucho más para decir. Se presenta en el Teatro de Verano este martes 25 de marzo, y las entradas pueden adquirirse aquí.
Naciste en Argentina, pero desarrollaste tu carrera en España. ¿Cómo vivís esta dualidad entre un país y el otro a nivel profesional? ¿Qué perspectiva te aporta en lo creativo?
Son dos mundos que me construyen y que, en lo creativo, me dan una perspectiva muy rica. Mezclar culturas, acentos, sonidos, hace que mi música tenga esa identidad híbrida que no se encasilla en un solo lugar.
Tu música utiliza un lenguaje muy directo, no te da miedo hablar de vos. ¿Dirías que esto es lo que más le llega a tu público? ¿Qué te han devuelto principalmente?
Creo que la honestidad conecta. Yo no hago música para agradar, la hago porque la necesito, porque me sale del alma. Y la gente lo siente, porque todos pasamos por lo mismo: amor, rabia, deseo, frustración. Lo que más me devuelven es esa sensación de identificación, me dicen que mis canciones los acompañan, les dan fuerza, los interpelan. Para mí eso es increíble, una fortuna y una responsabilidad.
El video de “Estás buenísimo” tiene referencias claras a “The Way You Make Me Feel” de Michael Jackson. ¿Hubo un interés por reescribir ciertas narrativas del amor o el deseo desde la perspectiva femenina?
Totalmente. Me encanta jugar con la inversión de roles, cambiar las dinámicas. Históricamente, en la música, el hombre es el que persigue, el que seduce, el que marca el juego. Yo quería que en “Estás buenísimo” la mujer fuera la que tomara el control, la que expresara su deseo sin vergüenza, sin esperar aprobación. La que sabe lo que quiere y va por ello con actitud y seguridad.

Cortesía de producción
El álbum GRASA habla de vos. De lo que construiste y hacia dónde vas, pero mirando siempre hacia atrás, a veces con nostalgia. ¿Hay una dualidad en el éxito que estás viviendo hoy en día?
El éxito es hermoso, pero también te enfrenta a muchas cosas: sacrificio, soledad, expectativas. GRASA es un disco de celebración, pero también de reflexión. Porque para seguir avanzando tenés que mirar de dónde venís, entender lo que te hizo ser quien sos. A veces es nostálgico, otras veces es desafiante. Pero al final del día, lo más importante es el aprendizaje y el amor propio.
La canción de amor del álbum es “Mamá” y la escribiste para tu madre. ¿Qué te llevó a querer escribirle a ella?
Porque ella es el amor más puro que conozco. Quería hacerle un homenaje, agradecerle por todo lo que soy. Mi vieja es mi raíz, mi sostén, la que siempre creyó en mí, incluso cuando yo dudaba. Era necesario dedicarle una canción, y “Mamá” es eso: una carta de amor en forma de música.
¿Sentís que falta honestidad en la industria musical? ¿Qué otros artistas dirías que buscan ser igual de sinceros?
A veces se extraña lo genuino. Hay demasiada pose, pero también hay muchísimos artistas que hacen cosas reales, que ponen el alma en lo que hacen, y creo que son la mayoría. Se me ocurren muchísimos nombres, algunos de referencia total para mí como Erykah Badu, Lauryn Hill, Juan Luis Guerra, y contemporáneos como Kendrick Lamar, Tyler the Creator, Doechii, Sza, Rosalía.

Cortesía de producción
La canción “Corleone” tiene referencias a El Padrino (1972). Mucha de tu música referencia a la figura de “girlboss”. ¿Buscás hacer sentir poderosas y fuertes a las demás a través de tu música? ¿Es un objetivo marcado?
Quiero que la gente que escucha mi música sienta lo que tenga que sentir, que se haga preguntas. Yo expreso mis sentimientos con honestidad a través de mi música y si eso resuena en otros, si les da fuerza o los inspira, me encanta. Pero no escribo pensando en un mensaje concreto, sino en mi verdad, en lo que me sale del alma en ese momento.
Colaboraste en “Todo roto” con CA7RIEL y Paco Amoroso. Comparten un lenguaje directo, incluso de denuncia. ¿Fue esto lo que los unió para trabajar juntos?
Sí, tenemos una forma muy cruda de decir las cosas. Son músicos que admiro y además son amigos. Me gusta lo que hacen porque no maquillan la realidad, son frontales y además juegan con el humor de una manera espectacular. “Todo roto” necesitaba esa crudeza, y los chicos encajaron perfecto en esa energía.
Colaboraste anteriormente con C. Tangana, y hoy vuelve a aparecer en tu álbum. ¿Cómo se trabaja con él? ¿Qué dirías que tienen en común?
Pucho es un artista con visión, alguien que entiende la música desde un lugar muy cinematográfico, muy conceptual. Nos une la pasión por contar historias con imágenes y sonidos, por ir más allá de lo obvio. Trabajar con él siempre es interesante porque te desafía, te empuja a pensar diferente. Además hay complicidad, cariño y química creativa.

Cortesía de producción
Tu música abarca una gran variedad de géneros: hip-hop, rap, pop, bolero, salsa. ¿Qué es lo que hace que recurras a un género o a otro a la hora de pensar una canción?
La emoción. No pienso en géneros, pienso en lo que quiero contar y en cómo se siente. A veces el rap es la mejor forma de escupir una verdad, otras veces una salsa tiene la cadencia justa para lo que quiero transmitir. No me pongo límites, no me encasillo. La música es infinita y yo me dejo llevar.