“Debate necesario”: una cámara pidió reformular el rol del instituto que promueve la carne y que tenga una financiación voluntaria

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Luego de la polémica que se generó dentro de una reunión en la Mesa de las Carnes sobre la conveniencia de sostener el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (Camya) emitió un comunicado para abrir un debate sobre el tema.

“Es momento de replantear su rol y definir si realmente aporta valor al sector o si en cambio, es necesario reformularlo para que su financiación sea privada y voluntaria. Actualmente, la promoción internacional de la carne argentina, que representa uno de los principales destinos de los fondos del Ipcva, enfrenta un problema estructural: la exportación se realiza con una moneda diferencial que, lejos de potenciar el negocio, lo limita. Mientras tanto, el consumo interno, que representa una parte fundamental del mercado cárnico, ha quedado completamente relegado de los esfuerzos de promoción”, enfatizaron en la entidad.

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Vale recordar que el actual esquema es de financiamiento obligatorio, donde cada ganadero, hoy por hoy, paga unos $834 por animal faenado, vaya al mercado doméstico o a la exportación; mientras que la industria, tanto frigoríficos exportadores como los consumeros, abona $375. En diciembre pasado el Consejo de Representantes del Ipcva actualizó esos valores.

El presidente de Camya, Leonardo Rafael

“La pregunta es inevitable: ¿por qué insistimos en destinar recursos a la promoción externa cuando el verdadero desafío es fortalecer toda la cadena ganadera? Hoy, el sector enfrenta problemas concretos, como la falta de recursos para temas esenciales como la trazabilidad ganadera y la implementación de caravanas. Si el Estado y los organismos competentes reconocen que no hay fondos suficientes para sostener cuestiones básicas de la producción, ¿por qué no repensar la asignación de esos recursos? En lugar de financiar obligatoriamente una promoción exterior con dudosos resultados, podríamos apostar a fortalecer la ganadería en su conjunto, generando un verdadero efecto derrame sobre toda la actividad”, continuaron en el escrito.

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Para Camya, a esto se suma un punto clave: “El costo de este aporte obligatorio recae sobre toda la cadena de producción y comercialización, convirtiéndose en una variable más en la formación del precio de la carne”.

“Como sucede con cualquier otro costo en la estructura del sector, el impacto final termina absorbiéndolo el último eslabón de la cadena, que no es otro que el consumidor. Al final del camino, es “Doña Rosa” quien termina pagando un precio más alto por el producto que lleva a su mesa. Pero, si realmente queremos una carne más accesible para los argentinos, no alcanza con eliminar costos innecesarios: es imprescindible aumentar la oferta de hacienda, lo que solo se logrará gestionando eficientemente los recursos, reduciendo impuestos y eliminando distorsiones que hoy encarecen la producción y comercialización. La presión fiscal y las trabas burocráticas solo contribuyen a frenar la expansión del rodeo y reducir la competitividad del sector. Menos cargas impositivas y una estructura más eficiente permitirán producir más, exportar mejor y ofrecer carne a precios más accesibles en el mercado interno”, remarcaron.

En este contexto, aseguraron que “el consumo interno, históricamente el pilar del mercado de la carne en la Argentina, ha sido dejado de lado en las estrategias del Ipcva”:

“Hace años que no recibe un impulso real por parte del instituto, lo que pone en evidencia que su estructura actual no responde a las necesidades del sector”, señaló.

“Si el consumo interno no es una prioridad en su agenda y, si la promoción externa no genera los beneficios esperados, ¿no sería más lógico permitir que quienes realmente ven un valor en este tipo de promoción sean los que elijan financiarla de manera voluntaria? Este es un debate necesario. Se trata de optimizar los recursos y redefinir prioridades”, indicaron.

Por último, Camya solicitó apostar “por una ganadería sólida, por una cadena de valor equilibrada y por un modelo de promoción que verdaderamente impulse el crecimiento del sector sin seguir encareciendo el precio final para los argentinos”.

“Más producción significa más carne en el mercado. Si realmente queremos un cambio, hay que dejar de financiar estructuras que solo benefician a unos pocos y empezar a invertir en lo que realmente importa: la ganadería”, finalizaron.