Corrientes renueva su gobierno en medio de una feroz interna radical y con los libertarios al acecho

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CORRIENTES.- La provincia de Corrientes se prepara para un ajetreado año electoral, porque no sólo elegirá tres diputados nacionales en las generales de octubre, sino que renovará todo el poder provincial en el marco de elecciones desdobladas y de un escenario complejo desde el punto de vista político, con una campaña barrosa que ya empezó y que puede incluir ribetes violentos.

Gustavo Valdés dejará el gobierno, luego de dos mandatos consecutivos, y pese que puede exhibir una imagen positiva alta, ya no podrá volver a postularse. Se abre por tanto una disyuntiva tanto para él como para el entorno de su gobierno.

Para el radicalismo que comanda la política provincial desde 2001, y para sus aliados, pues a estas alturas de los acontecimientos es difícil precisar cuánto de la imagen positiva que ostenta el primer mandatario podrá trasladar a su eventual sucesor y, por el contrario, en cuánto quedará esa imagen cuando arranque la campaña.

La oposición no escatima recursos ni discurso a la hora de endilgarle a Valdés, por ejemplo, cualquier grado de responsabilidad en el caso de Loan Peña, el chico de 5 años desaparecido de un campo del interior profundo de Corrientes el 13 de junio de 2023, en el marco de una celebración familiar en honor a un santo.

Uno de los tantos pedidos por la aparición de Loan Peña

Tanto es así que en el contexto de una causa conexa, paralela a la investigación principal del caso que lleva adelante la justicia federal, la jueza federal de Goya, Cristina Pozzer Penzo, procesó y encarceló a varios hombres y mujeres a los que responsabiliza de intentar desviar la causa y de generar algún grado de conmoción para subvertir el orden institucional establecido.

La política metió la cola en el caso y no son pocos los que piensan, en Corrientes, que si bien ciertos actores políticos no tienen que ver con el caso Peña en sí mismo, utilizaron el episodio, desde un primer momento, para tratar de desestabilizar al gobierno e incluso al Poder Judicial.

Cuestiones económicas reñidas con el fisco, movimientos patrimoniales imposibles de justificar e incluso escándalos personales forman parte del menú de cualquier campaña, pero los antecedentes en la provincia suelen ir mucho más allá cuando lo que está en juego es un recambio en las esferas del poder.

Cerca de Valdés ni siquiera disimulan la creencia de que uno de los promotores del “cuanto peor mejor” es el propio Ricardo Colombi, exhombre fuerte de la UCR provincial, quien mocionó al propio Valdés como su sucesor, hace casi ocho años, pero que se convirtió, en el último año, en el más acérrimo opositor al gobierno provincial.

El gobernador correntino Gustavo Valdés junto al exmandatario provincial Ricardo Colombi

La pelea empezó temprano, en abril pasado, por la conducción de la UCR provincial. Colombi (tres veces gobernador de Corrientes, actual senador provincial y titular del radicalismo) vencía su mandato al frente del partido en abril, pero llamó a elecciones recién para octubre. Dada semejante irregularidad, la Convención partidaria se reunió e intentó acomodar la cuestión, pero no fue posible. A partir de entonces comenzó un festival de acusaciones judiciales que terminó en la intervención del radicalismo correntino y el llamado a una nueva fecha de elecciones, que se cumplió el pasado 22 de diciembre, pero con una lista que Colombi primero presentó, con una candidata testimonial, pero que después retiró a 48 horas de la votación.

La elección se realizó de todos modos. Valdés la ganó de punta a punta y un día después el interventor santafesino, Julián Galdeano, lo oficializó como el nuevo presidente del partido. Solo resta la asunción que por un lado dará por terminada la intervención y por otro constituye una condición necesaria, según Valdés y los suyos, para ingresar al año electoral con el partido normalizado y a partir de allí, tejer el nuevo marco de alianzas.

¿Por adentro o por afuera?

Lo que vaya a hacer Colombi en adelante todavía es una incógnita. La certeza, en todo caso, es que no se quedará de brazos cruzados. Nadie duda de que “aún tiene capacidad de daño”, y si se siente herido, atacado, o forzado a la jubilación, como él mismo cree y con lo que reniega hace por lo menos cuatro años, podría lanzar nuevos ataques internos.

