Parado frente a una de las ventanas cuadradas de El Rulero, el edificio de Retiro donde tienen oficinas unos amigos a los que asesora y que le prestaron para recibir a LA NACION, ensaya una sonrisa. Esa que salió tantas veces estampada en los programas del corazón. Roberto García Moritán se mueve y habla ante los medios como quien sabe hacerlo. Atrás, como telón de fondo, la Avenida del Libertador, el Barrio 31 y el Río de la Plata. En los albores de la gestión de Jorge Macri en la ciudad de Buenos Aires, Moritán llegó a ser ministro de Desarrollo Económico apalancado por un alto nivel de conocimiento público que le dio ser el marido de una de las mujeres más famosas de la Argentina, la modelo Carolina “Pampita” Ardohain. La mediática ruptura de esa misma relación coincidió con una tortuosa expulsión del Ejecutivo porteño; aunque ahora evita confrontar con los primos Macri y hasta revela la frase que le dejó Mauricio en pleno caos personal y profesional.
Tiene el traje impoluto. ¿Traje de candidato? Alejado de los ceviches, los tiraditos y las causas que solía probar en su etapa de gestor de restaurants de comida peruana hasta que se abrió camino hacia la Legislatura porteña, Moritán tiene algo claro a sus 50 años: está para volver al ruedo político. Encargado de su fundación, Asociar, y mientras genera desarrollos de Inteligencia Artificial (IA) para algunas compañías, dice que en realidad nunca se fue de la rosca. “Si me toca ser candidato, lo voy a ser”, sostiene, mientras no le escatima guiños constantes al presidente Javier Milei -que lo llamó para darle apoyo en plena separación, según cuenta-. Con un discurso alineado a la Casa Rosada, el empresario parece haber dejado atrás sus épocas amarillas y querer sumarse a la oferta liberal de la Capital.
-Me dijiste que tenés ganas de volver a la política.
-Bueno, en realidad, yo siento que nunca me fui. Tuve que dar un paso al costado del ministerio porque todo el rebote de la embestida mediática podía llegar a complejizar algo de la gestión y no tenía ninguna intención de perjudicar a ninguno de mis compañeros de Gabinete, sobre todo a los que estaban haciendo las cosas bien. Y además quería traer un poco de paz a mi familia. Tenía que reordenar muchas de las cosas que habían quedado mal comunicadas y hoy, que siento que la cosa se ordenó, que la verdad se reveló, estoy listo para seguir con lo que siempre defendí: el laburo, las Pymes.
-¿Qué es “la verdad se reveló”?
-Bueno, que fue una cama.
-¿Fue una cama que te echaran del gobierno de la Ciudad?
-No, fue una cama que se utilizó en los medios para dañar una imagen con causas falsas.
-¿Pero de parte de quién?
-Eso es difícil de saber. Te podría decir por intuición, pero la realidad es que ya no es importante.
-¿Pero fuego amigo? ¿O la oposición?
-La casta. Esa casta que tiene esos negocios del mal ajeno, del perjuicio de los argentinos, de castigar al que quiere salir adelante a partir del laburo. Intereses políticos que ya a esta altura con el cambio de época son poco importantes.
-O sea, negás la denuncia que te hicieron por las 383 contrataciones supuestamente irregulares.
-Definitivamente, ya quedó demostrado que es falso. El mismo gobierno de la Ciudad salió con un comunicado a desmentirlo. Ese es un tema que para mí ya está cerrado. El intento de vincularme a una estafa piramidal en Catamarca ya está cerrado, definitivamente. Y lo de los ñoquis, también. Las denuncias tenían pocos elementos y mala leche, pero es parte del pasado. Ahora estoy muy focalizado en ver cómo aprovechando este cambio de época podemos contribuir de verdad para que las Pymes, el laburante, los que tienen ganas de emprender, tengan oportunidades concretas.
-Antes de que nos vayamos de tu salida del gobierno de la Ciudad, ¿qué viste en ese momento de parte de las autoridades del Ejecutivo? ¿Sentiste respaldo de Jorge Macri o hubieras esperado otra actitud?
