“Me encantaría que conociera a nuestras hijas”: el emotivo video que un cineasta le dedicó a Milei

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En las imágenes se ve a dos niñas que juegan y se ríen junto a sus padres, que son dos hombres, que están casados hace 20 años y que las adoptaron hace 5, cuando ellas tenías 9 y 11. Una salta descalza sobre la cama con un globo en forma de corazón; la otra baila despacio con los ojos cerrados mientras su padre la mira sentado en su escritorio y sonríe. Las dos entran riendo al mar, que ven por primera vez. Las dos pasean con sus papás en un viaje de vacaciones de invierno. Las dos cumplen años y sonríen. Los cuatro, padres e hijas, celebran.

Esas escenas, que muestran una vida cotidiana donde lo amoroso es posible, son las que eligió Franco Verdoia, un cineasta de 47 años, como contraejemplo del que dio el presidente Javier Milei en su discurso de Davos. Allí, para cuestionar a “la ideología de género” y “woke”, el mandatario le echó mano a un ejemplo en el que relacionó la homosexualidad con la pedofilia y habló del caso de un matrimonio gay que había filmado y abusado de sus dos hijos adoptivos.

El video completo que Franco Verdoia subió a sus redes sociales

Ese fragmento del Presidente es el que se escucha al principio del corto que Verdoia subió a las redes sociales. En los restantes dos minutos y medio, Verdoia cuenta sobre la familia que formó junto a su pareja Sergio Verón, de 56; Crystal, hoy de 14; y Ariadna, hoy de 16.

Me parece que soltar un pensamiento así fue muy desacertado y el impacto de ese discurso lo veo en los comentarios que estoy recibiendo en las redes sociales hacia mi familia”, dice Franco durante una charla telefónica con LA NACION, luego de aclarar que no es parte de ninguna ONG, partido político o movimiento social.

El cineasta, oriundo de Las Varillas, Córdoba, premiado por su ópera prima La Chancha y otros trabajos audiovisuales así como teatrales, hace referencia a las decenas de mensajes que recibió tras haber publicado el video del día a día de su familia. “Si bien muchos son amorosos, en otros comentan desde el desconocimiento total: ´¿cómo puede ser que les den a estos homosexuales dos nenas en adopción?´”, señala.

“Tengo comprensión de texto y entiendo el encuadre en el cual el Presidente habló al referirse a la ideología woke y a eso que llama ideología relacionada con políticas de género y el rol que tiene que tener el Estado, pero él cita un ejemplo aberrante y asoció la homosexualidad con la pedofilia”, explica.

Ari, Franco, Crys y Sergio en el cumpleaños del cineasta

“Me parece que la maldad es inherente al ser humano y no a su elección sexual ni a su condición de género, ni a su identidad de género”, dice y señala que todos los ejemplos que usan parecieran reflejar una mirada tendenciosa sobre la sexualidad de las personas.

“Nuestras hijas llegan a ser judicializadas, separadas de su padre, porque hubo un adulto que vulneró sus derechos, un adulto varón heterosexual. Pero no por eso yo voy a empezar a suponer que todos los varones cis heterosexuales son violentos”, señala.

La historia de una familia

Franco dice que Milei le recuerda a cómo era su padre. Por eso en el video que difundió dice: “Ojalá pudieras conocer a mis hijas para que te cuenten cómo es una familia amorosa”. Lo repite en la conversación con este medio.

Cree que si las distancia se acortan, se puede dar la transformación, como le ocurrió a su padre, que hace unos años si veía a un hombre con el pelo largo decía ´hay que agarrar una motosierra, cortarle el pelo y mandarlo en cana´ y que en la mesa familiar hablaba de ´matar a todos los homosexuales´. Cuando conoció a sus nietas y vio la familia que su hijo había conformado con su pareja, entendió lo que desconocía.

Franco y Sergio saben que los mensajes pueden ser letales porque son dos comunicadores en sus propios rubros. Franco por su trabajo como cineasta y dramaturgo, y Sergio como deportólogo y promotor de la vida saludable en ciclos como “Cuestión de peso”.

Crys en su fiesta de 15 junto a sus padres, Franco y Sergio

Se conocieron hace 20 años en un boliche, con el tiempo se mudaron juntos y comenzaron a soñar con ser una familia de tres, que finalmente se consolidó en cuatro con Crys y Ari, que son hermanas. Y en realidad son seis, con Tita, la gata, y Pancha, la perra.

—Siempre tuvimos el deseo de formar un proyecto adoptivo, de ahijar, que tiene que ver con restituir un derecho a un niño de tener padres, y no satisfacer el deseo de paternidad. A mí me conmovía la idea de que haya niños y niñas en un hogar, esperando una familia.

¿Qué te dicen tus hijas sobre las repercusiones que tuvo la publicación del video, que solo en Instagram suma 100 mil reproducciones?

—Estuve en un programa de televisión hablando de esto y el primer mensaje que recibí fue el de mi hija diciendo, ´Papi, estuviste espectacular´. Nuestras hijas tienen un compromiso muy fuerte con la difusión de su historia. Una de ellas quiere ser piscóloga para ayudar a los niños, la otra quiere ser mamá ahijando. Ellas nos enseñan mucho todos los días. Por eso yo no dudé ni un segundo en compartir las imágenes de la intimidad de nuestra familia para dar a conocer un contraejemplo.

¿Cómo fue el proceso de adopción?

