La tragedia de Cromañón fue un incendio producido en la noche del 30 de diciembre de 2004 en República Cromañón, un local donde el famoso por entonces regente de Cemento, Omar Chabán, había inaugurado como el lugar de recitales más barato por donde pasaban las bandas de rock del underground porteño más populares.
Eso conllevaba en sí, irregularidades que muchos conocían pero que todos aceptaban como algo normal hasta que ocurrió la tragedia: la percepción contra el ex jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, y el gobierno nacional en ese momento a cargo de Néstor Kirchner, era que todos los funcionarios hacían la vista gorda en los controles y en los sistemas de seguridad a la hora de habilitar comercios de la noche, boliches y bares.
La capacidad máxima de Cromañón era de 1031 personas, pero aquella noche la triplicó: hubo más de 3.000 espectadores presentes y casualmente no pasó ningún inspector. Pero después de la tragedia, Ibarra despidió a más de 300 funcionarios y desmanteló el área.
La justicia “no pudo encontrar pruebas fehacientes”, en la CABA funcionaba sin que nadie haga nada, un sistema de coimas de inspectores, bomberos y policías, que habilitaban locales sin controlar la capacidad para el ingreso de espectadores por metro cuadrado, que las salidas de emergencia funcionen y que cumplan normas de infraestructura mínima básica, como que salga agua de las canillas de los baños, o que la mampostería y decoración del lugar esté preparado con material no inflamable y haya canales de ventilación óptimos, para evitar males mayores en caso de incendios.
Cromañón: Néstor Kirchner y el silencio ante una tragedia que afectaba a un aliado político
Néstor Kirchner era presidente y aquel fatídico 30 de diciembre de 2004, a la noche se recluyó en su residencia de El Calafate, provincia de Santa Cruz, adonde fueron a pasar las fiestas de Navidad y fin de año con la expresidenta y esposa Cristina Fernández de Kirchner.
Pero a pesar de la tragedia que circulaba como una bomba en todas las señales de radio y televisión, ambos mantuvieron un silencio hermético durante más de una semana mientras su socio político de entonces en la Ciudad, Aníbal Ibarra, era blanco de todas las denuncias por presunta negligencia, incumplimiento de deberes de funcionario y hasta presunta corrupción.
Néstor Kirchner salió a responder a las críticas por su silencio, una semana después. Habló por primera vez el 5 de enero de 2005 en un acto de entrega de viviendas en la Casa Rosada, en el que cuestionó a los medios de comunicación y exhortó a no hacer “un show mediático” de la tragedia.
“Escriban lo que quieran”, dijo Kirchner en su primera aparición pública tras el incendio en el boliche de Once y rechazó las críticas por su silencio ante la tragedia, cuestionó duramente a “un sector del periodismo amarillo” y advirtió que no le teme “a la extorsión de la pluma”.
Durante un acto en la Casa Rosada, también embistió contra las fuerzas políticas, a las que reclamó que “no usen el dolor de las víctimas”, y contra los militantes que cometieron incidentes tras una marcha en Plaza de Mayo, porque “estropearon el dolor para ver si podían obtener algún rédito miserable de la política”.
Aníbal Ibarra, el primer jefe de Gobierno de CABA destituido por juicio político, pero absuelto por la justicia
El entonces jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, había llegado al cargo electo por la alianza de su Frente País Solidario (FREPASO) con el kirchnerista Frente para la Victoria. ingresó a la política desde un reconocimiento como exfiscal del Juicio a las Juntas Militares juzgados por los delitos de lesa humanidad, fue destituido el 7 de marzo de 2006, por juicio político de la Legislatura porteña, que lo responsabilizó políticamente por las irregularidades en la habilitación del boliche que terminó con la denominada masacre de Cromañón.
Ibarra irrumpió en la política local junto al exvicepresidente de la Alianza UCR-FREPASO, Carlos “Chacho” Álvarez, en 1999, y se transformó con el tiempo en uno de los referentes más prometedores de una confederación de partidos políticos de centroizquierda de Argentina FREPASO, constituida en 1994 por el Frente Grande, el partido PAIS (Política Abierta para la Integridad Social), la Unidad Socialista integrada por los partidos Socialista Popular y Socialista Democrático, y el Partido Demócrata Cristiano. Pero se disolvió tras la crisis política de diciembre de 2001 y en 2003 desde el Frente Grande se integró al kirchnerista Frente para la Victoria.
Ibarra asistió esa noche a Cromañón desesperado creyendo que su hijo estaba entre las víctimas, pero en medio de gritos y abucheos, tuvo que escapar escondido en ambulancia para que no lo linchen cuando lo reconocieron.