-Yo creo que el gobierno de la Ciudad hizo lo que tenía que hacer. En ese momento lo mío era de un nivel de envergadura mediática tan voluminosa que era muy difícil acallar esa voz tan fuerte. Fijate cómo funciona el marketing, por percusión. Coca-Cola es la marca más importante del mundo porque es la que más invierte en marketing y están “Coca-Cola, Coca-Cola, Coca-Cola”. En ese momento lo que pasaba era que estaban de forma constante: “Moritán malo, malo, malo”. Y por más que le hubiéramos puesto mucho empeño y energía en tratar de corregir eso que se estaba instalando, era muy difícil de callar esa voz, pero fijate lo que pasó: yo renuncié y se terminó.
-Decían que era un ministerio que tenía baja actividad, que había cierta disconformidad del resto del Gabinete y del gobierno con cómo se estaba llevando adelante la gestión en esa cartera.
-Claramente eso no es verdad. Hay un informe para que veas el enorme trabajo que hicimos. Es un ministerio que desde el primer día predicó con un enorme ejemplo. De los 2500 tipos que estaban en el ministerio administrado por la gestión anterior, nosotros logramos llevarlo a una eficiencia de 400 personas. Y, además, tenemos resultados concretos de gestión de los que estoy muy orgulloso. Uno de ellos se sancionó hace muy poco: una ley de simplificación que hace que un comercio de menos de 500 metros pueda resolver su habilitación en 15 minutos. Antes tardaba meses. Yo creo que el trabajo que hizo el ministerio ordenó un montón de problemas. El trabajo era muy bueno, estaba muy focalizado en resultados concretos que generaran soluciones a las Pymes y al sector privado. Y no tiene nada que ver con lo que pasó [con su salida]. Lo que pasó estuvo directamente vinculado con cuestiones políticas y no de gestión.
-¿Decís que lo mediático pudo más que la gestión?
-Yo no lo definiría de esa manera. Diría que lo político pudo más.
-¿Y con Jorge Macri cómo quedó tu relación?
-Quedó como quien está muy agradecido de que lo hayan hecho participar en un Gabinete. Yo me siento muy honrado de haber sido ministro de la ciudad de Buenos Aires, pero es una etapa que se cerró y ahora arranca un ciclo nuevo.
-¿No te quedó ningún resquemor con él?
-No, de ninguna manera.
-¿Y con Mauricio Macri hablaste?
-Todo el tiempo, fue el cumpleaños y le mandé un mensaje, me contestó.
-Entiendo que tu ingreso a la gestión porteña tuvo que ver con una gestión de Mauricio Macri. ¿Y cuando fue tu salida pudieron conversarlo?
-Sí, toda mi participación dentro de ese Gabinete. Pensá que yo era el único ministro de toda la Ciudad que no era de Pro y definitivamente tenía que ver con Mauricio. Él me había invitado a ser parte. Y también, por supuesto, conversé cuando renuncié. Estaba muy preocupado por todo lo que se estaba generando alrededor.
-¿Y no le dijiste: “Decile a Jorge que me banque y me deje”?
-No.
-También se dijo que estabas atrincherado en el ministerio.
-No, porque había una presión… Ahí es donde la política hace su juego. Había una presión enorme con mi renuncia. A mí me llamaban todos los días periodistas preguntando: “¿Ya renunciaste?”. Uno de los discursos más fuertes con los que transité ese año de ministro fue sobre el carácter y la resiliencia que tienen los emprendedores, con foco en los momentos difíciles y cómo uno aprende de eso. Y yo soy el claro ejemplo de que lo que digo, lo creo y lo ejecuto. Fue un momento difícil, de enorme aprendizaje; hoy soy un hombre mucho más maduro políticamente y estoy listo para seguir haciendo el trabajo por el que vine y me metí en la política.
-Para terminar con los Macri, ¿qué te dijo Mauricio en ese momento?
-“Siempre que llovió paró”. Me pareció que era lo que yo le hubiera dicho a otra persona en circunstancias parecidas a la mía.
-Ese paso por el gobierno de la Ciudad ya está. ¿Y ahora qué?
-Ahora a seguir trabajando en mi verdadera vocación, una enorme vocación pública. Hay una dimensión que me atrae mucho, que tiene que ver con la batalla cultural que está llevando adelante el Presidente.
-¿Con el Presidente hablaste cuando fue tu desvinculación?
-Me llamó por teléfono cuando me separé de Caro para preguntarme cómo estaba, manifestarme su apoyo y darme ánimo, por sobre todas las cosas.
-¿Y ustedes tenían una relación de amistad o te llamó como un gesto?
