Un deporte con gran arraigo en la provincia Pasado y presente del béisbol en Salta

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Es un secreto a voces de los terceros tiempos y las juntadas entre amigos beisboleros, que, si se hiciera una cuenta matemática que divida la densidad de población salteña por la cantidad de canchas que hay en la provincia, se advertiría un fenómeno de dimensiones impensadas.

Es que, aunque sea sorpresa para muchos, el béisbol en Salta, sobre todo en la ciudad capital, tiene su inicio a principios de 1960 y desde allí, un crecimiento exponencial que se puede observar en la cantidad de títulos obtenidos, así como también por los jugadores que la provincia aporta a las selecciones nacionales de la diferentes categorías.

Para remontarse a los inicios de la práctica del béisbol en Salta hay que recalar en la figura de Guillermo Willy Wilde, precursor de la disciplina junto a otros que promovieron el fomento de este deporte desconocido hasta finales de los 50 en la región. “Dejaban la vida por el deporte y eran muy apasionados, fundando clubes y fomentando el deporte en todo sentido. Verdaderamente, se ponían al hombro desarrollo de la disciplina”.

Quien relata trazos de la vida de Willy Wilde es Fernando, su hijo, quien agrega una anécdota que resultará clave y fundacional para el béisbol salteño: “Cuando tenía aproximadamente 15 años, mi viejo fue con otros amigos a ver una película yanqui, y en esa película salían jugando al béisbol. Quedaron con la idea de saber en qué consistía ese deporte y empezaron a indagar. Consiguieron comprar una pelota en Buenos Aires y bates, averiguaron las reglas y comenzaron”.

Primera de Atleticos. Año 1996.  (Imagen: gentileza Fernando Wilde)

Todo este primer proceso inicial decantará en que pocos años después, Willy junto a otros pioneros, crearan la Liga Salteña de Béisbol en 1961, de la cual fue su primer presidente el mismo Wilde.

Otro de los experimentados amantes del beisbol es José Cata, quien hoy tiene 66 años y relata su amor por el juego de pelota: “Empecé a jugar a los 10 años en mi barrio, y surgió porque unos chicos con los que íbamos a jugar a la pelota no nos dejaban jugar porque estaban los más grandes. Entonces nos fuimos a caminar y en el Tiro Federal estaban practicando unos chicos junto a un señor americano que era pastor de iglesia evangélica. Nos pusimos a ver y nos invita a mí y a quien estaba conmigo a jugar”.

Su amigo era Miguel Ángel Rodríguez, “quien después pasó a ser el mejor pitcher de todos los tiempos de Argentina”, comenta José y agrega: “Empezamos a jugar ahí, entonces en determinado momento nos hacen tirar y yo tiraba fuerte y tenía puntería, pero Miguel tiraba fuertísimo, como si hubiera tirado toda su vida. Entonces nos dice si queríamos jugar en el equipo de él, ahí empezamos. Este equipo se llamaba Los Picapiedras del barrio de Villa Soledad”.

(Imagen: gentileza Fernando Wilde)

Dentro de estos relatos iniciales también se encuentra el del reconocido Oscar “Melli” García, quien comienza a incursionar en el béisbol desde su barrio, El Pilar, en la capital salteña. “Era una zona muy beisbolera, tenías dos canchas una pegada a la otra”, remarca El Melli, quien transcurrió casi toda su carrera en el club Atléticos y hoy sigue jugando a los 65 años en el club Fox.

García recuerda los primeros tiempos de la práctica deportiva y la inventiva que tenían que desarrollar para saciar su amor por el deporte sin muchos recursos. “Jugamos como lo veíamos, teníamos guantes de fútbol de cuero, y la pelota era con medias bien duras y bateábamos con palos de escoba. Así comenzamos a jugar. Recién más adelante pudimos tener todo lo necesario del béisbol”.

“Mi padre era un apasionado y además periodista en el diario El Tribuno, entonces desde ese lugar siempre difundía mucho el béisbol en el diario, trataba de que siempre se publiquen noticias referidas al deporte”, comenta Fernando quien continuó con el legado practicando el deporte y siendo en varias oportunidades presidente del Atléticos, club fundado por su padre en 1993.

Guillermo Willy Wilde con jóvenes besibolistas (Imagen: gentileza Fernando Wilde)

Siguiendo la huella de Wilde, Fernando marca: “Él empezó en Gimnasia y Tiro, que hoy en día es un club más conocido por el fútbol, pero que tenía su parte de béisbol también. Me acuerdo que siempre renegaba que en Salta se le daba siempre mucha más importancia al fútbol”, razón que no lo detuvo a impulsar clubes y el deporte en la parte infantil.

“A muchos diamantes, como se le dice a la cancha de béisbol, le pusieron el nombre de mi viejo, uno de ellos es el del club Cachorros que en 1986 le puso el nombre de la cancha en homenaje a él, y si bien está su nombre, no fue un laburo solo de él, sino de mucha gente que siempre le puso ganas y tuvo la visión de fomentarlo”, rememora Fernando.

