La música como refugio: Shaman y la libertad creativa en tiempos de algoritmos

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En una charla colmada de reflexiones, anécdotas y exploraciones existenciales, Shaman Herrera, el artista comodorense que se estará presentando en el cine-teatro de Diadema este sábado 28 de diciembre, en un mano a mano con El Patagónico repasa su trayectoria musical, desde sus inicios en Comodoro Rivadavia, pasando por La Plata, hasta su arraigo actual en la Comarca Andina. “Siempre quise vivir en este lugar (Epuyén), rodeado de bosques y ríos. Es como un regreso constante a la felicidad que sentía de niño cuando viajaba de vacaciones con mis viejos”, relata mientras describe cómo el entorno natural se ha convertido en un pilar de su obra.

El 2024 ha sido, según Shaman, un “caldo de cultivo emocional”. Entre buenas (personales) y malas (colectivas) experiencias, emergió una producción prolífica que incluyó nuevos proyectos como la banda “Falso 9”, que ya hizo su debut en un recital en La Pata, y discos en preparación junto a “Los hombres en llamas”. Para él, la música es más que una expresión artística: es una herramienta para interpretar la realidad y canalizar emociones. “Cuando tenés cosas para decir, la música florece”, enfatiza.

Uno de los temas recurrentes en su obra es la libertad, abordada desde perspectivas personales y sociales. Shaman menciona que “La aspereza de la libertad” de su último disco Solastalgia, es una canción que nació inspirada por protestas estudiantiles en Chile del 2019.

“Habla del sacrificio que implica la libertad, no solo en términos colectivos, sino también en la profundidad del alma. La letra fue escrita antes de lo que pasó el año pasado, pero las letras se resignifican todo el tiempo, a medida que los acontecimientos sociales y culturales van sucediendo. Lo importantes es hablar de la libertad como eso y no como se usa ahora, o algunos la usan ahora”, resalta.

 

LA ESENCIA “SHAMANISTICA” POR FUERA DEL RITMO DEL ALGORITMO

El estilo de Shaman, que él mismo denomina “shamanístico”, es una mezcla de sus influencias y su fuerte conexión con sus raíces. “Siempre supe de dónde vengo, y eso es fundamental en mi música. Trato de meter en ella los paisajes de mi infancia: el mar, la planicie, los camiones. Es mi manera de mantener viva mi identidad”, señala.

Además, reflexiona sobre su evolución como músico y cómo encontró su voz a través de la experimentación. Desde sus inicios como bajista hasta convertirse en cantante, Shaman reconoce que su crecimiento estuvo marcado por una búsqueda constante de autenticidad y pertenencia.

La esencia o estilo “shamanístico” no es solo una visión artística, sino también una filosofía de vida que desafía las normas impuestas por la industria y las tendencias. “Vivimos en una cultura artificial, dictada por algoritmos que te dicen qué consumir, qué crear. Para mí, lo shamanístico es una forma de resistir eso, de encontrar libertad en medio de un sistema que te quiere estandarizar”, expresó con convicción.

Esa libertad también se plasma en cómo Shaman percibe su relación con la música: un espacio para ser honesto consigo mismo y con su audiencia. “No me considero un artista único, sino un tipo que está todo el tiempo buscando, probando cosas. Mi música es el resultado de mi vida, de dónde vengo y lo que siento en cada momento. Es algo orgánico, que evoluciona conmigo”, afirmó.

Herrera también destacó la importancia de las raíces en esta búsqueda de autenticidad. “Siempre intento meter el lugar de donde vengo en mi música. Soy de Comodoro, de la meseta, del mar. Eso está en mis canciones, porque es imposible abstraerse de lo que uno es”, comentó.

En su visión, lo shamanístico no se trata de buscar la perfección, sino de honrar lo genuino. “No me interesa el negocio ni las reglas del mercado. Me interesa hacer música porque lo necesito, porque es mi manera de entender el mundo. La música es eso: un refugio, un espejo y un puente”.

Shaman revela que su enfoque artístico prioriza la creación sobre las demandas del mercado. “No tengo ese sistema de hacer un disco, tocarlo y agotarlo. Siempre estoy componiendo. A mitad de un disco empiezo otro, y así se retroalimentan mis proyectos”, detalla. Su relación con la música es visceral, impulsada más por la necesidad de creación que por un afán comercial. “Nunca necesité lucrar de la música. Yo soy la fuente de ingreso de la música, no al revés”, afirma.

