Una figura de acción, que tuvo diálogo directo con las principales potencias del mundo, y un agudo observador del complejo escenario internacional fue el doctor Emilio Jorge Cárdenas, fallecido el martes en esta ciudad. Como representante permanente del gobierno argentino ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), entre 1993 y 1996, logró que el país ocupara nuevamente un sillón en el Consejo de Seguridad. Abogado y dedicado a la actividad empresaria, se destacó como un hombre de consulta en política exterior frente a los cambios acelerados del mapa global en las últimas décadas.
Tenía una fuerte personalidad y se destacaba por su oratoria. En noviembre de 1997 fue representante personal del entonces secretario general de la ONU, el ghanés Kofi Annan, en Irak, en tiempos en que el régimen de Saddam Hussein se enfrentaba con la comunidad internacional por las acusaciones sobre la existencia de armas de destrucción masiva en su territorio. Fue, además, embajador en República Dominicana y Guyana.
Tuvo una buena relación personal con Madeleine Albright, la primera mujer que fue secretaria de Estado de Estados Unidos, durante el gobierno de Bill Clinton.
En 1982,integró la misión privada de empresarios que recorrió países europeos explicando la posición argentina respecto a Malvinas. Sostenía que la política de dureza tenía más posibilidades si la Argentina lograba que América Latina la acompañara seriamente y, en cambio, bastante menos si prevalecía el desinterés.
Si bien no era diplomático de carrera, Cárdenas fue un activo representante argentino en el organismo internacional, durante el gobierno de Carlos Menem. Contribuyó a llevar a buen puerto la iniciativa para crear el cuerpo de Cascos Blancos, una fuerza de paz dedicada a la asistencia humanitaria y la atención de emergencias en las zonas de conflicto.
Frente al mapa mundial que presenta el siglo XXI, Cárdenas percibía en la actualidad una preferencia del público por los liderazgos fuertes, como los de Donald Trump, Vlaidmir Putin y Xi Jinping, que se proyectan a otros países, como la Argentina, donde vuelven a cobrar vigencia las demandas de orden y seguridad.
La función pública
Antes de su salto a la esfera internacional, Cárdenas trabajó como asesor del entonces ministro de Obras y Servicios Públicos del gobierno de Menem, Roberto José Dromi, durante el proceso de reforma del Estado y privatización de empresas públicas, tareas de consejo que luego se extendieron a la actividad privada.
Durante su actuación en los organismos internacionales no mantuvo una fluida relación con el canciller Guido Di Tella. Tuvo, además, algunos cortocircuitos con la gestión de Domingo Cavallo en el Ministerio de Economía, pese a lo cual no perdió la confianza de Menem.
Entre 1974 y 1976 había sido funcionario de la Corporación de Empresas Nacionales, un organismo público dependiente del Ministerio de Economía, que supervisaba a las empresas públicas, en los gobiernos de Juan Domingo Perón e Isabel Martínez de Perón.
Cárdenas asesoró al grupo Roberts en la venta del banco a HSBC, donde continuó como director ejecutivo. Presidió la Asociación de Bancos de la República Argentina, que reunía a los acreedores externos. No aceptó un ofrecimiento de Menem para ocupar la vicepresidencia del Banco Central.
La actuación profesional
Emilio J. Cárdenas había nacido en 1944 y estudió en el Colegio Champagnat, donde se recibió con medalla de oro. Se graduó de abogado en la Universidad de Buenos Aires (UBA), con estudios de posgrado en la Universidad de Míchigan, donde obtuvo un máster en Derecho Comparado) y en las de Princeton y de California.
Su primer trabajo fue en el despacho jurídico Beccar Varela. Después se asoció a Klein, Mairal & Cardenas y años más tarde fue el fundador y socio principal del estudio Cárdenas, Cassagne & Asociados, de reconocida actuación en el campo del derecho. Tuvo especial dedicación a temas empresarios y a cuestiones de arbitrajes internacionales. Colaboró con mucha frecuencia con LA NACION.
Ejerció la profesión de abogado y asesoró a clientes nacionales y extranjeros en temas de derecho internacional, petróleo y gas. Integró directorios de empresas relacionadas con petróleo y gas; transporte marítimo; bancos; seguros; seguros de retiro; servicios médicos; generación y distribución de energía y agricultura, entre otros campos.
En 1999 fue miembro del Comité de Inversiones de la ONU y formó parte del comité internacional asesor del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
Entre 2002 y 2004 fue presidente de la International Bar Association, una de las organizaciones jurídicas más prestigiosas del mundo, en la que ocupó distintas funciones. Desde 2005 a 2009 fue copresidente del Instituto de Derechos Humanos.
Ejerció la docencia en la UBA, en la Universidad Católica Argentina y en la Universidad de Illinois. Formó parte, además, del Consejo Académico de la Escuela de Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Austral.
Participó también del Grupo de Trabajo sobre la Inserción de la Argentina en el Mundo, constituido en el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), inspirado en discusiones académicas, para mejorar la gestión de la política exterior argentina.