La justicia absolvió de responsabilidades a Ibarra -que contaba con el gran activo político de haber sido el fiscal en casos de secuestros de bebés a manos de militares de la última dictadura Militar en Argentina- y todos los funcionarios a cargo.
A principios de agosto de 2006, la jueza María Angélica Crotto sobreseyó a Ibarra en la causa del incendio de Cromañón porque consideró que no había suficientes elementos y pruebas para acusarlo de “homicidio culposo” e “incumplimiento de sus funciones públicas”.
Pero Ibarra terminó pagando el costo político y 2 años después de la tragedia de Cromañón, siendo destituido por el voto de 4 diputados de Pro, 2 de ARI, 2 de izquierda, 1 radical disidente y 1 kirchnerista.
La Sala Juzgadora de la Legislatura lo destituyó de su cargo, pero no hubo consenso para inhabilitarlo por 10 años ni por menos, como pedían los abogados de los familiares de Cromañón.
Fue reemplazado por su entonces vicejefe de gobierno, Jorge Telerman, que terminó el mandato en 2007.
Se trató del primer proceso legislativo de la historia por mal desempeño contra un jefe de gobierno de la Capital y derivó en la asunción automática de Jorge Telerman como mandatario porteño.
Guillermo Smith, de ARI, marcó el voto número diez, el decisivo, y los familiares de las víctimas estallaron en abrazos, Ibarra mantuvo su cara inexpresiva y hubo sonrisas de satisfacción entre legisladores de ARI y choques de mano entre diputados del macrismo.
Desde su comienzo, el juicio quedó teñido por la puja política entre el sector progresista que respaldaba a Ibarra y los seguidores del empresario y entonces presidente del club de fútbol Boca Juniors, Mauricio Macri, que armó su propio partido (PRO) para pelear en la elección por la jefatura de Gobierno.
Antes de Smith, habían encontrado a Ibarra culpable los legisladores Daniel Amoroso (aliado del macrismo), Héctor Bidonde (izquierda), Roberto Destéfano (macrista), Facundo Di Filippo (ARI), Silvia Majdalani (aliada del macrismo), Marcelo Meis (lopezmurphysta), Florencia Polimeni (radical disidente), Helio Rebot (kirchnerista) y Gerardo Romagnoli (MAS).
Apoyaron al exjefe de gobierno Beatriz Baltroc (izquierda), Sebastián Gramajo (kirchnerista), Norberto La Porta (socialista) y Laura Moresi (Frente Grande). Se abstuvo Elvio Vitali (kirchnerista).
Los tres diputados que actuaron como fiscales durante el juicio político -Jorge Enríquez, Jorge San Martino y Rubén Devoto- entendieron que “empezó a recorrerse el camino contra la impunidad”.
El ex Jefe de Gobierno porteño indicó que “fue una injusticia” el juicio político en su contra y su abogado y exfiscal del Juicio a las Juntas, Julio César Strassera, denunció que “se consumó un golpe institucional”.
Ibarra obtuvo un lugar como legislador porteño y asumió el 7 de diciembre de dicho año. Pero terminado ese mandato, Ibarra nunca más pudo volver a hacer política grande y quedó inmerso en un estricto perfil bajo, sin participar de actividades públicas.
Los familiares de Cromañón jugaron un rol central en el proceso contra Ibarra al protagonizar numerosas muestras de rechazo al funcionario y sus partidarios y cuestionar a legisladores que lo apoyaron.
Pero las 194 víctimas y los 1400 heridos, esa fatídica noche, no alcanzaron para que las cosas cambien. A pesar de los juicios y años de investigaciones, nunca se pudo determinar con certeza quién fue el responsable de encender la bengala.
Aquella noche, el Estado no solo no evitó la tragedia, sino que llegó tarde y mal para el rescate y la atención de las víctimas, como tampoco estuvo coordinada la contención de los familiares y sobrevivientes.
Hoy, a 20 años de Cromañón, la “masacre”, como piden llamarla los familiares de las víctimas, sigue esperando redimir el dolor, reclamando que se cumpla una ley votada por el Congreso en 2010 que declara a Cromañón un Espacio de la Memoria y la justicia, como ejemplo de lo que nunca más debe pasar.
Por falta de voluntad política de los sucesivos gobiernos como la Justicia a 20 años no lograron que se concrete la expropiación, justamente, por fallas de la política y de la justicia que demoran los trámites para instalar allí un Espacio de la Memoria y la Justicia. Cambiaron los controles en los bares, pero lo demás, todo sigue igual.