EL PRODUCTOR PICTORICO

Recientemente, Shaman produjo a Mujercitas Terror, una banda de pop punk legendaria en el circuito nacional. El trabajo en conjunto resultó en el álbum Nubes de alcohol, compuesto por siete temas donde, según Herrera, “el protagonismo lo tienen las canciones”. “Ellos tienen un sonido muy particular. Mi rol no fue imponer nada, sino acompañar, sumar detalles y tratar de realzar lo que ya estaba ahí. Sus canciones son tan buenas que solo necesitaban pequeños ajustes para crecer aún más”, explicó.

Sobre su enfoque como productor, Shaman destacó la importancia del diálogo y la reciprocidad. “Producir no es imponer tu visión, sino proponer, generar un ida y vuelta. Con Mujercitas Terror fue algo muy fluido. Me decían: ‘Eso está bueno, pero mirá esto’, y ahí las cosas crecían. Es como una construcción conjunta”, reflexionó.

La relación previa entre Shaman y la banda facilitó esta dinámica de trabajo. “Ellos ya me conocían y sabían qué podía aportar. Había una admiración mutua que hizo que todo fuera más fácil. Eso es fundamental: entender qué necesita el artista y cómo podés ayudar a que su idea se plasme de la mejor manera”, afirmó.

Para Shaman, esta experiencia no solo fue enriquecedora en términos artísticos, sino también en lo personal. “Mujercitas Terror es una banda que me marcó como oyente. Tener la posibilidad de trabajar con ellos fue como cerrar un círculo. Y el resultado final fue increíble, no tanto por mi trabajo, sino por lo que ellos traen como artistas”.

Shaman continúa reflexionando sobre la importancia de la producción musical como un arte en sí mismo. Según sus palabras, producir no se limita a cuestiones técnicas, sino que es un proceso profundamente artístico. “Es como pintar una canción. Yo no soy un productor técnico, soy más pictórico. Me interesa más la sensación que genera la música que los aspectos técnicos del sonido”, explica.

Por otro lado, menciona cómo aborda la producción de artistas emergentes. “A veces llegan con una canción simple, hecha con un ukelele, y mi trabajo es construir un mundo alrededor de esa melodía: bajo, guitarra, batería, synths. Lo importante es respetar la esencia de la obra mientras se le agregan elementos que la potencien”, describe.

En cuanto a sus influencias musicales actuales, menciona bandas como The Beta Band y Superorganism, además de la compositora electrónica Anna Meredith: “Siempre termino con los ingleses, me da bronca”, dice en tono de chiste.

 

VOLVER A DIADEMA

Este sábado 28 de diciembre a partir de las 20:00 se estará realizando en el cine-teatro Diadema un festival de música en el que participarán el entrevistado Shaman, Alejandro Julián y Nico Diadema, para el artista comodorense, volver a Diadema es más que un regreso físico: es un viaje emocional hacia las raíces que lo impulsaron a ser quien es hoy.

“Diadema es el lugar donde pasé la primera parte de mi vida. Siempre que vuelvo a Comodoro, trato de ir. Me gusta pasear por la meseta, la roca de los nombres y el tanque grande… Son lugares que tienen una energía especial para mí”, expresó Shaman. Estas vivencias de infancia, marcadas por el paisaje y la tranquilidad del lugar, se transforman en inspiración para su música. “Es imposible no meter algo de eso en las canciones: el viento, el mar, la meseta. Aunque no se escuche directamente, está ahí”, añadió.

El próximo festival en Diadema, en el teatro donde de niño asistía a los actos escolares, representa para Herrera un regreso emocionalmente significativo. “Es surrealista tocar en ese teatro. Nunca lo hice antes, aunque lo conozco desde chico. Ahora, al volver, siento que estoy cerrando un círculo”.

 

Para Shaman, este reencuentro con Diadema no es solo un evento más, sino una oportunidad de reconectar con su comunidad y con los recuerdos que forjaron su identidad artística. “Va a ser muy loco. Estoy seguro de que aparecerán viejos amigos y personajes del barrio. Diadema es eso: un lugar donde las cosas simples tienen un peso enorme, donde siempre te cruzás con alguien que te marcó en algún momento”.