-Tenemos una muy buena relación. Su llamado, a pesar de los 1500 líos y 1500 obligaciones que tenía, habla de su calidad humana. Estaba realmente preocupado por lo que estaba pasando. Él entiende muy bien de qué se trata. De hecho, poquito antes de que yo renunciara, me dijo que el 85% de lo que decían los medios sobre mí era mentira. Yo creo que más del 85%.
-¿Mentían con respecto a qué? ¿A la separación?
-A la información que comunicaban. Él [por Milei] entiende muy bien lo que son las operaciones en contra, las mentiras, la mala leche de la política tradicional, lo que se llama “la casta”, los intereses y sus negociados, que no tienen que ver solo con la política; también con el sindicato, con los medios de comunicación, con el empresario prebendario. Y su llamado [el de Milei] para mí fue una demostración de que él no está cerrando la cantidad de bocas que está cerrando de casualidad. Él tiene clarísimo hacia dónde tiene que ir la Argentina y contra quiénes hay que pelear.
-¿Te esperabas ese llamado?
-Sí. Transmitió con mucha vehemencia un mensaje de ánimo: “No te caigas”. Después lo saludé para su cumpleaños también, hubo un cruce de mensajes, pero no con ese nivel de cercanía.
-¿Vas a ser candidato a legislador porteño?
-Yo quiero ser parte de la transformación de la Argentina. Estoy muy comprometido con lo que pasa en la ciudad de Buenos Aires. Hay una gran oportunidad para dar un salto de calidad. La ciudad de Buenos Aires todavía puede alinearse más con la transformación que está haciendo el país y creo que tengo mucho por aportar.
-¿Desde la Legislatura o en algún otro lugar?
-Desde la Legislatura o desde algún otro lugar, acompañando. Quiero ser parte de este momento. Uno cree que la batalla cultural se terminó cuando asumió Javier y recién está empezando ahora.
-¿Pero te gustaría ser candidato o tener un rol Ejecutivo, por ejemplo, como asesor en el Gobierno nacional?
-Yo quiero ser parte de la transformación de la Argentina desde donde me toque. Estoy focalizado en la Ciudad. Soy un porteño orgulloso de serlo y hay un lugar para explotar mucho más este sentido de pertenencia que tenemos. La Ciudad es rica por su capital humano. Toda mi trayectoria como Pyme, trabajando en empresas nacionales y multinacionales, e incluso hasta mi ejercicio dentro de la Legislatura y como ministro, me permite aportar mucho.
-¿Y lo harías dentro de La Libertad Avanza? ¿Te gustaría estar dentro de La Libertad Avanza?
-Hoy no tengo definición. Yo soy de Republicanos Unidos, tengo mi partido, pero entiendo que Republicanos Unidos también tiene que dar un salto de calidad, que madurar y ser parte de un proyecto más importante. Republicanos Unidos siempre fue un partido muy chico, casi vecinal te diría, pero con la necesidad de ser parte de proyectos mucho más importantes.
-O sea, no descartás entrar a La Libertad Avanza.
-No descarto nada.
-¿Y volver con Pro?
-No descarto nada. Solo quiero proyectos desafiantes, que no se queden en el status quo, que no se queden en la conformidad de los logros del pasado. La Argentina cambió. Uno de los ejemplos más claros entre la Argentina que se viene y la que pasó tiene que ver con ficha limpia. Todavía una proporción importante de los que definen las reglas de juego cree que un tipo que es un chorro, un corrupto, un delincuente, puede estar al frente de un país o sentado en el Congreso tomando decisiones. Yo soy de los que creen que no. Eso habla de que todavía hay un trabajo en esta batalla cultural en el que tenemos que poner foco. ¿Queremos una Argentina donde los chorros gobiernen? ¿Que conviertan el país en la tierra prometida de los delincuentes? ¿Queremos modelos de puerta giratoria donde se premia al que comete los delitos y se castiga a la víctima? Yo creo que la Argentina tiene que reaccionar y ponerle un límite a la estupidez.
-¿Y tu referente político en este momento quién es? ¿El Presidente?
-Yo creo que el Presidente está haciendo todo lo necesario para convertirse en el mejor presidente de la historia de la Argentina.
-O sea que sí.
-No sé si llamarlo “el referente”, pero está haciendo un gran trabajo. Está callando muchísimas bocas. Yo peleé contra el kirchnerismo, en distintas instancias, en la Legislatura, pero si hay alguien que está dándole una paliza real al kirchnerismo es el Presidente.
