Robert Pattinson juega a ser inmortal en la nueva película de Bong Joon-ho, el premiado director de Parasite

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Hubo un tiempo, allá por 2008, en el que millones de adolescentes en todo el mundo fantaseaban con la posibilidad de tener a su lado a Robert Pattinson. Si esas fanáticas hubieran podido imprimir su propia versión del actor inglés cuando apareció en la pantalla grande interpretando a Edward Cullen, el atribulado y romántico vampiro de la saga literaria Crepúsculo, probablemente lo habrían hecho. La intensidad de la pasión que despertaba Pattinson en aquellos años era más fuerte que cualquier consideración ética y moral que pudiera acarrear la hipotética tecnología. Pero el director Bong Joon-ho pensó en todo eso y mucho más al elegir al actor como el protagonista de Mickey 17, el film que se estrena este jueves 6 de marzo en la Argentina. Se trata de la primera película del realizador surcoreano desde que Parasite se convirtió en un fenómeno global que amplió el alcance de la cinematografía de su país más allá de los festivales de cine y le consiguió sus primeros cuatro premios Oscar.

Basado en la novela Mickey 7 de Edward Ashton, el film imagina un futuro en el que la vida en la Tierra tiene los días contados y la colonización del espacio exterior se presenta como la única posibilidad de sobrevivir de toda la humanidad. Todos excepto Mickey (Pattinson), que huyendo de sus acreedores se inscribe para participar en una misión hacia una nuevo planeta como el integrante “reemplazable” de la tripulación sin entender demasiado bien de qué se trata su rol. Es que Mickey es bastante crédulo y la inteligencia no es su mayor atributo. Quizás su mejor característica sea el estoicismo con el que acepta que su puesto en la nave es ocuparse de las tareas más peligrosas una y otra vez hasta la muerte que, en su caso, lo lleva directo a una inmensa fotocopiadora en la que lo reimprimen una y otra vez.

Pattinson y Bong Joon-ho durante la gira de promoción de la película

“El concepto de la impresión humana evoca muchas emociones diferentes y una de ellas es la empatía que sentimos por Mickey, el tipo que tiene que pasar por el proceso constantemente. Realmente quería que Rob lo interpretara”, explicó el director a LA NACION vía Zoom hace un par de semanas, antes del estreno mundial del film en el Festival de cine de Berlín. A su lado, Pattinson, de pelo corto y mucho más rubio del que tiene en Mickey 17, sonríe cuando escucha al director. O más bien cuando la intérprete simultánea lo traduce del coreano al inglés. Está claro que más allá de ser el líder de un ambicioso proyecto de los estudios Warner, Bong mantiene su forma de trabajo y eso incluye la comunicación con la prensa en su lengua natal. Además del estilo narrativo que es su marca de fábrica: al igual que en sus películas anteriores The Host, Snowpiercer y Okja, la ciencia ficción, el humor negro y la sátira se combinan para contar una historia como solo él puede hacerlo.

“Creo que lo más interesante de la ciencia ficción es cómo nos permite revelar aspectos de la vida actual. Las situaciones que atraviesa Mickey reflejan mucho del estado de la humanidad hoy. En la trama la raza humana está en su peor momento y eso resulta en la idea de que los humanos puedan ser impresos y reimpresos como si fueran pedazos de papel o documentos. No es algo que esté demasiado alejado del mundo en que vivimos ahora. Creo que los jóvenes, especialmente, sienten que existen en circunstancias muy similares a las de Mickey”, detalla el director.

Mickey 17, protagonizada por Robert Pattinson

El personaje central es, además, el narrador del cuento que comienza mientras la copia número 17 explora el planeta que el presidente Marshall (Mark Ruffalo) pretende colonizar. Antes de verlo, los espectadores escuchan a Mickey y su voz es la primera pista de lo que vendrá. Lejos del acento británico de Pattinson, que suena sofisticado aunque no sea su intención, y de los tonos graves que utilizó al interpretar a Bruce Wayne/Batman en la versión noir del superhéroe que dirigió Matt Reeves, la inspiración para la voz de su personaje le llegó al actor de un lugar inesperado.

