Por qué es bueno aburrirse

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Ganador del Premio Nobel de Literatura, el conde Bertrand Russell (1872-1970) heredero de una de las tres familias más importantes del Reino Unido, propulsor del neorrealismo y el neopositivismo ingleses, filósofo, matemático y férreo pacifista, solía decir que “para llevar una vida feliz es esencial una cierta capacidad de tolerancia al aburrimiento. La vida de los grandes hombres solo ha sido emocionante durante unos pocos minutos trascendentales. Una generación que no soporta el aburrimiento tendrá escaso valor”.

Esta alerta se cierne sobre nuestros tiempos. Psicólogos, sociólogos, antropólogos, filósofos, pedagogos y neurocientíficos coinciden en que uno de los grandes dilemas de hoy es la necesidad de estar ocupado de una manera productiva siempre. Una cuestión que, vaya curiosidad, se toca con las estadísticas más sombrías en torno de la sensación de aburrimiento.

La vitamina que mantiene sano el corazón y suministra la energía al cuerpo

Katy Tam, especialista del departamento de psicología de la Universidad de Toronto, lideró un estudio que acaba de publicarse en la revista científica Nature donde se confirma que nunca antes las personas se habían sentido tan aburridas. “En una era en la que el entretenimiento está al alcance de la mano sin esfuerzo, se podría suponer que la gente está menos aburrida que nunca. Sin embargo, los informes de aburrimiento son más altos ahora que en el pasado, explica la investigadora. También agrega que los medios digitales dividen la atención, elevan el nivel deseado de participación, reducen la sensación de significado, aumentan los costos de oportunidad y son una estrategia ineficaz para afrontar el aburrimiento.

“No solo esto –sigue Michael Inzlicht, su coequiper en el documento–. Se supone que abre tantas oportunidades que convierte a cualquier realidad en aburrida. Cuando hace un tiempo una actividad fuera de casa durante el fin de semana podía ser considerado el gran plan, hoy frente a medios que nos cuentan todo lo que podríamos haber hecho, ir al cine o visitar un museo durante ese período de descanso se convierte en una nimiedad”.

Los Centros de Control de Enfermedades de los Estados Unidos han revelado en una encuesta que el 60% de los locales se sienten aburridos al menos una vez a la semana, y el 98% de ellos se preocupa por ocuparse cuando tiene esa percepción.

Elizabeth H. Weybright, investigadora de desarrollo humano en la Universidad Estatal de Washington, realizó un análisis que publicó en National Library of Medicine, de Estados Unidos. Allí confirma que aunque el 98% de las personas registra aburrimiento en algún momento de la semana, este se ha duplicado en cantidad de episodios reconocibles y en malestar. “Una de las conclusiones más interesantes es que la alarma personal frente al aburrimiento ha escalado –relata–. Las personas se fastidian más por estar aburridas. Esa incomodidad manifiesta impone al sujeto a eliminarla del modo que sea. Lo que nuestro estudio revela es que lo termina haciendo con lo que tiene más a mano: la pantalla”.

John Schulenberg, coequiper de Weybright en la investigación y especialista del Instituto de Investigación Social y Departamento de Psicología de la Universidad de Michigan dice: “De alguna forma los adultos estamos elaborando el aburrimiento como los niños. La intolerancia a ese fastidio se tapa con un chupete”.

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ABURRIRSE ES SANO (Y NECESARIO) 1️⃣ El aburrimiento nos permite DESCONECTAR del ajetreo diario. 2️⃣ Aburrirnos nos permite CONOCERNOS MEJOR. 3️⃣ El aburrimiento estimula la CREATIVIDAD. Así que ya sabes, la próxima vez que te aburras, ¡disfrútalo! #aburrimiento #estres #ansiedad #emociones #EquilibrioEmocional #GestionEmocional #SaludEmocional #Bienestar #bienestaremocional #SaludMental #Psicologia #Psiquiatria #Autoayuda #reflexion #consejos

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Algo de sabio

Para Miguel de Unamuno “hay algo de dulce y sosegador, pero sobre todo de sabio, en eso de aburrirse”. Pero, ¿qué es efectivamente? “Es un estado mental caracterizado por la falta de interés, estimulación o desafío –explica David Ndetei, investigador de la Fundación Africana de investigación en Salud Mental y coautor de una investigación publicada en Frontiers–. Es una experiencia subjetiva que puede manifestarse de diversas formas, incluyendo inquietud, apatía y desinterés”. Además, añade que puede ser causado por una falta de estimulación externa o por factores internos como la falta de motivación o de sentido de propósito. Puede surgir de tareas rutinarias, actividades repetitivas o falta de novedad, lo que puede dar lugar a una sensación de que el tiempo se arrastra o de estar atrapado en una rutina monótona. El aburrimiento también puede surgir de expectativas no satisfechas o de una discrepancia entre los deseos y la realidad actual.