-Y de quienes conocemos como referentes en la ciudad de Buenos Aires, ¿quién es el mejor candidato para la elección que se viene?
-Todavía no sabemos quiénes son los candidatos.
-Entiendo que Santoro va a competir…
-(Interrumpe) Leandro Santoro seguro que no.
-Bueno, dentro de La Libertad Avanza hay una referencia en Pilar Ramírez, que trabaja en el armado con Karina Milei.
-Entiendo que están haciendo un muy buen trabajo territorial. [El ministro de Economía, Luis “Toto”] Caputo va a hacer afiliaciones, estuvo [el vocero Manuel] Adorni. Están demostrando vocación por lo territorial, eso es clave. Muchos le adjudicaban como una debilidad al Gobierno que no tenía territorio, que no se comprometía con el mano a mano y con la gente. Y ahora están haciendo el cambio necesario para acercarse más a las personas y la parte humana de La Libertad Avanza se va a empezar a manifestar en los próximos meses.
-¿Con Ramiro Marra, que ahora lo echaron, cómo te llevás?
-Muy bien. De hecho, es de los pocos políticos que en un medio de comunicación salió a defenderme, en el momento más complejo de la embestida mediática que sufrí. Solo puedo decir cosas buenas.
-¿Trabajarías políticamente con él?
-Tendría que pensarlo, conversarlo. Sí te puedo decir que él conmigo se portó muy bien.
-Insisto. Develo por todo lo que me decís que tenés ganas de ser candidato.
-Vos sabés que los emprendedores, por su esencia, tienen como instinto la necesidad de competir. Nosotros creemos que competir nos hace mucho mejores personas, que nos ayuda a prepararnos, nos da roce, nos da experiencia. Yo soy una persona súpercompetitiva, pero entiendo también que uno tiene que ir encontrando sus lugares para poder ser útil de la mejor manera. Si me toca ser candidato, lo voy a ser; como lo hice siempre, diciendo lo que creo y yendo para adelante. Y si no me toca, voy a estar acompañando el proyecto en el que más creo.
-¿Y en este momento el proyecto en el que más creés cuál es?
-En la Ciudad es difícil decirte. La Ciudad viene haciendo un buen trabajo, pero todavía se pueden lograr otras eficiencias en algunos sectores.
-¿Es eso de la discusión que también se está dando entre La Libertad Avanza y Pro a nivel nacional? La escuchaba a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, decir que en comparación con el macrismo ahora hay más determinación. ¿Eso pasa en la Ciudad?
-Bueno, tiene que ver con la época. Por eso yo hago mucho hincapié en el momento de la Argentina. Ese proyecto de Mauricio Macri, que lamentablemente terminó en 2019, no tenía este momento tan particular donde las personas estaban exigiendo que se tomaran medidas drásticas, o necesarias, como lo estamos viviendo hoy. La gente ya terminó de entender lo del asistencialismo, que la emisión monetaria genera inflación, el tema de la corrupción, que las medidas populistas dañan la autoestima, el desarrollo económico y las perspectivas de crecimiento. Entonces, con una sociedad un poco más educada, preparada, y además que no tiene nada que perder, es el momento de hacer los cambios de verdad y generar las condiciones para que se sostengan en el tiempo.
-¿Tu padre era diplomático?
-Diplomático de carrera.
-¿Cómo ves entonces parte del enfoque internacional del Presidente con algunas manifestaciones respecto de organismos internacionales como, por ejemplo, la salida de la Organización Mundial de la Salud (OMS) o las críticas que hizo en el Foro Económico de Davos?
-Él está convirtiéndose en un líder de derecha que concentra no solo a los soberanistas y los conservadores, sino también a los liberales. A veces da ejemplos muy extremos para marcar una posición y también para ir equilibrándola. La discusión estuvo siempre muy puesta sobre el margen de la izquierda, a tal punto que… La realidad es que la Argentina vivió la extrema izquierda. Muchos se preocupan por la extrema derecha, a mí me preocupó la extrema izquierda.
-¿Para vos el kirchnerismo es la extrema izquierda?
-Definitivamente, la extrema izquierda corrupta, que destroza los valores, que es promiscua, que destruye todo lo bueno que nos convirtió en un país que parecía que iba a ser potencia. En 20 años estos tipos lograron romper todo lo bueno que teníamos. Entonces, a veces para negociar con la extrema izquierda hay que tener posiciones más rígidas, para encontrar algunos equilibrios.
