EAZYBOI baja al parking de AS para la sesión de fotos vestido como un piloto. Raro es que alguno de los que se cruza no pregunte por su escudería, aunque la tiene. En ASCARI, el rapero malagueño ha reunido 20 temas que ve como 20 coches distintos conformando un garaje del que tendría envida casi cualquier coleccionista. Inspirado en la música norteamericana y británica que suele consumir, el andaluz lanza un disco “pesado”, intenso, que te ‘pega’ al asiento a muchas revoluciones o te ayuda a tirar esa última repetición a la que no creerías que llegabas en el gimnasio. Una música que hará vibrar el directo y hará compartir una sensación general que al propio EAZY le encanta: volar en una recta de un circuito al volante de un coche de alta cilindrada.
Lo primero, ¿qué tal ha arrancado su disco?
– Nunca mejor dicho… Muy bien, muy contento.
Un disco que presenta como EAZYBOI, ¿por qué ese cambio de AKA?
– Ha sido por el giro, la nueva dirección. Hacer un nombre más compacto. Bueno, y el guion nos penalizaba en búsquedas. Hemos intentado que tenga más empaque.
¿Por qué Ascari y por qué el motorsport?
– Va dentro de mi carácter. Me encanta el motor. he sido siempre un friki de los coches. Cuando estaba haciendo el disco pensaba en como relacionar las canciones que llevaba con mi identidad. Ascari es un circuito que hay en Málaga que debe su nombre a Alberto Ascari, que era un piloto mítico de Ferrari que murió en una curva de Monza (ndr: que lleva su nombre también). Empecé a hilar con la cuestión de que yo tenía un disco muy cambiante, había muchos cambios de ritmo, giros inesperados… Me recordaba al circuito e intenté hacer esa metáfora.
¿Has llegado a probar el circuito?
– En la vida real, solo de copiloto en una concentración de Abarth. Son Fiat 500′s pero ‘chetados’. Salió en el videojuego Gran Turismo de hace un par de ediciones y más o menos lo conozco.
El disco lo hace durante dos años, es un proceso largo…
– Sí. Me lo intenté tomar con calma. Son 20 canciones, pero llegué a tener 40. Lo hice con Bigla, con J.Moods. Pero la mayoría con Bigla que hemos trabajado largo y tendido y sin presión. De hace tres meses para acá nos pusimos una fecha límite.
¿Cuánto le cuesta decidir hasta la versión final?
– Me tengo que cortar el rollo. Si no, no sale nunca el disco. Hay canciones que salen en la versión 1 y otras que salen en la 12.
Demuestra un inconformismo y también, el ir mucho al estudio
– Totalmente.
¿Cómo ha sido el trabajo con Bigla?
– Es que con él funciona solo. Los dos tenemos una influencia muy americana a nivel musical y nos entendemos muy bien. También con el resto de productores, pero como he trabajado más con Bigla tengo más conexión.
¿Cómo es el proceso de hacer un tema con él?
– Funciona así. Vamos al estudio y vemos como estamos hoy: contentos, rabia… Depende de como estemos, nos ponemos delante del pc y hacemos cualquier música. A partir de ahí, cuando la música empieza a sonar ya me pongo yo a escribir.
– Aprovechando que estamos en AS, le tenemos que preguntar por Suerte, donde invita a varios atletas para el vídeo.
– Te quiero destacar a Cisco García y Néstor Abad. Cisco es tenista paralímpico y Néstor es gimnasta. Para mí fue robarle tiempo a gente que tiene mucho que entrenar. Fue un privilegio. Son gente superaplicada, muy enfocados en lo que hacen. Tenerlos en el vídeoclip fue un lujo.
Sobre Cisco García, nos contó antes que tenía una situación deportiva algo complicada…
– Él me contaba que la mayoría de deportes paralímpicos se separan por categorías dependiendo de la discapacidad. Pasa en todos, menos en el tenis. Me contó que él compite con gente que va en silla de ruedas pero que ellos se pueden levantar, aunque no anden. Él me decía que las piernas y las lumbares no le tiran. Entonces, cada vez que se inclina hacia abajo, se tiene que levantar con las manos. Él decía que si hubiera esa separación de categorías, habría una competición más justa.
Volviendo a la música, tiene colaboraciones top con La Pantera, Fernando Costa, La Zowi, Blackie… ¿Cómo surgieron?
