Victoria Villarruel está completamente aislada en el Senado, tras la polémica de los sueldos de los legisladores, por el asedio de Javier Milei y su propia impericia para manejar la Cámara Alta. Pese a que arrancó su gestión con el apoyo decidido de un grupo de senadores de diversas extracciones que fueron clave para despojar al kirchnerismo de su poder, la Vicepresidenta terminó peleada con esos aliados por seguir el consejo del joven Juan Martín “El Cocinero” Donato, director de Atención Ciudadana y líder de los villarruelines.
Según una senadora que respaldó al oficialismo en votaciones clave, Villarruel “se peleó con sus aliados por seguir la agenda de Twitter con las dietas y trata de construir su imagen con lo que le dicen que escriba en las redes sociales porque no tiene nada que mostrar”. “Necesita gente con experiencia a su alrededor pero no se deja ayudar”, soltó.
Desde el entorno de la Vicepresidenta no creen que sus intervenciones con la polémica de las dietas hayan sido un desatino. “Nos ataca gente que tiene el CUIT virgen”, responden, y argumentan que ella “gana menos que un diputado”.
En efecto, el último capítulo de la refriega entre Villarruel y Javier Milei escaló después que la vice tuiteara, que su sueldo “está congelado hace un año y la prepaga aumenta, los impuestos aumentan, no alcanza a nadie que viva de su sueldo con honestidad”. Milei le respondió enseguida , donde planteó que “está desconectada de la realidad”, y agregó: “me pidió que le ajuste el sueldo”.
Un diputado parlasureño ensayó una interpretación ante la pérdida de peso político de Villarruel, que había arrancado como una suerte de promesa para grupos económicos que la encontraban sobria y confiable frente a las extravagancias de Milei. “Su entorno no existe y la hacen equivocar con lo que le hacen escribir”, señaló.
También apuntó que “no tiene a nadie alrededor que le ayude para refutar todo lo que le tiran en los medios y en las redes mientras que Javier tiene el aparato entero a su favor”.
Para colmo, el abordaje de la discusión por parte de la Vicepresidenta parece haber quedado empantanado en sus propias contradicciones. Defendió el incremento de las dietas cuando los senadores se lo votaron en el primer semestre de 2024 bajo el pretexto de que deben cobrar un ingreso acorde a su responsabilidad, pero en diciembre agitó el debate sobre las subas después de perder la votación en recinto que terminó con la expulsión de Edgardo Kueider.
Ese día detonó definitivamente la relación con los legisladores aliados. “Lo peor es que convierte la pelea política con su gobierno en una discusión de peluquería”, sostuvo una senadora, y añadió: “no entiende cuál es su rol, no tiene capacidad política y representa a un sector recalcitrante del país, el de la derecha reaccionaria, que no tiene base de sustentación porque en las elecciones no llegarían al 3 por ciento”.
De hecho, publicó una serie de artículos sobre el malestar de los senadores con la agenda ingrávida y políticamente ajena al presente, cuando honró a las víctimas de atentados de la guerrilla, la ocasión en que descubrió el busto de Isabel Perón en el Salón de las Provincias o la tarde en que asistió a la charla TED de los emprendedores de la yerba mate Cósmico. “Desaprovechó las posibilidades que otorga la vicepresidencia para lucirse en ciertos ámbitos”, dijo un senador.
Esa desilusión habría alcanzado incluso a sectores del empresariado y hasta del macrismo que suponían que Villarruel podía ser más sólida que Milei, ante una eventual crisis de gobierno. “Ya ni los peronistas de derecha se le acercan a la Vice”, reconoció una fuente parlamentaria.
La agudización del conflicto entre Milei y Villarruel se da en medio de las pujas y negociaciones por la presidencia provisional del Senado, actualmente en manos del puntano Bartolomé Abdala, el último hombre leal a la vice. “Lamentablemente, esa pelea entre la Vicepresidenta y la Rosada escaló tanto que no tiene retorno”, lamentaron en un despacho donde manifestaron preocupación por la chance de que el gobierno encuentre efectividades conducentes con el peronismo para barrer a Abdala y arrinconar todavía más a Villlarruel.