-¿Pero te hace o no ruido ese posicionamiento con respecto a los organismos internacionales, viniendo de una familia diplomática?
-Las posiciones ideológicas de esos organismos internacionales variaron con el tiempo. En su momento fueron más conservadoras y en los últimos años se fueron torciendo con exageración hacia la izquierda. Me parece que equilibrar posiciones y generar debates… No hay que tenerles miedo a los debates. Es una manera de encontrar para qué tienen que estar estos organismos.
-Si te tenés que definir, entonces, ¿te definís como conservador?
-Liberal, 100%.
-En los aspectos económicos, claro, ¿pero en los culturales y sociales también?
-En todos.
-En lo personal se dijeron muchísimas cosas de vos. Me dijiste que 85% no eran verdad…
-85% dijo Milei. Yo te podría decir que 95%.
-¿Cómo fue ese tiempo para vos? De un momento a otro tuviste una crisis familiar y al mismo tiempo una crisis laboral, tuviste que dejar tu trabajo.
-Fueron tiempos muy difíciles. Lo sufrí por las pérdidas que tuve y porque todos los que estaban alrededor mío lo sufrían. Y esta operación no solo intentó dañar mi reputación, sino también la de mis padres, mis hermanos, incluso hasta de mis hijos. Se metieron con mis amigos, con la gente que trabajaba conmigo en el ministerio, con mis socios políticos. Fueron tiempos muy violentos. Hoy que lo puedo ver con un poco de distancia entiendo que todo eso fue crecimiento y oportunidad. Me di cuenta que mi base era mucho más sólida de lo que creí, que los que me rodeaban eran más fuertes, y eso hoy me convierte en una persona que no tiene nada que perder, que puede manifestar su vocación sin miedo a lo que pueda pasar porque lo que me pudieron sacar, ya me lo sacaron.
-Lo que te pudieron sacar ya te lo sacaron, ¿en qué sentido? ¿Creés que tu crisis familiar tuvo que ver con una operación también?
-No voy a hablar de mi vida privada. Pero sí te puedo decir que todo eso me agarró en un momento de debilidad, sino no hubiera tenido las consecuencias familiares que tuvo. Pero aprendido lo que tenía que aprender, vivido lo que tenía que vivir y sufrido lo que tenía que sufrir, estoy listo para que vengan todos juntos porque ningún golpe me duele.
-¿Qué te ayudó en ese momento?
-Darme cuenta de que lo que tenía era muy fuerte y de verdad. Sobre todo de verdad. Lo que me sacaron, me sacaron; y está todo bien. Pero lo que me quedó es mío.
-¿Y en algún momento te replanteaste ese altísimo nivel de exposición que tuviste como parte de enamorarte de una persona famosa?
-Es un capítulo con el que tuve mis dudas en un principio, pero pasaron seis, siete años de eso. Hoy entiendo que el nivel de conocimiento, después de todo esto… ¿Sabés que a los que me quisieron lastimar les salió mal? Les salió mal. Me dieron un nivel de conocimiento que estoy dispuesto a poner a disposición de los que más lo necesitan, de los que necesitan salir a laburar, de los que quieren invertir en la Ciudad.
-¿Qué te dicen en la calle cuando te cruzan? Te deben conocer mucho.
-Decirlo me daría un poco de vergüenza, por suerte acá hay testigos [por dos colaboradores que lo acompañan]. Estoy muy agradecido por el enorme cariño de la gente. Hubo un momento que fue determinante: el programa de Mirtha Legrand [en que se cruzó con la conductora]. En ese programa pasó algo que tiene mucho que ver con el momento de la Argentina y este cambio de era que estamos viviendo: terminar de entender qué significa lo público y lo privado frente a los demás. Quien administra lo público tiene que rendir cuentas. No importa si es importante o no, si a Mirtha Legrand le resulta significativo en su vida o no. Es su obligación. Ahora, en lo privado, cada uno -mientras esté conforme a la ley- puede hacer lo que quiere. Esta idea de que uno tiene la obligación de hablar de su vida privada me parece un absurdo. Y ese orden mental creo que tenemos que ponerlo en la discusión, sobre todo desde ahora en más. Mi vínculo con los que entienden esa importante diferencia es maravilloso.