Para Maritchu Seitún, psicóloga especialista en crianza, el aburrimiento “es el barbecho en el campo. Ese tiempo que se le da a la tierra para que se recupere y se nutra a sí misma”. Mariana de Anquin, psicopedagoga, afirma que “es una emoción incómoda que tiene dos componentes claves: baja nuestra energía vital y se siente desagradable porque llega con el propósito de invitarnos a hacer una pausa y cuestionar el ritmo frenético de estar siempre ocupados”.

Una dicotomía se abre frente a este momento necesario de vida slow: “Los adultos sostenemos desde las ideas que es clave que los más chicos se aburran porque, nos convencimos de que se trata de un tiempo que abona la creatividad –explica Inzlicht–. Sin embargo cada vez toleramos menos que nos digan que están aburridos y tampoco nos damos permiso para estarlo”.

La psicóloga Rocío Ramos Paul asegura: “Tener capacidad para aguantar el malestar que genera aburrirse permite que desde ahí surjan cosas nuevas: creatividad, una solución u otra actividad”.

“La Venecia costarricence” es uno de los destinos más inesperados de Centroamérica

La neurocientífica Jill Taylor, autora de Mi golpe de intuición, alerta sobre la concientización del trabajo interminable del cerebro. “Este órgano trabaja 24/7 –dice–. Todo el tiempo produce reacciones, recibe estímulos, ofrece indicaciones… El sueño es el momento cuando se limpia y repara, pero aún allí, no se detiene. El momento de sentarse y dejar vagar sin rumbo la mente debería estar conscientemente incluido en este esquema de recuperación. El aburrimiento ha adquirido mala reputación, pero es clave para oxigenar el cerebro, reenfocar los objetivos y mejorar la productividad”.

Precisamente este último término ha marcado la era del ocio. Shahram Heshmat, doctor en filosofía de la Universidad de Illinois se especializó en la ciencia de las elecciones. “Producir es una necesidad que se fue construyendo con el paso del tiempo –explica– Hoy hasta las vacaciones deben ser productivas. Se nos ha instalado una especie de adicción a la estimulación para combatir el aburrimiento, una nueva afección que puede conducir a decenas de dificultades, pero sobre todo a una espiral de negatividad con mayor aburrimiento en el largo plazo”.

El aburrimiento, antes terreno fértil de la creatividad, hoy es tratado como un malestar que debe evitarse

Sinónimo de infelicidad

El aburrimiento suele considerarse “un estado emocional desagradable, caracterizado por sentimientos de insatisfacción, inquietud y fatiga mental”, según definió Katy Tam en su investigación. “Puede ser una fuente de infelicidad y de carencia de significado –suma Heshmat–. En ocasiones no nace de la ausencia de actividad, sino de falta de desafíos o de considerar expectativas demasiado altas, lo que pone nuestra realidad en una perspectiva errónea.

Bajo este paradigma caen las vacaciones. El tiempo epítome de la vagancia. Del no hacer nada en contraste con lo ajetreado del año de ocupaciones. Pero muchas veces, esa disparidad no se produce. “El receso está atravesado por creencias culturales de que hay que disfrutarlo a full –explica Cinthia Ortiz, psicóloga de Fundación Aiglé–. No podemos desperdiciar ni un minuto y pensamos que vamos a hacer todas las cosas que tenemos pendientes o no pudimos concretar durante el año. Armarnos una agenda cargada de actividades que se vuelve excesiva. De los que terminan su descanso solemos escuchar frases como “necesito vacaciones de las vacaciones” o “no paré un minuto y se me pasaron volando”.