“A medida que fui haciendo más películas, me di cuenta de que si vas a la zona donde estás filmando y te permitís encauzar lo que sea que te interese en ese momento de alguna manera todo se conecta con el proyecto. En este caso sucedió así. Un día estaba caminando y escuchando una entrevista con Steve-O, uno de los integrantes del programa de dobles de riesgo Jackass, y al mismo tiempo pensando en cómo interpretar a Mickey y la verdad es que no tenía idea de qué iba a hacer. Lo escuchaba contar cómo era hacer las distintas pruebas de riesgo en el ciclo de TV del que yo era fanático cuando era chico. Él decía que sin pensarlo mucho siempre aceptaba hacer las pruebas más peligrosas y de alguna manera lo conecté con Mickey. Porque el personaje está básicamente en el infierno pero hace lo que tiene que hacer sin quejarse ni sentir pena por sí mismo”, cuenta Pattinson sobre la peculiar voz que creó para Mickey 17, esa criatura que está en la antípodas del héroe, del macho alfa, que suele reservarse para los protagonistas del género. Ese lugar, al menos en parte lo ocupa Nasha (Naomi Akie), la policía de abordo que se transforma en protectora y amante de Mickey. De los Mickey.

Robert Pattinson, Anamaria Vartolomei y Bong Joon-ho durante el rodaje del film de ciencia ficción

“Una de las cosas que más disfruté del rodaje fueron las escenas en las que estaban Mickey 17 y 18 juntos, en el mismo espacio. Para mí, como realizador, fue muy emocionante y divertido. Mi entusiasmo en el set fue similar al de Nasha cuando los tiene a los dos en la habitación. Mi momento favorito de toda la película es el que los dos están peleando, con 18 furioso y acorralando a 17, y hay un pasaje particularmente divertido en el que Rob, interpretando a 18, se acerca a la cámara de manera amenazante. Eso fue increíble de presenciar”, se entusiasma el director como si fuera un espectador más. Tiene sentido: la transformación de Pattinson entre una y otra versión del mismo personaje es sutil y al mismo tiempo contundente. Desde su postura a sus ojos y hasta su sonrisa cambian radicalmente con la velocidad de un pestañeo.

El futuro ya está aquí

En los universos narrativos del director coreano, la lucha de clases suele ser el conflicto que pone en marcha el relato y atraviesa a cada uno de sus personajes. Los abusos de poder, el desprecio por los trabajadores y la arrogancia de quienes mandan estaban presentes en Parasite de manera explícita pero también en el resto de su excelente filmografía en la que siempre mostró a los estratos dominantes a través del humor absurdo. Un lugar que en Mickey 17 ocupan el presidente Marshall y sus acólitos. “Marshall es el villano del film. Es un político que refleja lo ridículos y al mismo tiempo terroríficos que son los dictadores. Siento que en la actualidad, en muchos países estamos sufriendo por la culpa de políticos maliciosos y todo eso está condensado en ese personaje que quería retratar de la manera más graciosa posible”, cuenta el director, aunque aclara que las similitudes que el público pueda establecer entre el presidente Marshall y Donald Trump son pura casualidad.

Pattinson y el director en la presentación del film en el Festival de Berlín

El guion del film fue escrito hace más de tres años y se terminó de rodar mucho antes de que el mandatario asumiera su cargo por segunda vez. De hecho, la fecha de estreno de Mickey 17 se postergó en varias oportunidades, lo cual generó rumores sobre potenciales desacuerdos entre el cineasta y los estudios Warner. El temor no estaba del todo infundado: la primera película internacional de Bong, Snowpiercer (2013), sufrió numerosos problemas de producción en su etapa de edición debido a la intervención de uno de sus productores, Harvey Weinstein, quien, según relató el director coreano en varias ocasiones, quería decidir sobre el corte final del film. La disputa fue tal que al no poder salirse con la suya, Weinstein decidió no estrenar la película en tiempo y forma. Con esa lección aprendida, a partir de ese momento Bong solo aceptó trabajar para un estudio si en el contrato figura explícitamente que él tiene el control creativo de todo el proyecto. Que en el caso de Mickey 17 incluyó dejarlo “matar” a Pattinson las veces que considerara necesarias. Un método que el director suele poner en práctica desde sus primeras películas.

“Bueno, en el pasado eran historias sobre asesinos seriales, pero en este caso es diferente porque su trabajo es morirse”, dice el realizador con la sonrisa cómplice de quien sabe que su currículum no solo incluye las muertes de los personajes del policial Memorias de un asesino sino las de unos cuantos más que estuvo dispuesto a sacar del mapa cuando el público menos se lo esperaba. Una costumbre que, por otro lado, no le preocupó demasiado a su protagonista. De hecho, la propuesta de Bong hasta le resultó menos trágica de las que está acostumbrado a encarar. “La verdad es que no pensé demasiado en su afán por matar a sus personajes, aunque es cierto que lo hace. Me parece que de todos modos no me molestó, porque tengo una especial atracción por interpretar personajes que se van a morir en la trama. Pero en este caso, aunque técnicamente se muere 17 veces, Mickey es una especie de inmortal al que vuelven a imprimir cuando hace falta”, se ríe Robert Pattinson 1, el original.