Las líneas rojas de La Libertad Avanza y Pro dificultan un acuerdo con la Capital como la gran batalla

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La eventual alianza entre La Libertad Avanza (LLA) y Pro nace herida. Las líneas rojas que trazan en una y otra terminal de cara a una posible confluencia para las elecciones legislativas de 2025 parecen difícil de compatibilizar. Solo el pragmatismo electoral, a la hora de cerrar las listas, podría zurcir un acuerdo de ocasión. El buen vínculo personal y la sintonía ideológica entre Javier Milei y Mauricio Macri no alcanzan para tapar los problemas de fondo: los libertarios quieren dominar la estrategia y fagocitar a sus aliados, pero en Pro no aceptan renunciar a su identidad.

El principal foco de tensión está anclado en la Capital, donde Pro y LLA se encaminan a un enfrentamiento definitivo después de que Jorge Macri separara la elección local de la nacional (se renuevan 30 legisladores porteños). En los últimos meses, los libertarios que se mueven bajo la tutela de Karina Milei exhibieron su vocación de conquistar el aparato porteño que controla el macrismo desde 2007. Incómodo con la avanzada libertaria e inquieto por el escenario fragmentado que enfrenta en la Legislatura, el jefe de gobierno adelantó los comicios para el 6 de julio con la intención de contener la ofensiva de LLA y reafirmar la hegemonía de Pro en el distrito. La maniobra puso en pie de guerra a los delegados de Karina Milei, quienes asumen que se toparon con una oportunidad para demostrar su capacidad de fuego en el bastión amarillo y se ilusionan con asestarle un duro golpe a Macri en su eterno refugio.

El jefe de Pro sorprendió con un giro esta semana al hacer una convocatoria concreta al Presidente para conformar una mesa de negociación conjunta. Fue sorpresivo porque en Pro venían decididos a jugar solos en 2025, ya cansados de los desplantes del Gobierno.

Lo que ocurrió fue que Milei después levantó una bandera blanca y dijo que su verdadero deseo es “ir juntos” con Pro para “arrasar” al kirchnerismo. Cerca del Presidente aseguran que fue una definición “filosófica” porque Milei siempre quiso sincerar un espectro de centroderecha en torno a “las ideas de la libertad” que lo tenga como líder indiscutido.

Tras los dichos del jefe del Estado, Macri recogió el guante y aceleró para materializar un acuerdo. El expresidente propuso conformar una mesa para discutir un frente electoral y “una agenda profunda de cambios”. Sin perder el tiempo, designó a sus negociadores para apurar el trato y sondear si el Gobierno tenía realmente voluntad de acordar. Fue un gesto, sobre todo, hacia la base de su electorado, que reclama acompañamiento a Milei para disipar la amenaza del kirchnerismo.

Milei saluda a Macri después de asumir como presidente

Pero la pelota no volvió. En el Gobierno no respondieron a la convocatoria de Macri y lo dejaron solo sentado en la mesa que él propuso. Lo primero que dijeron en la Casa Rosada fue que no discutirán candidaturas hasta mayo.

Eso implica, por ejemplo, que primero habrá que atravesar la agenda de las sesiones extraordinarias, convocadas desde el 20 de enero, en donde hay temas espinosos, como la eliminación de las PASO (el macrismo solo quiere suspender las primarias, no suprimirlas para la elección de cargos ejecutivos -los amarillos ponen la mira en 2027-), el proyecto de “ficha limpia” (en el Gobierno enviarán una versión distinta a la que había impulsado Pro) y los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla para la Corte Suprema, donde los libertarios necesitan indefectiblemente del favor del kirchnerismo. ¿Cómo van a impactar estos asuntos en la convivencia? “Nos van a ir llevando hasta que estén en su mejor momento; saben que los podemos trabar en el Congreso”, intuye uno de los jerarcas de Pro. Además, el inicio de la puja por las listas nacionales podría coincidir con el desenlace de la gran batalla porteña. Es que si Jorge Macri consigue el aval del peronismo capitalino para suspender las PASO, podría correr la elección a finales de mayo.