—En un principio ignorábamos muchas cosas alrededor de la adopción. Pensábamos que era muy difícil adoptar por ser homosexuales. Lo primero que hicimos fue informarnos de adopciones internacionales en Haití y en Ucrania y justamente que en esos países no aceptan la adopción de parejas homosexuales. Solo parejas heterosexuales. Entonces, obstinados, nos metimos en Internet y pusimos ´adopción, Argentina, Buenos Aires´ y se nos abrió un mundo que desconocíamos. Completamos un expediente, asistimos a tres charlas informativas y supimos que el 80% de los que imaginan un proyecto adoptivo quieren bebés, y que solo el 15% están dispuestos ahijar niños y niñas grandes, y solo el 1% a niños y niñas con discapacidad. Pero el 90% de los niños que esperan en hogares ya pasaron los 4 años, 5 años. Fue cuando decidimos adoptar una nena grande y al poco tiempo nos convocaron para dos hermanas de 9 y 11 años y nos preguntamos ¿por qué no?

Ari y Crys fueron adoptadas por Franco y Sergio a sus 9 y 11, estuvieron en un hogar 4 años,

¿Cómo fue el día en el que las conocieron?

—Era plena pandemia, así que estábamos con barbijos, con distancia, y al principio fue absolutamente fría la situación. Pero Ari, que tenía 11, era mucho más receptiva, ella demostraba que quería una familia. Crystal, con sus 9 años, se metía abajo de la mesa, era mucho más vergonzosa y actuaba como un gatito que se defendía. Todo era muy fuerte, pero a los 15 minutos se dio una conexión y ya estábamos rompiendo cualquier tipo de protocolo porque las chicas querían vernos sin barbijos, querían jugar, acercarse. Ari sobre todo es muy cariñosa, entonces quería darnos un abrazo.

¿Esa relación se reforzó la primera vez que se quedaron en su casa?

—Sí. Antes, el proceso tuvo que ver con visitas cada vez más frecuentes, siempre reguladas por un equipo de psicólogas y trabajadores sociales para que nos vayamos conociendo. Era un mundo que desconocíamos. Y la primera noche que se quedaron a dormir fue una experiencia hermosa e intensa, hubo guerra de almohadas, saltar en la cama, estar hasta tarde. Después ya comenzaron los límites, no se puede hacer eso todos los días (se ríe).

¿Cuándo fue el momento en el que sentiste que ya eran familia?

—No hay un momento, todos los días nos elegimos como familia, porque hay que empezar a “desromantizar” la adopción. Se pasa por momentos duros de aprendizaje, de poner reglas, de conocerse. Ari lo dijo en entrevistas y nos lo dice, al principio no sabía si quería que fuéramos sus papás. Ellas de a poco fueron incorporando esta idea de estos dos desconocidos que dicen que van a ser sus padres por siempre, pero al mismo tiempo desconfiaban que fuera así porque vienen de experiencias en donde los adultos les fallaron. Es una elección ser familia.

¿Cómo son las chicas?

—Tienen personalidades absolutamente antagónicas. Crys es la más expresiva, exterioriza más las emociones, es más mandona. Ari es más dócil. Creo que esto es así porque pasaron por una situación de abandono muy dura. Siendo niñas, la más grande tuvo que hacerse cargo de la más chica en un momento de sus vidas. Entonces, la más grande, hablaba por la más chica. Ahora hay que empezar a escuchar la voz de Ari y liberar a Crys de esa carga tan pesada que tiene que ver con hacerse cargo de proteger a su hermana. Tiene que entender que ahora nosotros, que somos sus papás, estamos para ocuparnos de lo que antes algunos adultos no hicieron, que es protegerlas.

Franco dice que Crys es más expresiva y Ari más tranquila y que todos los días aprenden algo de ellas

¿Cuánto tiempo esperaron a ser adoptadas?

—Esperaron cuatro años. Es una eternidad para un niño que pasa por la experiencia extrema de ser institucionalizado, así que te aferrás a tu hermano y tomás roles que no te corresponden porque todo se trata de sobrevivir. Creo que esa marca de la supervivencia está atravesada en nuestras vidas.

¿Cómo era antes la relación con tu papá?

—De chico creía que mi destino era la clandestinidad o el encierro. Mi viejo era muy duro con todo lo que tuviera que ver con diversidades. Yo pude hablarle sobre mi elección de vida a mis 35 años. Ya tenía una relación estable con Sergio y mi padre ya estaba más blando con respecto al tema. Así que un día, cuando fui a mis pagos a visitarlo, en Varillas, fuimos a tomar un café y a la vuelta, antes de dejarlo en la casa, puse el freno de mano y le conté. Me dijo que siempre lo supo, pero que él tenía otro tipo de educación y que pertenecía a otra generación y que eso le dificultó comprenderme, pero que no era nadie para cambiar mi vida. Tuvo una reflexión muy amorosa y madura.

¿Qué pasó cuando conoció a Crys y Ari?

—Cuando llegaron nuestras hijas se terminó de articular ese corazón ablandado por el amor. Es un abuelo presente, está pendiente y se llevan muy bien. Por eso creo que las personas que sueltan opiniones tan cerradas, sin duda no han tenido la oportunidad de conocer en profundidad historias de diversidad en primera persona. Cuando uno entra en la zona más humana, que va más allá de la elección sexual, la experiencia del amor produce una transformación de ideas y eso pasó con mi papá. Y vuelvo al principio, lo que quiero es que nuestras hijas tengan oportunidades, como la tuvieron cuando las ahijamos. Y por eso digo, que me gustaría que Milei las conozca.