A casi un mes de su muerte Vandalizaron la tumba de Jean-Marie Le Pen

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La tumba del histórico dirigente ultraderechista francés Jean-Marie Le Pen, fallecido el pasado 7 de enero, fue vandalizada en el cementerio de La Trinité-sur-Mer, en el oeste de Francia, según denunció la familia del fundador del Frente Nacional, ahora llamada Agrupación Nacional.

La eurodiputada Marion Maréchal, la nieta más conocida de Le Pen y figura del nacional catolicismo, subió a la red social X una foto de la tumba de su abuelo en la que se ve la cruz destruida y la placa con la fecha de nacimiento y fallecimiento desplazada, en medio de ramos de flores deshechos. “Nuestra respuesta será combatir (a los autores) con cada vez más fuerza y generación tras generación”, aseguró Maréchal, sobrina de Marine Le Pen, líder del partido Agrupación Nacional.

En tanto, Marie Caroline, una de las hijas de Le Pen, publicó en X una foto de la tumba dañada y posteó: “No hay palabras para describir a las personas que atacan lo más sagrado. Los que atacan a los muertos son capaces de lo peor contra los vivos“.

Por otra parte, Gilles Pennelle, miembro del Parlamento Europeo por la ultraderechista Agrupación Nacional, indicó que “la tumba fue saqueada, probablemente con mazazos anoche”.

El presidente de Agrupación Nacional, Jordan Bardella, remarcó que “la moral más universal ya condena a los autores: espero que también sean encontrados y castigados severamente por la justicia”.

Foto: AFP.

Hasta el momento, se desconocen quienes fueron los autores del acto vandálico, sucedido en el pequeño camposanto de la localidad pesquera en la que nació el dirigente, La Trinité-sur-Mer (Bretaña).

Condenado por los tribunales en decenas de ocasiones por manifestaciones racistas, xenófobas, homófobas y negacionanistas del Holocausto, la muerte de Le Pen a sus 96 años caló hondo en la ultraderecha francesa, pero despertó ciertas reacciones controvertidas.

Foto: AFP.

Esa jornada miles de personas celebraron públicamente en varias ciudades francesas su fallecimiento, lo que indignó al propio Gobierno francés, que repudió que “se baile sobre un cadáver”.