Por lo pronto, Colombi recorre la provincia, hace actos de variada convocatoria y ya avisó que será candidato a gobernador, “por dentro o por afuera, por arriba o por abajo de la UCR”, lo cual implica un quiebre cuyo calibre todavía no puede dimensionarse. Los radicales con Valdés dicen que no hay tal quiere, porque Colombi está más solo que nunca. Por eso mismo, reina cierta calma.

Desde la institucionalidad del gobierno, después de tantos años de hegemonía (este modelo lo inauguró el propio Colombi en 2001 y Valdés administra con dos tercios en ambas cámaras legislativas desde 2019) no advierten que el exgobernador pueda constituir el disparador de una implosión, como dicen los manuales que suele ocurrir cuando no hay contrapoder por fuera de los ejidos oficiales.

Hasta ahora no hay un heredero nítido para suceder a Valdés dentro del oficialismo. Se habla de que el intendente de Ituzaingó, hermano del gobernador, Juan Pablo Valdés, podría ser uno de ellos, pero no logra, aún, el consenso necesario. Mientras tanto y por eso mismo, circula una lista larga de nombres de posibles sucesores. Todos ellos, claro está, afiliados al radicalismo.

Pero como todo está en una zona gris de reconfiguración política, algunos dirigentes de partidos asociados al gobierno (en la elección de 2021 la alianza de Valdés la integró una treintena de partidos) ya avisaron que los votos del radicalismo sólo representan un 30% del total de la alianza. Avisan y de paso esperan que a la hora del reparto de poder, los espacios sean más generosos. Todo está por verse.

Uno de los socios más importantes del gobierno hasta aquí, Encuentro Liberal, encabezado por Pedro Cassani, presidente de la Cámara de Diputados, mantiene una sórdida disputa con Valdés, que en los últimos meses se hizo pública. No se sabe hasta el momento si es parte del escarceo previo a un año electoral o es el adelanto de una ruptura: el que avisa no traiciona.

Colombi, mientras tanto, junta heridos o desencantados del gobierno y aceita sus viejas relaciones con todo aquel que quiera escucharlo y, en el mejor de los casos, creerle. Porque su estrategia consiste, entre otras cosas, en el reparto a cuenta de espacios que nunca repartió. Es suya una vieja idea de poder tallada en piedra: “El gobierno no es un botín de guerra”. Ahora, eso mismo parece estar en revisión.

El peronismo en su laberinto

La oposición extra-radical también transita su propio camino y constituye otro escenario a mirar en las próximas elecciones de Corrientes, porque la cartografía electoral cambió también en la provincia tras el triunfo de Javier Milei en la Nación.

El Partido Justicialista, que es el más grande de los partidos opositores, y el más voluminoso después del radicalismo (Sergio Massa ganó en Corrientes en la primera vuelta de 2023) viene intervenido hace más de cinco años, y después de amagar con reabrir las urnas para normalizarse este año, en noviembre, decidió llevar toda esa discusión al 9 de marzo: ese día debería haber internas para elegir cargos partidarios y electivos. Una aspiración trabajosa, sobre el filo del futuro cronograma electoral provincial.

En el PJ, no obstante, confían en que llegarán a destino, entre otras cosas porque creen en el criterio ordenador de Cristina Fernández de Kirchner, quien sobre finales de noviembre recibió a un grupo variopinto de dirigentes del PJ correntino en el Instituto Patria. Allí les pidió trabajar por el orden y la normalización del partido. También les advirtió: “Con el PJ solo no alcanza”.

La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner se reunió con dirigentes del Partido Justicialista de Corrientes.

Cristina lidera, pero además, empoderada como titular del PJ, ya puso un regente en la provincia: José Ottavis, que desde hace unos años es vecino de la localidad de Monte Caseros, desde donde comanda la organización del peronismo correntino. Para muchos “compañeros” es difícil digerir la presencia de este corregidor, porque los correntinos en general reniegan de los mandatos repartidos a dedo, y más aún si el dedo que inviste apunta desde Buenos Aires. Resta por saber si esta vez será distinto.