La hostilidad ya empezó: en las últimas horas La Libertad Avanza difundió un comunicado incendiario. Fue en respuesta al escrito que Pro emitió en noviembre luego de que los libertarios escatimaran su apoyo al proyecto de “ficha limpia”. “No vamos a callar cuando se juega a favor de los corruptos”, advertía el macrismo. Los libertarios respondieron recién ahora, con la convocatoria a extraordinarias. El comunicado de LLA dijo: “Algunos sectores de la política argentina creyeron que se iban a anotar una victoria acusando al Gobierno de supuestos pactos. No había pacto. Deberían pedir disculpas”.

Más allá de los temas de coyuntura, cuando se miran las “red lines” de uno y otro espacio asoman las incompatibilidades. Por ejemplo, los libertarios no quieren renunciar a su sello ni a su simbología, pero eso implicaría diluir completamente la identidad de Pro. Además, en LLA pretenden tener control sobre la “lapicera” y eso implica “repartir lugares”, no una negociación de pares.

Pero lo más importante es la cuestión de fondo: Macri plantea un acuerdo integral que implique coincidir temas de fondo y una mayor integración programática. Como dijo en su convocatoria, discutir “una agenda profunda de cambios”. Pero en la Casa Rosada rechazan -como siempre hicieron- cualquier esquema que suene a “cogobierno” o a reparto de poder. No quieren que el macrismo imponga condicionamientos con su enfoque republicano. “Lo único que está en discusión es lo electoral, la agenda es la nuestra”, sentencian cerca del Presidente.

Hay que tener en cuenta, de todos modos, que hay matices evidentes en el “triángulo de hierro” que toma decisiones en la cúpula del Gobierno integrado por Milei, por su hermana y por el asesor presidencial, Santiago Caputo. De los tres, el jefe de Estado es el que se siente más tranquilo con un acuerdo con Pro que consolide un espacio de “centroderecha” bajo su liderazgo. Hay una mirada conceptual del Presidente, que promueve un rediseño del espectro político cuando dice que “los que están con las ideas de la libertad deben ir juntos”. Para él, eso está por encima de las diferencias puntuales. En el fondo, el Presidente sabe que tiene un déficit de cuadros políticos y prefiere tener a la dirigencia de Pro de su lado para consolidar su fuerza en el Congreso.

Jorge Macri y Karina Milei chocan por el armado en la Capital

El problema es que Milei no decide solo ni se mete en el armado concreto de las listas. Por eso el acuerdo se traba a la hora de materializarse. La que está encima del armado electoral del oficialismo es Karina, y ella prefiere ir con una propuesta pura, que garantice que nadie se dará vuelta el día de la elección (como ya le pasó con los legisladores que ingresaron en 2023). Caputo tiene intereses coincidentes con la hermana del Presidente: mira las encuestas y cree que la potencia electoral de La Libertad Avanza le permite prescindir de cualquier acuerdo, una idea que le agrada por su aversión histórica al macrismo. En todo caso, ambos quieren importar a algunas figuras de Pro, como Diego Santilli. Pero siempre en pos de erosionar a los aliados.

La especulación que hacen los libertarios es que al filo de las definiciones electorales puede haber saltos de bando. Los armadores territoriales de Karina aseguran que en la provincia “ya hay dos referentes de Pro a punto de dar el paso”, aunque no revelan sus nombres. “En cuanto un par de dirigentes se pasen para nuestro lado, se rompe el dique”, se jactan cerca de “El Jefe”. En el entorno de Santilli insisten en que espera un entendimiento entre Macri y Milei para enfrentar al kirchnerismo en Buenos Aires. “Si no vamos juntos, no vale la pena competir”, dicen. Con la ambición de suceder a Axel Kicillof en 2027, el “colo” se entusiasma con la chance de secundar a Karina Milei en la provincia.

Allegados a Karina y Caputo dicen, incluso, que ven con malos ojos que Macri se presente este año: para ellos el expresidente es un “mal candidato”. ¿Cuál de los tres vértices del “triángulo de hierro” tendrá la última palabra?