Una Asamblea Legislativa cargada de tensión en un recinto vacío como nunca se vio

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“No te apures”. El presidente Javier Milei reconvino a la vicepresidenta Victoria Villarruel, que se había apresurado a dar por finalizada la Asamblea Legislativa, y le puso una nota más de tensión a su discurso sobre el estado de la Nación con el que dejó inaugurado el 143 período de sesiones ordinarias del Congreso. La ceremonia se caracterizó por la notable ausencia de legisladores de la oposición, que se tradujo en un inédito recinto raleado, semi vacío, de la Cámara de Diputados.

El contratiempo con Villarruel no fue el único momento tenso que se vivió en la Cámara baja. Unos minutos antes, el jefe del Estado había protagonizado un enfrentamiento verbal con el diputado radical Facundo Manes, que exhibió un ejemplar de la Constitución Nacional, en protesta por la designación de dos jueces de la Corte Suprema por decreto, cuando Milei se quejó por la demora del Senado en aprobar los pliegos de Ariel LIjo y de Manue Garcia-Mansilla.

“Leela, Manes, te va a hacer bien; supuestamente vos entendés cómo funciona el cerebro y parece que no aprendiste nada, leela bien”, replicó MIlei, encaramado en la tarima sobre la que se paró para dar el discurso desde un atril ubicado en el centro del hemiciclo de la Cámara baja. El incidente se trasladó, una vez concluida la ceremonia. a los pasillos cuando Manes fue increpado por Santiago Caputo, a quien e diputado también le había mostrado la Constitución cuando el asesor presidencial salió al cruce, desde los placos, en defensa del jefe del Estado.

Los dos incidentes fueron el corolario de una Asamblea que estuvo armada con la clara intención de poner al Presidente en el centro de la escena y que fue organizada con mano de hierro por la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, con la anuencia y el respaldo logístico del presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, quien se preocupó por complicar y limitar la cobertura periodística independiente de la ceremonia, aplicando severas restricciones al trabajo de los periodistas acreditados.

La tensión con Villarruel cruzó la Asamblea Legislativa desde el mismo inicio, cuando la comitiva oficial, y también la transmisión de la TV Pública, hizo todo lo posible por evitar el tradicional momento en el que la vicepresidenta, como presidenta de la Asamblea Legislativa, fue a recibir al jefe del Estado al atrio del palacio legislativo. Fracasado el intento, al Presidente no le quedó otra que ofrecerle un frío apretón de manos a su compañera de fórmula.

Javier Milei y Victoria Villarruel

El frío glacial en el trato enrte ambos dirigentes se pudo ver de manera clara durante el tradicional tránsito acompañado por Villarruel y Menem hacia el recinto del jefe del Estado a través del Salón Azul del Congreso, donde el Presidente firmó los libros de honor de ambas cámaras legislativas.

Lo esperaba un hemiciclo raleado, con más de la mitad de las bancas vacías por la ausencia de los legisladores del kircrhnerismo y de otras fuerzas políticas, como la izquierda, que decidieron darle la espalda a la reunión. Los números son lapidarios: apenas 22 senadores y 127 diputados dijeron presentes en el recinto.

Las ausencias también se hicieron notar en los palcos bandeja, donde se ubican los invitados especiales. Así, quedaron sillas vacías a la izquierda del estrado de la presidencia, donde se ubicaron apenas seis gobernadores provinciales. La lista de mandatarios estuvo compuesta por Ignacio Torres (Chubut), Claudio Poggi (San Luis), Martín Llaryora, Maximiliano Pullaro (Santa Fe) y Jorge Macri (Capital) y Leandro Zdero (Chaco). A ellos se suma la vicegobernadora de Mendoza, Hebe Casado.

Diputados de Izquierda presentes en la previa de apertura de sesiones en el Congreso Nacional

Las miradas también apuntaron a los lugares reservados para la Corte Suprema. Sobre todo cuando, todavía con el hemiciclo casi vacío, ingresó un García-Mansilla sonriente, ansioso por estrenar su condición de juez del máximo tribunal de justicia del país, sitial en el que fue designado por decreto del Poder Ejecutivo, sin tener el acuerdo del Senado como establece la Constitución Nacional. Poco después, sobre el filo del inicio de la Asamblea, llegaron los otros tres miembros del cuerpo: Horacio Rosatti, Carlos Rosenkratz y Ricardo Lorenzetti.

Los palcos, como ya es costumbre desde que llegó la administración libertaria, se llenaron de funcionarios y, sobre todo, de militantes que fueron la punta de lanza a la hora de marcar el ritmo de los aplausos al discurso presidencial.

El más activo fue el que lideraba Santiago Caputo, que estuvo secundado por el viceministro de Justicia, Sebastián Amerio, y por Daniel Parisini, alias El Gordo Dan, una de las figuras estelares en X a la hora de difundir las medidas del Gobierno y de organizar los ataques coordinados a quiene osan cuestionar en la red social al elenco oficialista.