El hallazgo de 359 kilos de cocaína marca la consolidación de la ruta aérea narco que une a Bolivia, Paraguay y la Argentina

0
10

ROSARIO.-El transporte de la cocaína cambia de manera casi permanente. Desde hace unos años, a partir de la pandemia, según los especialistas consultados, se consolidó una ruta aérea de la cocaína que es una especie de triángulo: Bolivia, Paraguay y Argentina.

En la zona de Cochabamba, Santa Cruz de la Sierra y Beni, en Bolivia, se produce la pasta base y luego la cocaína, y después se envía al Chaco paraguayo, una región poco habitada e inhóspita en Paraguay, donde se consolidan los cargamentos que aterrizan en pistas clandestinas, según el investigador de la Universidad de Asunción Carlos Pires. Luego, a través de la Hidrovía o por avionetas las cargas de cocaína llegan a Argentina, fundamentalmente Rosario y Buenos Aires, y Uruguay, donde se camuflan para salir rumbo a Europa o Asia, donde el valor de la droga es más de diez veces mayor. Lo que observan desde hace tiempo los investigadores de Procunar es que los vuelos se realizan en el límite entre Argentina y Uruguay, sobrevolando las inmediaciones del río que marca la frontera entre ambos países. La sospecha es que en esa zona es más difícil una intervención aérea cuando las aeronaves narcos vuelan por momentos en cielo argentino y otros en uruguayo.

En el Ministerio de Seguridad de la Nación analizaron que la avioneta Cessna 210 que aterrizó de emergencia en Ibicuy, el delta entrerriano, con 359 kilos de cocaína, hizo esa ruta que incluye a estos tres países. Desde la zona de Beni, en Bolivia, hasta el punto donde aterrizó de manera inesperada la aeronave hay más de 1600 kilómetros, y ese tipo de avión tiene una autonomía de 1700. Néstor Roncaglia, ministro de Seguridad de Entre Ríos, y exjefe de la Policía Federal, señaló en diálogo con LA NACION que la trayectoria de vuelo de la avioneta da indicios que se dirigía hacia la provincia de Buenos Aires. Allí está muy cerca el puerto de Zárate-Campana.

El análisis que hacen los investigadores de la Procuraduría de Narcocriminalidad es que uno de los que tiene influencia desde hace por lo menos tres años en esa ruta es el boliviano Jorge Adalid Granier, quien se encuentra detenido actualmente en el penal de Ezeiza, con uno de sus socios argentinos, el rosarino Fabián Pelozzo. Granier tiene investigaciones abiertas también en Paraguay, donde operaba su hermano y sus hijos.

Reforzaron la custodia en la comisaría de Ibicuy, donde están alojados el piloto narco y la mujer que lo acompañaba

Este tipo de investigaciones que incluye el trabajo coordinado con otros países siempre enfrenta serias dificultades. La justicia boliviana es indiferente a todos los pedidos que se hacen desde Argentina. Jamás avalaron, por ejemplo, una extradición de un narco de ese país a la Argentina. Con Paraguay hay mejor vínculo, pero muchas sospechas de la penetración del narcotráfico a nivel institucional.

El piloto de la avioneta que descendió de emergencia en Ibicuy es de nacionalidad brasileña y su acompañante, quien fingió estar embarazada cuando la fue a rescatar el dueño del campo donde descendieron, es boliviana. Los panes de cocaína tenían la inscripción de la manzanita de Apple. En mayo de 2023, la Policía de la Ciudad de Buenos Aires detuvo a una mujer en Floresta con seis panes de cocaína con ese logo. La mujer de 37 años era paraguaya.

La mujer que acompañaba al piloto seria miembro de una organización narco internacional. Ante esa situación, el Ministerio de Seguridad de Entre Ríos reforzó la custodia de la comisaría de Ibicuy, con agentes de grupos especiales, ante la posibilidad de que se produzca un ataque a esa dependencia para rescatar a esta mujer de 21 años, que es hija de un jefe narco boliviano de peso. El fiscal federal Pedro Rebollo pidió al juez de la causa que la investigación esté bajo secreto de sumario. Están en trámite los peritajes al teléfono satelital que llevaban en la aeronave, con el cual se comunicaron con alguien después del aterrizaje de emergencia.

Los vuelos narcos provenientes de Bolivia y de Paraguay llegan cada vez más cerca del centro del país. Eso es algo que antes no ocurría. Los llamados “bombardeos” de droga era el método más usado en el norte de la Argentina, a pocos kilómetros de la frontera con Bolivia, cuando no había intermediación de Paraguay. Salta y Santiago del Estero eran las provincias donde más se daba esta metodología, que consiste en que la avioneta pierde altura para arrojar los bultos con la droga en puntos fijados con GPS. En las inmediaciones, generalmente hay cómplices que en pocos minutos se llevan el cargamento.