El festival no solo significa tocar frente a un público, sino también una manera de volver a las raíces. “Siempre digo que mi música tiene que ver con el lugar de donde vengo. Diadema es parte de eso, de ese paisaje que mezcla el petróleo, el viento y la vida cotidiana. Todo eso se convierte en poesía y, de alguna manera, en música”.

Este regreso a Diadema y al teatro de su infancia es para Shaman Herrera una celebración de su recorrido artístico y personal, un homenaje a los lugares que definieron su esencia y que continúan alimentando su creatividad. “Volver a tocar ahí, donde todo empezó, es un recordatorio de quién soy y de dónde vengo. Es algo hermoso”.

 

EL REENCUENTRO CON LOS HOMBRES EN LLAMAS

Tras nueve años sin tocar juntos, Shaman se reencontró con Tomás Vilche y Tulio Simeoni de Los Hombres en Llama. “Con los chicos estuvimos nueve años sin vernos. Cuando nos reencontramos, fue más por una cuestión de amistad que por la música, ¿entendés? La música está siempre ahí, pero lo importante fue retomar esos lazos”, expresó Herrera, dejando en claro que el núcleo del grupo no es solo el arte, sino también las relaciones personales que lo sostienen.

La banda trabaja bajo un esquema de creación a distancia, donde Shaman compone y envía los temas desde la cordillera, mientras sus compañeros, radicados en La Plata, los desarrollan. “Yo les mando canciones, ellos se juntan, las trabajan y me mandan cosas de vuelta. Es un ida y vuelta hermoso. Cuando viaje allá, nos juntaremos a ensayar y grabar todo”, sintetizó.

Para Herrera, esta forma de trabajar es una extensión de la exploración y libertad que siempre ha buscado en su música. “Siempre me interesó la exploración. No me considero un artista único o prodigioso, sino más bien inquieto. Mi inquietud es mi verdadero talento”, reflexionó.

 

FALSO 9 Y UNO DE LOS MEJORES BATERISTAS DEL MUNDO

Además de retomar viejas alianzas, Shaman Herrera apuesta por la frescura y la exploración con Falso 9, un proyecto que combina su característico estilo con nuevos colaboradores y una dinámica creativa que enfatiza la libertad artística.

“Falso 9 es un espacio donde puedo experimentar. Es una banda en la que toco el bajo, canto y también agarro la guitarra según el tema. Estamos creando una identidad, armando un concepto que nos represente”, explicó el músico comodorense sobre este proyecto, que debutó en La Plata abriendo uno de sus propios shows.

La formación incluye a Santiago Adano, un músico conocido por su trabajo en Julio y Agosto, y Tapy Franco, a quien Herrera describe como “uno de los mejores bateristas del mundo”. Según Shaman, este equipo se formó de manera casi espontánea. “Con Santiago surgió una química increíble. Empezamos a grabar con tres temas, y ahí también se sumó Tapy para las baterías. Es un personaje total, un batero tremendo”, destacó nuevamente, resaltando la calidad artística del baterista.

“Cuando grabamos, todo fluyó. Le pasamos los temas a Tapy en el estudio, y el loco grabó todo de una. Después, cuando tocamos en vivo en La Plata, lo hicimos con otro baterista por cuestiones logísticas con Tapy. Pero siempre está la esencia”, relató Herrera.

El músico también subrayó el enfoque colectivo y creativo que define a Falso 9. “Nos estamos tomando el tiempo para armar algo sólido, sin apurarnos. Estamos en esa etapa de creación, grabando y dándole forma a los temas. No se trata de hacer música por cumplir, sino de hacerla bien, con alma y convicción”, afirmó.

Herrera se mostró especialmente entusiasmado por la diversidad del grupo y las posibilidades que ofrece. “Lo que más me gusta es que cada uno aporta su visión y sus ideas. Es un proyecto que se construye desde la colaboración, y eso le da una riqueza increíble”, expresó.

