Vecinos de la zona denuncian que la situación se agrava con el paso del tiempo y exigen respuestas concretas de las autoridades provinciales.
“Ya de por sí la calle es angosta y esto la hace aún más peligrosa”, un automovilista que transita diariamente por el sector. El problema se agrava con las lluvias, ya que las acumulaciones de agua ocultan los pozos, generando riesgos para conductores y peatones.
“El otro día vi un auto que pasó a toda velocidad y se le hundió la rueda en un bache. Salpicó agua por todos lados, y podría haber roto la cubierta o la amortiguación”, relató otro testigo.
Los motociclistas y ciclistas son los más afectados. Muchos deben desviarse y circular por el centro de la calzada para evitar los pozos, lo que aumenta el peligro de accidentes. Además, en horarios pico, la congestión se vuelve un problema recurrente, sobre todo por la presencia de escuelas en la zona. “Es un caos permanente”, se quejan los vecinos.
El Camino del Perú atraviesa distintas jurisdicciones, lo que complica su mantenimiento. Mientras que de un lado está Yerba Buena y del otro San Miguel de Tucumán, la responsabilidad del pavimento recae en Vialidad Provincial, mientras que las pérdidas de agua deben ser reparadas por la Sociedad Aguas del Tucumán (SAT). Se puede decir, en concreto, que ha demasiados dueños para un lugar que termina siendo de nadie.
En cuanto al ordenamiento del tránsito, Yerba Buena es el único municipio que destina inspectores para controlar el flujo vehicular desde La Rural hasta un tramo cercano a Villa Carmela. La comuna de Cevil Redondo también colabora con inspectores en la zona .