– Surgieron de la necesidad de los temas. Una vez estaban hechos, menos el de Fernando, que fue una demo suya que tenía Bigla, el resto fueron cosas que ya había hecho la canción y se lo propuse.
Los temas con La Zowi y Blackie son bien explícitos… Pero tiene a dos mujeres, que es algo que no pasaba mucho antes. ¿Es algo que hizo a propósito?
– Sí, pero no forzado de meter un carácter de cada uno. A mí me gusta mucho como rapean cada una desde hace millones de años. Que entraran en el álbum me encanta.
Pero, es bueno el contrapunto de que salgan ellas…
– Eso sí, lo pienso igual.
En G Class, le cuento… nos escribieron esta mañana varios conocidos sabiendo que venía aquí y nos hacían la misma pregunta… ¿a quién le tira?
– (ríe) No le tiro a nadie… Realmente, la gente que me sigue tiene el contexto de la película y se puede hacer cábalas. Pero no voy a entrar en eso.
¿Cómo ha sido elegir todos los coches del disco y de los vídeos?
– Bueno, cada tema para mí es como un coche. Es un poco raro.
Bueno, de haber jugado a muchos juegos de coches igual…
– El virus real mío viene desde el Need for Speed. Viene de ahí. Cuando me regalaron ese juego de chico me aprendí de memoria las marcas, los modelos. Cuando fui creciendo, el Gran Turismo ya es más simulador. No es el más real. A nivel usuario, está muy bien.
¿Sabes cuantas referencias de coches tienes en total en el disco?
– No (risas). Pero muchas. Una por canción ahí ahí… o más.
Sobre Ascari usted explicó que era un disco que podías disfrutar mucho conduciendo o en el gimnasio. En el fitness está ese concepto del hombre ‘self made’, pero hay mucho discurso que lo pervierte, que los utiliza para su beneficio…
– A mí eso no me choca. Me choca cuando lo utilizan para vender cursos. Si tienes un perfil en Instagram y tu mensaje es como entrenar, alimentarte mejor… El problema es cuando hace que otra gente se sienta chica. Muchas veces el problema de este tipo de mensajes motivadores pone bien una cosa y pone muy mal otra. Con motivar a la gente que crees que puede estar siguiéndote es suficiente.
No hace falta llamar perdedor a nadie…
– Exactamente. Cuando uno compite compite con su versión de ayer. En un mundo en el que estamos comparándonos con el otro, con las redes, hay que darse cuenta que lo que tenemos hoy era impensable tenerlo. Piensa en donde estabas tú hace cinco años.
Hay cierto paralelismo entre el motor y la música y es que, a veces, aunque triunfes trabajando en equipo, el éxito puede ser solitario…
– Comparto esa reflexión, sí. Eso se palpa mucho cuando uno sale de un concierto. Estás delante de mucha gente y acabas solo en una habitación de hotel o quizá hablando con el productor tranquilamente. También cuando sales de un festival y te montas en la furgoneta. Es un choque que ocurre en la cabeza de los artistas. Por eso muchos tienen problemas con la fiesta y con las drogas. Es difícil escapar de una sensación en la que estás muy arropado y con mucha adrenalina y de repente, nada. Creo que yo en concreto lo llevo bien. Tiene que ver la madurez y llevar una vida ordenada. Está bien pegársela una vez al año. No hay que ser un psicópata. Pero cuanto más ordenada tengas tu vida, menos te afecta.
Hace poco publicó un texto también muy reflexivo en Instagram sobre las fórmulas musicales para ‘hacer dinero’ y que a usted le gusta variar aunque el camino se más complicado. Quedaba muy bien resumido en ‘All Night’.
– Sé que hay artistas que encuentran su fórmula una vez y vuelven a repetirlo una, otra y otra y otra. Ponte la de vamos de fiesta, una chavala me mira, la miro, vamos al hotel… Me funciona una vez y la cuento 500 veces. Yo eso no lo critico, pero no lo hago. Yo voy al estudio a expresarme yo con la movida que yo tenga ese día. Si a mi me quitas eso, me conviertes en una factoría de hacer temas y yo no soy eso. Yo puedo hacer un negocio, un bar, lo que sea. La música es un negocio pero es secundario. Hay que hacer lo que te gusta y si eso funciona y hace dinero, perfecto. No me gusta en ir al estudio pensando en como hacer que el tema tenga rédito.