Ahora las avionetas hacen recorridos más largos. Por ese motivo, según remarcó a LA NACION el secretario de Lucha Contra el Narcotrafico y la Criminalidad Organizada, Martín Verrier, se incorporaron más radares para tener un mejor control aéreo, como el que se puso en funcionamiento el año pasado en Tostado, norte de la provincia de Santa Fe.

A fines de octubre pasado, una avioneta Cessna 206 aterrizó cerca de Pueblo Andino, a unos 35 kilómetros de Rosario. Según la ministra Patricia Bullrich, los radares habían detectado ese vuelo ilegal y la aeronave fue obligada a descender por dos aeronaves de la Fuerza Aérea. El piloto Oscar Armando Caba Hurtado, que era comandante de la Fuerza Aérea boliviana, logró huir hasta que fue detenido cuando intentaba cruzar el río Carcarañá. En la Cessna 206 llevaba 475 kilos de cocaína. La sospecha es que esa droga pertenecía a Granier y Pelozzo, que montaron en Ibarlucea una especie de hub narco para la exportación. Este grupo se dedica a la logística, una tarea dentro del negocio del contrabando internacional de droga que es una de los mejores pagos.

Granier tiene estrechos contactos con el grupo criminal brasileño Primer Comando Capital. Granier fue detenido a finales de marzo  de 2023 en un control de tránsito en la pequeña localidad de Jaraguari, en el estado de Mato Grosso do Sul. Se movía con identidad falsa. Un mes antes fue procesado por el juez federal de Salta Julio Leonardo Bavio, quien lo acusó de ser “responsable del delito de organizador de transporte de estupefacientes agravado por el número de personas intervinientes”, por un cargamento de 389 kilos de cocaína interceptados en septiembre de 2020.

Este hombre alojó en su departamento en el barrio de Recoleta, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ubicado en Rodríguez Peña 1057, a uno de los líderes más poderosos de la organización brasileña Gilberto Aparecido Dos Santos, alias Fuminho, que fue detenido por la DEA y la Policía Federal de Brasil en Mozambique al inicio de la pandemia.

Tropas especiales de la Policía de Entre Ríos custodian la seccional donde quedó alojado el piloto que aterrizó una avioneta con 359 kilos de cocaína

En la zona del delta del Paraná el tráfico aéreo ilegal es incesante. La escasa población que habita en esa zona hace complejas las investigaciones. No hay testigos ni cámaras ni señal de celular. En medio de la pandemia ocurrió otro hecho extraño en esa región. El 20 abril de 2020, cuando Rosario estaba desierto por las restricciones para circular, en la isla frente a la ciudad, una avioneta hizo un vuelo rasante y arrojó una bolsa gigante de plástico blanca y verde. Al otro día, un baqueano, en medio de la desolada isla El Chaparro, encontró el bulto, que guardaba 29 panes de cocaína que tenían una marca particular: PCU.

Nadie le dio relevancia a esa sigla “desconocida”, que apareció en ese lugar inhóspito, donde no había testigos, ni ningún sospechoso. Tampoco se investigó con profundidad el “bombardeo de cocaína” en medio de la fragilidad y desconcierto que imponía un país paralizado, en el que la justicia funcionaba también por zoom.

El 18 de julio pasado, más de cuatro años después, el periodista Kevin Sieff del Washington Post publicó una extensa historia sobre el narco uruguayo Sebastián Marset en el que aparecía esa fotografía que había sacado con su celular un agente de la comisaría Nº1 que se encuentra en el arroyo Charigue, en jurisdicción de Victoria. La publicación del periodista norteamericano se centró en Sebastián Marset, que se autoadjudica ser el líder de PCU.

Marset es un narco con aires de magnate, que tiene gustos estrafalarios, que actualmente está prófugo, y enfrenta pedido de captura de cinco países. La esposa de este hombre de 32 años, fue detenida en agosto pasado en el aeropuerto de Barajas, Madrid.

La metodología que usaron los pilotes fue el llamado “bombardeo” de droga, pero algo salió mal. Los investigadores no lograron determinar qué había detrás de esta operación. Verificaron si en Paraguay había información sobre que pueda servir para determinar si Marset estaba detrás de este vuelo, pero no pudieron avanzar.

La droga se hace visible de forma misteriosa, como ocurrió en este caso, cuando algo falla, por un error de los narcos, como ocurrió en Ibicuy este jueves. Eso explica muchos secuestros que parecen casuales, como este caso, y que enfrentan dificultades para iniciar una investigación que logre avanzar hacia los dueños del cargamento. Por ese motivo, se eligen este tipo de territorios desolados, donde no hay cámaras ni testigos que puedan aportar información