El justicialismo local, en tanto, jura y perjura que tendrá candidato propio, que no cederá la cabeza de la fórmula y que por lo tanto tendrá candidato a gobernador. “Seremos cabeza de ratón y no cola de león de nadie”, dijeron, en una conferencia de prensa que brindaron en Capital los interventores Teresa García y Máximo Rodríguez, en compañía de Ana Almirón (consejera nacional) y el propio Ottavis.

Dirigentes del Partido Justicialista de Corrientes durante la conferencia de prensa

Por lo bajo, no obstante, hay muchos dirigentes que dicen que en realidad ese es un discurso a medida de la interna peronista y que a partir del 9 de marzo, se blanquearán muchas de las conversaciones que varios referentes peronistas mantienen, por ejemplo, con Ricardo Colombi. Nada nuevo bajo el sol, porque Colombi llegó al poder en 2001 en alianza con el PJ. Se llamó Frente de Todos y fue un anticipo provinciano que se exportó al país y que tuvo su punto culminante, de hecho, con la transversalidad que lideró Néstor Kirchner.

Los hermanos Milei

Pero por si fuera poco, existe ahora un nuevo actor político, dispuesto a jugar sus cartas: el partido del presidente Javier Milei. La Libertad Avanza está en construcción en Corrientes, como en el resto de las provincias. Tiene un referente político local, que además es diputado nacional, Lisandro Almirón, pero no hay encuesta que lo muestre como candidato con chances.

Dicho de otro modo, no es opción si las intenciones del Presidente o de su hermana Karina Milei son las de jugar en serio en Corrientes. Antes que eso, hay al menos tres variables que deben evaluar los hermanos presidenciales.

Karina Milei, secretaria general de la presidencia, avanza en el armado de La Libertad Avanza en Corrientes

Primero, que en Corrientes existe un grupo de liberales-libertarios de pura cepa, amigos del presidente de cuando eran menos de diez personas las que escuchaban sus conferencias. De hecho, el primer viaje de Milei presidente a la provincia fue para participar de un acto del Club de la Libertad, que contiene a muchos de esos buenos amigos que nunca especularon a la hora de dar la batalla cultural cuando ni siquiera esa prédica tenía ese nombre. ¿Habrá algo más que amistad para ellos en 2025? Por ahora es una incógnita.

Otra variable es la relación que Nación quiere tener con Valdés, que apoya la gestión, pero que también hace reclamos por fondos adeudados (por regalías energéticas y la caja previsional), por el abandono de la infraestructura nacional en la provincia y la paralización total de las obras públicas. Y lo otro es la muy buena amistad que el gobernador Valdés mantiene con la ministra Patricia Bullrich.

El factor Espínola

Un tercer escenario oscilante tiene que ver con la cercanía de Carlos Mauricio Espínola, Camau, con los libertarios. Se trata de un candidato permanente que no disimula su deseo de ser gobernador (dos veces casi lo logra, quedando apenas unos puntos abajo en sendas elecciones polarizadas con el radicalismo en 2013 y 2017). El senador correntino, que además es el jefe del bloque de peronistas díscolos que integraba Edgardo Kueider (atrapado contrabandeando dólares en Paraguay), tildado de traidor por el kirchnerismo, que le reclama incluso que devuelva su banca (tiene mandato hasta 2027), dijo en un programa de televisión que quiere “arreglar” con los libertarios.

Corrigió luego y dijo que quiere acordar con todos los que coincidan con su modelo de provincia. Eso fue el domingo. El miércoles siguiente, 18 de diciembre, Camau estuvo de visita en la Casa Rosada y se reunió con dos hombres del ala política del Gobierno: el vicejefe de Interior, Lisandro Catalán (número dos de Guillermo Francos) y el subsecretario de Gestión Institucional, Eduardo “Lule” Menem, mano derecha de Karina Milei.

Se podría agregar que Camau bajó de sus embarcaciones olímpicas y se subió a la política para debutar como intendente de Corrientes, en 2009, apadrinado por el Daniel Scioli. Para los libertarios locales, además de estos surfeos de Camau, constituye un problema que Valdés y compañía digan, cada vez que se les pregunta, que no tendrían problemas en “sumar” a los libertarios a un esquema provincial, a cambio, podría ser, de algún casillero a diputado nacional.

Todo un final abierto en una provincia que jalonará el año electoral con uno de los platos fuertes, porque renovará todo el gobierno, al igual que Santiago del Estero, pero con una pizca mayor de suspenso.