(Imagen: gentileza “Melli” García)

José vuelve sobre sus recuerdos en los inicios en el béisbol. “Empezamos a jugar el campeonato infantil, salimos campeones acá en el barrio donde jugaban varios equipos de aquellos tiempos: Calamares, Halcones, Gimnasia, Juventud. Con Miguel Rodríguez y un hermano mellizo mío, que también jugaba, cuando cumplimos 11 años nos llaman a la preselección. Ahí empezamos y al poco tiempo nos llevan al seleccionado donde jugamos nuestro primer Campeonato Argentino”.

Revolución cubana

En 1992 Willy Wilde había viajado a Cuba con intenciones de contactar a un jugador que pudiera llegar a Salta y así potenciar el juego local. “Conoce a un beisbolista allá y le dice que quería traer un director técnico que enseñe en Salta. Lo ponen en contacto con un señor que era de Pinar del Río, una región de Cuba, mi padre hace la invitación, junto al presidente de la Liga Salteña a través de la embajada de Cuba, para que venga el señor”.

Así relata Fernando la llegada de Carlos Hernando Guerra. “Se le paga el pasaje y cuando llega, al principio, va a vivir a mi casa donde se lo aloja y comienza a entrenar a todos los clubes de la provincia. Con el tiempo termina siendo uno de los técnicos de la recordada selección campeona nacional en el panamericano de menores de 1996, donde la mayoría eran salteños”.

El Melli García también recuerda de una manera muy especial al técnico cubano: “Él sacó campeón a Salta, pero no solo eso, me acuerdo que cuando estábamos trabajando en el Club y había que hacer trabajos en la cancha, él paleaba, piqueaba, era un ejemplo verlo a un técnico de gran categoría y laburando a la par nuestra, todo eso motiva mucho a uno”.

El tecnico cubano Carlos Hernando Guerra a la izquierda (Imagen: gentileza Fernando Wilde)

La historia de José Cata tiene una singularidad: “El béisbol siempre me apasionó, pero yo también jugaba al fútbol en forma paralela. Por ejemplo, cuando me tocó la colimba en Buenos Aires, mi jefe me llevó a jugar a Ferro, jugaba en la tercera los sábados y los domingos jugaba al béisbol”.

“En Buenos Aires jugué en Los Andes, en Argentinos de Quilmes y después vine para acá y seguí jugando en varios equipos hasta que me fui a jugar al valle en la Boroquímica. Jugaba de pitcher al béisbol y de cinco al fútbol”, comenta entre risas José Cata, un deportista realmente completo.

Fernando, hijo de Willy Wilde, comenta algo resonante y poco conocido a nivel general: “El béisbol es la disciplina que más títulos le dio a la provincia, desde infantiles hasta mayores, y uno de los títulos que mi viejo siempre recordaba, y que comenzó con esa seguidilla de títulos abriendo caminos, fue cuando se ganó un torneo nacional en 1969 jugado en Buenos Aires, ese fue el primer logro grande para la provincia. Creo que se contabilizan más de 40 títulos nacionales para Salta de la mano del béisbol”.

(Imagen: gentileza “Melli” García)

“Mi viejo, junto a otros, como Pepe Gómez, siempre desearon e intentaron que el deporte crezca en otras provincias, pero lamentablemente nunca llegó a prender del todo. Se sigue jugando en pocas provincias pero el fuerte es en Buenos Aires, Córdoba y Salta, pero para que se expanda, hace falta un apoyo por parte de la Federación Argentina con infraestructura y todo lo que implica”.

“Si bien tiene mucho impulso, en estos tiempos parece que bajó un poco, antes iba mucha gente a ver el béisbol, y puede ser por muchos factores, entre ellos la situación económica, porque nosotros luchamos a pulmón y siempre estamos con algunas trabas, algunas municipales… que te piden esto, aquello… a los clubes chicos dejalos tranquilos, que somos los que atraemos gente, sacamos los chicos de la calle, los formamos como persona, no solo como deportistas sino como personas para que el día de mañana tengan un futuro”, afirma el Melli.

Equipo de Fraile Pintado y Libertador General San Martín (Imagen: gentileza “Melli” García)

Nunca pensé que iba a ser un deporte que me apasionara tanto, porque uno lo lleva en el corazón. La gente me dice ‘pero vos no estás cobrando por hacer esto’, y lo que a veces no se entiende es que me gusta y lo hago con el corazón”, comenta García y agrega una anécdota que pinta de cuerpo entero la pasión y la alegría que genera este deporte: “Nosotros armábamos una batucada para el béisbol cuando había campeonato, era una cosa que no se veía en casi ningún lado. Eso hacía que de noche con los changos nos juntemos a preparar todo y que sea una fiesta”, describe El Melli mostrando los otros lazos que se generaban a parte de la práctica del deporte en sí mismo.

 

“Realmente, el deporte, el béisbol, me sacó de muchas cosas porque yo a los 16 años perdí mi viejo, tuve que trabajar y estudiar a la noche, hacerme cargo de mi casa, y el deporte me hizo superar todo. En definitiva, el béisbol ha significado una puerta que siempre se abrió para conocer amistades, hacer amigos, fue algo extraordinario realmente en mi vida”, remata José, pintando una realidad que supera la pelota y el bate, generando y creando lazos con la excusa de juntarse en el diamante de juego a disputar un partido… y compartir.