La tensa calma que venía soportando el precio de los alimentos parece haber entrado en un receso, justo cuando se debate en Argentina cuánto devaluará el Gobierno de Javier Milei para cerrar el acuerdo con el Fondo Monetario (FMI). Es que en la tercera semana de marzo, los precios del rubro subieron 2,4 por ciento, el alza más importante en un año. El dato, que surge de un informe de la consultora LCG, se completa con otro muy fuerte: si se toman las últimas 4 semanas, los precios de los Alimentos subieron 3,4 por ciento. El asunto es sensible porque es el rubro que más pega en el IPC y se da cuando ya hay medios económicos internacionales que ponen en cuestión la manera que el Gobierno tiene de medir la inflación vía el INDEC, algo que viene avisando hace un año.
Para ver la foto completa, es central mirar la dinámica desde febrero a la fecha, momento en el que empezaron las turbulencias políticas y cambiarias del Gobierno. En la primera semana de ese mes, los precios de los alimentos subieron 2,3 por ciento; luego, en la segunda, cayeron 0,1 por ciento; en la tercera subieron 1,8 y en la cuarta quedaron en cero. En marzo, en tanto, la primera semana mostró un alza de 0,8 por ciento, la segunda del 0,1 por ciento y la tercera del 2,4 por ciento. “La aceleración de la tercera semana se dio luego de una suba prácticamente nula de la semana anterior”, precisó la consultora, deslizando que allí empezaron a influir factoresque antes no estaban.
¿Qué es lo que pegó más? Carnes y lácteos subieron 5 por ciento en las últimas 4 semanas y explican un 70 por ciento de la inflación de alimentos. El resto se dio de la siguiente manera: Azúcar, miel, dulces y cacao subieron un 4,2 por ciento; los condimentos un 3,1 y Lácteos y Huevos un 2,5 por ciento. Todos valores de alzas por encima de la inflación del INDEC.
Milei, en la trampa de la estadística oficial
“El milagro inflacionario de Milei distorsionado por elementos obsoletos en el índice”, tituló la agencia de noticias Bloomberg en un artículo que instaló en el mundo económico financiero una duda que en el país ya se debatía: que la medición de inflación del INDEC, al no actualizarse, no es representativa.
Lo curioso aquí es que luego de un año de Milei negándose a aplicar la fórmula nueva (que pondera más los Servicios que los Bienes), quedó en febrero entrampado en su propia manipulación de números. Como los Alimentos subieron más que los servicios, el IPC dio más alto de lo que el Gobierno esperaba. De hecho, en la Ciudad, que trabaja hace años con el IPC que debería aplicar el Gobierno Nacional, la inflación dio más baja en ese mes.
El artículo de Bloomberg no sólo cuestiona el IPC, sino que además cuenta historias de gente a la que aún con la inflación desacelerando, no le alcanza la plata. Y lo hace con llamativa pimienta, con una ironía dura que muestra lo antiguo del IPC INDEC. “Cada mañana, el argentino típico compra un periódico, enciende un cigarrillo y luego, mientras hojea las páginas y fuma, toma el teléfono de su soporte en la pared para hacer una llamada”, reza el primer párrafo, para luego expresar que “bueno, al menos esto es lo que los estadísticos del gobierno en Buenos Aires quieren hacernos creer. Los cigarrillos, los periódicos y los teléfonos fijos siguen siendo componentes clave del índice de precios al consumidor del país en la actualidad”.
El artículo de Bloomberg, una agencia insumo para la toma de decisiones de los inversores, va incluso un paso más allá. Destaca que cada vez más técnicos llaman a Milei para pedirle que actualice las mediciones, porque en la calle el diagnóstico de la inflación se parece cada vez menos a los números del organismo estadístico oficial que comanda Marco Lavagna.
Asimismo, el artículo afirma que “la mayoría de los economistas creen que un índice renovado revelará que la inflación es más alta que las lecturas mensuales actuales de alrededor del 2,5%”. El fenómeno es curioso, porque ya hay consultoras privadas que, ante la pasividad del Gobierno con el tema de la fórmula de precios, empezaron a medir cuál sería la inflación tomando como base la Encuesta de Hogares del 2018, la misma que usa el INDEC porteño. La conclusión a la que llegaron es que la inflación del 2024 hubiese sido 10 puntos mayor si se hubiese realizado la medición real. Un dato de color: el FMI, a quien el Gobierno le roga un acuerdo, le dijo a Milei que hay que cambiar ya la fórmula, luego de aprobar la que hizo Lavagna. Es el mismo FMI que validó la fórmula de IPC CABA, que la Ciudad sí implementó, a diferencia de la Nación.