Brenda Uliarte está en condiciones de enfrentar el juicio por el atentado a CFK

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Una junta de ocho peritos psiquiatras y psicólogos determinó que Brenda Uliarte, acusada como coautora del intento de magnicidio de Cristina Fernández de Kirchner, no tiene ninguna “patología psíquica” o “trastorno mental” que justifique que no sea sometida a juicio oral, como había pedido su defensa. Es más, el informe final dice que “presentó marcada falta de colaboración, baja disposición y falta de apertura al diálogo, con tendencia a ofrecer patrones erráticos de respuestas y propensión a conductas de actuación…” . Agrega que tiene “la autonomía psíquica suficiente como para enfrentar el actual proceso penal en curso”. Las audiencias se reanudan este miércoles.

Escenas en el juicio

Brenda Uliarte, de 25 años, era la pareja del principal acusado, Fernando Sabag Montiel, y estaba con él en el momento en que intentó dispararle a CFK en medio de la movilización que le daban apoyo por el juicio de Vialidad. Simuló que era militante. Ya había hecho un intento previo, seis días antes, y hay diálogos con la chica donde ella incluso le va dando instrucciones acerca de lo que tiene que hacer, y se enoja cuando él desiste. Se lo cuenta a una amiga y se jacta de ser quien lo mandó. Desde el comienzo de las audiencias, a fines de junio del año pasado, Uliarte protagonizó algunas escenas que generaron interferencias en el juicio.

Ya el día que fue indagada respondía con exagerada lentitud las preguntas elementales como si no se acordara ni su apellido ni donde vivía e interrumpió abruptamente su declaración cuando la fiscala Gabriela Baigún comenzó a preguntarle por lo que había dicho en un escrito donde sugería que Sabag Montiel estaba en contacto con una mujer del entorno del diputado del PRO Gerardo Milman, exmano derecha de Patricia Bullrich, cuyo papel es investigado en un tramo residual de la causa.  También decía que su entonces pareja había estado relacionado con la organización violenta Revolución Federal, con gran protagonismos por los días de las movilizaciones, en agosto de 2022. “No más preguntas”, le dijo en ese momento al Tribunal Oral Federal 6 (TOF6), como si estuviera en una serie de abogados. Su defensor de entonces, Alejandro Cipolla, había dicho ese mismo en una nota que no sabía si declararía porque estaba “empastillada”.

Con posterioridad, en una ocasión que presenció la audiencia por zoom, desde la cárcel, hacía gestos, burlas, comentarios y cantaba, por lo que fue reprendida. Y el hecho que precedió a la decisión de que el tribunal ordenara la pericia psiquiátrica fue que se le abalanzó a Gastón Marano, el defensor de Gabriel Carrizo, acusado como partícipe secundario en el proceso. Era quien manejaba el negocio de los copos de azúcar que la pareja vendía y quedó comprometido por chats donde les dice a algunos conocidos que él había facilitado un arma para el ataque a la expresidenta, que luego no se utilizó, y planeaba con Uliarte –que fue detenida con posterioridad– cómo ocultarla. “¡Viejo de mierda, me querés hacer condenar a perpetua!”, le gritó Uliarte a Marano el 13 de octubre, cuando se discutió el agravante de violencia de género y ella entendió (mal) que el letrado quería complicarla, aunque era más bien lo contrario. Cipolla aprovechó para insistir en que no estaba en condiciones de ser juzgada.

El TOF6 ordenó una pericia psicológica y psiquiátrica. En medio del verano Uliarte cambió su abogado, y ahora tiene un defensor oficial.

Resultado concluyente

Los peritos ya habían intentado evaluar a Uliarte en diciembre, pero decidieron hacer una nueva entrevista ya que la mayoría no creía poder sacar conclusiones por su falta de colaboración. Sin embargo, el perito de la querella, Adelqui Del Do,  planteó que era claro que no evidenciaba ninguna patología. Lo que afirmó es que observó “indicadores de simulación”. El psicólogo marcó que la mujer podía responder ciertas preguntas sin inconvenientes, pero cuando aparecían cuestiones vinculadas con el juicio tenía una “conducta diferente”. Incluso decía “no voy a hablar del juicio”. “Sobreactuó síntomas de patologías mentales como usos excesivo de risas inmotivadas y de neologismos. Dicho empleo de neologismos y construcciones verbales idiosincrásicas que dificultaron la comprensión de sus respuestas, crearon una barrera comunicativa intencionada”, señaló, entre otras cuestiones.

Después de una nueva entrevista el 24 de febrero último, todos los peritos coincidieron en una conclusión en esa línea, incluso firmaron en conformidad las especialistas por parte de la defensa. El informe recopila evaluaciones previas dentro del penal de Ezeiza, donde está en tratamiento y con medicación. En ocasión fue atendida por autoagredirse pero siempre la observaron orientada, con conciencia de situación, a veces con lenguaje lento pero también poco colaboradora. Fue incorporada a un programa de prevención de riesgo suicida pero no fue a admitida por el dispositivo PRISMA, para personas privadas de la libertad con problemas de salud mental y adicciones.

Síntomas

El Cuerpo Médico Forense y los otros peritos señalaron en la pericia que sus respuestas fueron “selectivas”, que tiene “noción situacional”. La “falta de colaboración, baja disposición y falta de apertura al diálogo, con tendencia a ofrecer patrones erráticos de respuestas, no configuran síntomas típicos de trastornos mentales definidos“, dijeron. “No brinda datos precisos ni fehacientes acerca de su historia vital, lo cual no permite reconstruir su biografía”, agrega el texto al que accedió Página/12“La peritada no presenta sintomatología compatible con un trastorno mental que condicione la autonomía psíquica para estar en juicio”, concluyeron. Advirtieron su “tendencia a ofrecer patrones erráticos de respuestas y propensión a conductas de actuación”. Anticiparon que “es esperable que ante situaciones de compromiso pueda presentar dicha tendencia y propensión”.

El documento está firmado por los/las psiquiatras Walter Inderkumer, Carlos González Moreno, Paula Fiquepron y Laura Bermolen, los/as psicólogos/as Carlos Carini, Melina Siderakis, Adelqui Del Do y Ester Valero. Sus determinaciones pondrían fin a una discusión que tuvo idas y vueltas. Uliarte debe someterse al juicio.