Con Falso 9, Shaman Herrera reafirma su espíritu inquieto y su compromiso con la música como un espacio de libertad y exploración. “Para mí, la música siempre es una forma de bajar lo que pasa en mi cabeza y transformarlo en algo que tenga sentido, poesía y emoción. Eso es lo que buscamos con Falso 9: conectar desde lo genuino”, concluyó.

EL ARTE COMO JUEGO Y RESISTENCIA

Shaman amplía sus reflexiones sobre el proceso creativo y la conexión entre el arte y el entorno. Destaca cómo elementos aparentemente contradictorios como la naturaleza y lo industrial coexisten en su música. “Ahí donde chocan las cosas está la poesía. El mar, la meseta, el petróleo, los barcos; todo eso convive”, describe. Para él, la contemplación es clave para transformar estas experiencias en arte.

El músico también subraya el rol del arte como una herramienta para equilibrar la locura del mundo actual. “El arte es como un pendrive donde descargás y almacenás lo que sentís. No es una terapia como ir al psicólogo, pero te alinea con lo que pasa en el mundo”, asegura. Con esta perspectiva, invita a las nuevas generaciones a abrazar la creatividad como un refugio emocional. “Niños, hagan arte. Padres, pongan a sus hijos a hacer arte. Van a ser más felices”, aconseja.

Para Shaman, la música es un juego que debe tomarse en serio. “Es play, como dicen los yankees. Al principio se trata de divertirse, pero con el tiempo te das cuenta de lo útil que era ese juego cuando enfrentás los golpes de la vida”, reflexiona. Shaman señala que la música es una buena forma de procesar las experiencias más difíciles.

Su relación con las redes sociales refleja esta filosofía de resistencia. Aunque admite usarlas como herramientas, las considera una “arma de destrucción masiva” si no se manejan con cuidado. “Nos quieren hacer creer que, si no estás en Spotify o YouTube, fracasaste. Pero no es cierto. Yo uso las redes con la conciencia de alguien que nació con teléfonos a rosca, pero para un pibe de 15 años puede ser mucho más difícil lidiar con ese bombardeo constante, la hipersexualización y todo lo que trae este mundo virtual”, comenta.

FESTIVAL DEL SOL Y DE LA LUNA

El próximo 7 y 8 de febrero, la tranquilidad de la comarca andina será el escenario del Festival del Sol y de la Luna, un evento que promete combinar música, arte y conciencia ambiental. Organizado por el propio músico, el festival contará con la participación de artistas como Santiago Motorizado, Lucy Patané, Pipo Lernoud, Loli Molina y el comodorense Fede Cousolito, entre otras destacadas presencias, además de charlas y talleres liderados por figuras como la ambientalista Flavia Broffoni.

“Siempre quise hacer un festival. Es un sueño que tenía hace mucho tiempo: un evento que combine música, charlas, talleres y una conexión con la naturaleza. Finalmente se dio, y lo estamos armando con mucho amor y esfuerzo”, explicó Herrera con entusiasmo.

El enfoque del evento también resalta su carácter íntimo y respetuoso con el entorno. “La idea es que sea un festival de bajos decibeles, donde los parlantes no opaquen los sonidos de la naturaleza. Queremos que se escuchen los pájaros y el viento, que la experiencia sea completa, en armonía con el lugar”, describió Herrera.

 

Para Shaman, el Festival del Sol y de la Luna es más que un evento cultural; es una declaración de principios. “Este sistema verticalista de las plataformas y las grandes discográficas nos está matando. Necesitamos recuperar lo comunitario, lo horizontal, lo que nos conecta de verdad. Este festival es una manera de hacerlo, de juntarnos y celebrar el arte desde otro lugar”, afirmó.

La organización del evento no ha sido tarea sencilla, pero Herrera encontró apoyo en amigos y colaboradores. “Me contacté con Santi (Motorizado) y otros artistas cercanos, y todos se coparon al toque. También tuvimos la suerte de que un amigo bajó la tarasca para financiar parte del festival. Es lindo ver cómo se arma algo tan grande desde la colaboración”, relató.

Shaman también reconoció la importancia de generar una movida cultural en la comarca andina. “Acá las cosas se viven de otra manera, más tranquila, más conectada con la esencia. Queremos que el festival refleje eso, que sea una pausa en la vorágine para disfrutar del arte y la naturaleza”.