De Anquin asegura que somos maestros en evitar el aburrimiento. Redes sociales, series interminables, listas de cosas “urgentes” por hacer, incluso en momentos de descanso. “Es una especie de anestesia emocional: preferimos el ruido a sentir el vacío. Pero es necesario ese espacio para la introspección”.

“No es necesario no hacer nada –indica Silvia Álava Sordo, psicóloga–. La contemplación, la meditación, la escritura son algunas de las opciones en esos momentos. Se trata más de no perseguir un objetivo que de quedarnos hibernando. Es una oportunidad para descubrir qué cosas nos importan”. Esta instancia puede ser la manera perfecta, según Álava Sordo, de reflexionar y reiniciarse hacia algo mejor que no sucederá si no se tiene ese hueco. “Esa sensación de desgano no es nuestra enemiga –completa de Anquin–, es una señal para que nos conectemos con nosotros mismos. Cuando nos permitimos aburrirnos, pasa algo mágico: nuestra creatividad interna empieza a despertar, nuestro sentido de propósito se enciende y aparecen nuevas perspectivas. No lo veamos como un estancamiento, sino como el momento perfecto para generar ideas nuevas y cambios. Porque el aburrimiento no nos paraliza, nos prepara”.

Estudios científicos confirman un fenómeno paradójico: en plena era del entretenimiento constante, el aburrimiento se multiplica

Un paso transformador

“Cuando alguien se aburre al no recibir estimulación externa constante, –explica la neuropediatra Carina Castro Fumero– el cerebro genera la propia. Esto activa regiones relacionadas con la imaginación, la resolución de problemas y la autorregulación emocional. Por defecto se activa la red cerebral responsable de la introspección y la creatividad, clave para reflexionar, generar ideas y conectar conceptos”. Castro Fumero indica que en los adultos el aburrimiento suele percibirse de manera negativa, mientras que en los niños se ve como una herramienta de desarrollo. “En los adultos es más común evitarlo, aunque también puede ser una oportunidad para meditar, desconectar y encontrar nuevas perspectivas. Implementarlo en nuestras vidas podría ser igual de transformador”, agrega.

El aburrimiento puede disparar algo incómodo pero valioso, “preguntas profundas sobre el sentido de nuestras vidas, nuestras elecciones y nuestro tiempo –explica Gonzalo Pereyra Saez, psicólogo especializado en salud mental y autor de Afrontar la ansiedad con plenitud–. El aburrimiento nos desconecta de las distracciones externas y nos enfrenta a un vacío inherente a la vida que preferimos evitar. Sin embargo, desde una perspectiva existencial, es una oportunidad para habitar el vacío con curiosidad, en lugar de resistirlo. Lo que puede ser transformador, pero solo si dejamos de huir de él”. El aburrimiento es la antesala de la creatividad y del cambio, “de esas ideas frescas y sorprendentes que estábamos esperando –concluye de Anquin–. Pero para recibir ese presente, necesitamos transitarlo”.

Tips para encontrar los espacios para no hacer nada

  1. Equilibrar ocio y ocupación. “No solo se debe reposar lo suficiente. El descanso no es solamente el momento de dormir –explica Katy Tam–. Además del tiempo sin actividad, es bueno que no todo lo que hacemos esté estructurado. Que la cotidianidad tenga algo de sorpresa”.
  2. Buscar algo nuevo. “Puede ser una manera de desafiar el aburrimiento creativamente –explica Michael Inzlicht–. Si nos inquieta demasiado el tiempo sin nada, una actividad social y diferente puede contribuir a salir de la zona de confort saludablemente”.
  3. La naturaleza siempre es una opción. “Para quien sufre lidiando con el aburrimiento, la conexión con la vida al aire libre afloja todos los circuitos de estrés sobre el vacío”, confirma Elizabeth H. Weybright.
  4. Amigarse con los recuerdos es una manera amorosa de sostener el ocio. “Sin llegar a la nostalgia, pero habitando el espacio de los buenos momentos vividos –añade John Schulenberg–. Revisitarlos es una manera de bajar ansiedad y mantener la vida slow al mismo tiempo”.
  5. Apagar el botón del miedo. “Aprender que es un momento de autoprotección cerebral indispensable para el sostenimiento de la salud mental”, dice David Ndetei”.

El aburrimiento no es un enemigo, sino una señal necesaria