No verlo como algo que vender…
– Hay mucha gente que respeto y que estudio su música y no tiene números. A mí los números me dan un poco igual.
Pero antes de los números, había algo más… ¿cómo ha sido su camino hasta aquí?
– Yo vengo de una familia con muchos hermanos. Mi padre tenía dos niños y mi madre otros dos. Mi padre se quedó viudo y mi madre se separó. Luego, se juntaron y me tuvieron a mi hermana y a mí. Somos un montón de hermanos. Mis padres han sido muy currantes. Nos han sacado con mucha fatiguilla. Nunca nos ha faltado nada. A mí a los 18 me gustaba rapear, pero o te ponías a currar o… Así que, me fui a Inglaterra, curré de lo que salía y a la vuelta, yo siempre había dibujado bien así que me puse con el mundo del tatuaje. Rápido tuve clientela y monté una tienda grandecita. Tenía cuatro o cinco colegas trabajando. Luego, una tienda más. Ahora son tres negocios que me sustentan la carrera en la música. Yo quería hacer música, pero no tenía dinero. O lo sacaba para invertirlo en buenos micros, estudios, vídeos… Si querías competir había que hacer buenos vídeos, etc. El tatuaje me sustentó, la carrera de la música empezó a funcionar y se aguanta sola. Con el tatuaje, me permito hacer la música que quiero sin miedo. Me da libertad. Me ha costado horrores, pero he tenido parte de suerte y el esfuerzo ha hecho que saliera positiva la ecuación.
Encontré un hilo de Raggio hace poco sobre vuestros orígenes, de como ibais a un mirador de Málaga… ¿Cómo recuerdas esa época y lo que ha supuesto Space Hammu creciendo en invididual y juntos?
– Ese era el objetivo de Space Hammu. Cada uno subía su contenido cada semana y el canal siempre tenía. Esos días los recuerdo con mucho cariño. Éramos chavales, cada uno de una zona de Málaga, de un tipo de grupo, cada uno era diferente y nos dimos cuenta de que lo que pasaba en los corros nuestros era una cosa guapa. Cada uno venía con cosas que hacíamos en clase cuando deberíamos estar estudiando. Compartir esa movida estaba muy guapo.
Hablabas antes de su familia, ¿pero le costó convencerles que se podía vivir del rap?
– Había que explicarlo, claro (risas). Mis padres son mayores y vienen de la escuela de curro, curro y curro. Me decían “¿cómo te vas a ganar la vida tatuando y cantando?” Para alguien que quiere convencer es una obligación demostrar. Intenté convencer con actos y no queda otra que mirar las gráficas.
Leí una entrevista suya en 2023 donde decía que su objetivo era, en parte, hacer dinero y de alguna manera patrocinar a chavales como fue usted hace un tiempo. ¿Sigue teniendo esa idea?
– Lo estamos haciendo con algunos chavales de una forma no tan como una discográfica, pero con los videoclips, que vengan al estudio y ver como se trabaja, a cantar a un festival que organicé. No tenemos ese funcionamiento porque aún tenemos mucho tiempo que invertir en nuestras carreras. Nos gustaría hacerlo de manera más profesional. Va a pasar.
Si entiendes la cultura, forma parte de eso. De apoyar a los que vienen detrás como algunos mayores os apoyaron a vosotros.
– Bueno, a mí me gustaría que Málaga, que ahora está tan popping con el turismo y todo, me gustaría que el ayuntamiento se sentara con nosotros para hacer una iniciativa de cara a que haya centros de arte donde la gente pueda ir a grabar sus canciones. Falta pulmón creativo bien hecho. Se me ocurre poner una nave con habitaciones como esta en la que estamos con dos monitores, una tarjeta de sonido y un micrófono para que los chavales pudieran entrar, conectar su portátil y ponerse a funcionar. Eso falta y funcionaría tan bien si lo lleváramos. Les diríamos que hay que hacer esto y esto. No es montar un estudio de 100.000 pavos. Es un sitio creativo. No necesitan demasiados artefactos.
