En la escena política contemporánea, las metáforas pueden ayudar a entender estilos de liderazgo. En este contexto, resulta ilustrativa la analogía con el avestruz, un ave que pone sus huevos en un lugar y grita en otro para desviar la atención de los depredadores.
Esta estrategia parece resonar en el estilo del presidente argentino Javier Milei, quien a menudo recurre a insultos y exabruptos para evitar enfrentarse a los problemas reales del país.
Este análisis busca explorar cómo esta estrategia de distracción opera y las consecuencias que conlleva para el debate público y la gestión política.
Tres objetivos detrás del ruido mediático
1. Distracción para evitar rendir cuentas
Uno de los aspectos más preocupantes de la estrategia de Milei es su capacidad para distraer al público de cuestiones fundamentales mediante la creación de controversias superficiales. Las peleas para el presidente no son un fin, sino un medio muy atractivo para desviar la atención de un plan insostenible en el largo plazo.
2. La teatralidad como escudo ante la falta de contenido
La estrategia del avestruz también se caracteriza por su show manipulador de quien observa.
Milei ha adoptado un estilo polémico y beligerante que, si bien genera un alto nivel de atención mediática, contribuye poco a resolver los problemas estructurales de la Argentina.
Su narrativa antagónica contra lo que llama “la casta política” actúa como un escudo para ocultar la falta de profundidad en sus propuestas y que su plan no es sostenible.
Al entretener al público con discursos incendiarios y ataques personales, mina el espacio para un debate serio y constructivo, reduciendo la política a un espectáculo.
3. Protección de un dogma rígido
Finalmente, el instinto del avestruz de proteger sus huevos sin margen para adaptarse, encuentra su paralelo en la rigidez ideológica de Milei. Su adhesión al dogma libertario lo lleva a ignorar la complejidad de las desigualdades sociales y económicas de Argentina.
Por ejemplo, su rechazo a cualquier forma de intervención estatal no contempla la realidad de millones de argentinos. En lugar de ajustar su enfoque para abordar estos desafíos, Milei persiste en una visión simplista que propone soluciones universales a problemas multifacéticos.
Conclusión: el ruido no sustituye la gestión
La estrategia del ave puede ser efectiva para captar atención en el corto plazo, pero resulta insostenible como modelo de gestión. Argentina enfrenta problemas urgentes que requieren liderazgo sólido, debate informado y soluciones prácticas. Mientras Milei continúe priorizando el ruido mediático sobre el contenido político, los problemas estructurales del país seguirán sin resolverse, y el costo de esta estrategia recae directamente en los ciudadanos.
Con este plan de desvío y manipulación, la realidad se impondrá con mayor dureza en el mediano plazo y el líder mesiánico que muchos creyeron ver en el presidente se transformará en un Alberto Fernández más de la vida.
(*) Matías Pérez Manghi es Empresario y analista económico