Un grupo de científicos ha creado una batería que transforma residuos nucleares en electricidad usando luz como intermediario. El dispositivo, de apenas cuatro centímetros cúbicos, podría ofrecer una alternativa para aprovechar materiales radiactivos mientras genera energía limpia durante décadas sin necesidad de pasar por ningún punto de recarga.
Según informa TechSpot, los investigadores de la Universidad Estatal de Ohio han desarrollado un sistema que utiliza la radiación gamma de isótopos como el Cobalto-60 y el Cesio-137 para generar electricidad. La tecnología se basa en cristales que convierten la radiación en destellos lumínicos, captados posteriormente por celdas solares que producen corriente eléctrica.
Un proceso simple con potencial duradero
El sistema funciona mediante una secuencia de tres pasos: la radiación gamma impacta en los llamados cristales centelleadores, estos emiten luz visible y finalmente las celdas fotovoltaicas transforman esa luz en electricidad. Este método evita los problemas de degradación que sufren otros tipos de baterías nucleares.
La potencia actual del prototipo es de 1,5 microvatios, suficiente para alimentar pequeños sensores. Sin embargo, lo destacable es su autonomía: según los datos publicados, podría funcionar entre 5 y 50 años dependiendo del isótopo utilizado, sin necesidad de recarga.
“Hemos encontrado una forma eficiente de aprovechar energéticamente estos materiales”, explica Raymond Cao, investigador principal del proyecto. El equipo ha diseñado también una carcasa que bloquea la radiación externa, haciendo que el dispositivo sea seguro para su manipulación según los estándares actuales.
A diferencia de las baterías convencionales de ion-litio, que requieren reemplazos cada pocos años, esta tecnología ofrece una densidad energética hasta diez veces superior y un ciclo de vida considerablemente más extenso, según detalla el estudio publicado.
Los investigadores ya trabajan en las primeras aplicaciones prácticas. Las más inmediatas incluyen la monitorización de instalaciones nucleares y la alimentación de dispositivos en entornos radiactivos donde el reemplazo de baterías convencionales resulta complejo o imposible.
La radiación es un tema que ha cobrado relevancia en distintos ámbitos. Los avances en la monitorización del agujero de ozono muestran cómo la reducción de compuestos dañinos ha permitido su gradual recuperación. En el sector empresarial, una startup ha desarrollado materiales que reaccionan a la radiación solar cambiando de color, con aplicaciones en arquitectura y seguridad laboral.
El equipo científico planea probar su prototipo en entornos reales durante 2025, mientras continúa trabajando en versiones mejoradas que incrementen la potencia del dispositivo. Los datos preliminares apuntan a eficiencias que podrían multiplicar por cien la capacidad actual en los próximos desarrollos.