Es positivo desde el punto de vista de que los jóvenes se quitan de ‘horas de calle’ que igual no encuentran otra cosa que problemas…
– Claro. A los chavales les quitas de estupideces. Hay muchos tiempos muertos. Hay gente que con 17 están perdidos. Con 15 a los 20, los chavales no saben que quieren hacer. Entran en depresiones, ansiedades… Ese tiempo es muy valioso si se pudiera expresar. Sería sanador para ellos y por otra parte, auténtico de escuchar. Creo que sería increíble. Sería la hostia.
Bueno, y que en Málaga encima hay una escena fuerte. Además, que usted mismo dice que quiere encargarse…
– Si me dejan, yo cojo a dos chavales que me ayuden con la movida y me encargo de diseñar las habitaciones, lo que necesitan. Me encargo yo, me da igual. Yo me ofrezco.
Para terminar y teniendo Ascari, habrá que tocar la F1 que nos han chivado que le encanta… Tienes Aston Martin que es un temazo. ¿Hablamos del numerín?
– Hablemos, hablemos…
¿Se ha ilusionado con Alonso de nuevo?
– Joder, mucho, tío. En Mónaco el año pasado. Que rabia… Lo tenía ahí.
¿Su favorito es Alonso entonces?
– Sin duda. Me ofende hasta que me preguntes. Cuando se retire habrá que elegir…
Pasará un tramo de orfandad…
– Ya la pasé cuándo se fue con las otras cosas… A mí no me engancharon demasiado la Indy, el Dakar… Lo respeto a muerte, pero a mí me gusta verlo correr en F1. Es para lo que el tipo ha nacido.
Tiene un mérito enorme ganar en los otros lados…
– Claro. Para mí no es lo mismo, pero porque me gusta la F1.
Hablando de el archienemigo, Lewis Hamilton… ¿te pega esa unión con Ferrari?
– No me pega, a priori. Pero te digo, no subestimaría a Hamilton. Está claro, si me preguntas por un piloto te diría que Verstappen… Ni lo nombramos, está fuera de Liga. Apostaría antes por Norris o Piastri que por Hamilton, pero no subestimaría a Hamilton como no lo haría con Cristiano Ronaldo. Puede sorprender. Lo veremos en unos meses.
¿Crees que se ha sido justo con Carlos Sainz Jr en Ferrari?
– Hizo unos números decentes en Ferrari. Pero claro, si eres Ferrari y te llama Hamilton… Algo tienes que hacer. Yo, sinceramente, creo que Sainz se merecía mejor trato que Leclerc por sus números. Pero Ferrari tiene que vender merchan y Leclerc les interesa por esa parte. Hamilton y Leclerc son una bomba de publicidad. Eso es una cosa que como empresa valorarían.
Bueno, ¿y usted como piloto como lo lleva? ¿qué ha podido probar?
– Pues he probado un Lamborghini Huracán, un Abarth, un Ferrari California, un Nissan GTR… Así coches más normales como un M4. He probado unos cuantos. Algunos se me olvidará, seguro. Me hubiera gustado probar más coches deportivos clásicos. Rollo un Diablo, un Countach (ambos modelos de Lamborghini).
Eso sí que tiene que tener mérito sin asistencias, más puro…
Mira, hasta un Murciélago podría ser un clásico con cambio manual. Cuando es automático, está todo de cara al confort. Tiene deportividad, claro, pero es cierto que todo está bien acolchado para que te sientas en una nave. Pero en un deportivo de los 90 con cambio manual, oliendo a gasolina, el asiento más tosco, el volante más duro… Se siente más un coche que ahora. Los nuevos vienen con todo y no tienen ni gracia. Solo suenan y la gente sabe que es caro. Pero la sensación de conducir se va perdiendo.
¿Esa sensación de exponerse a tanta velocidad tiene que ver con la que vives al salir a cantar?
Tiene mucho que ver. El hecho de estar montado en un coche con mucha aceleración y te pegue al asiento. ¿Sabes ese cosquilleo que te entra en la tripa? Notas una cosa en el estómago parecido a lo que sientes en una atracción de un parque temático. Pues al salir a un concierto, esa sensación yo la tengo aquí debajo del pecho todo el rato. El impulso que te da el decir algo y que el público te responda, por ejemplo, se parece mucho.
Bueno y tu faceta ‘gamer’
Ahora me he pasado al Fanatec. Estoy loco. Tengo mi asiento con mis pedales y mi volante y mis gafas de realidad virtual. Le doy fuerte, la verdad.
¿Y su circuito favorito?
Suzuka, Barcelona y Monza, quizá.
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