El 11 de septiembre de 1973 Chile tembló. Podría ser simplemente una metáfora política y listo, pero es más que eso. El día del Golpe de Estado contra Salvador Allende, también quedó en los registros de un sismógrafo a dos kilómetros del Palacio de la Moneda descubiertos el año pasado. De esto se trata un estudio recién publicado en Seismological Research Letters, donde se observa cómo la tierra también puede hablar de la historia.
Sergio León Torres, autor del estudio y parte del Centro de Investigación de la Universidad de Chile de tecnología aplicada a la minería, señala que “se ve en las señales del sismógrafo cómo la ciudad viene respirando y, de repente, todo es silencio”.
Un despertar agitado
En los archivos se puede observar cómo Santiago de Chile se despierta a las 7 de la mañana y a las 8:30, entre picos y caídas, el palacio es rodeado por los autos de la policía, antes de que se anunciara por los medios que los ciudadanos se resguarden en sus hogares. Recién a las 10 am la capital es rodeada por la Fuerza Aérea y sobre todo, casi 2 horas después, el sismógrafo pudo registrar con sus oscilaciones los más de 20 cohetes lanzados contra el Palacio. Desde esa misma tarde, y durante todo el día siguiente, el movimiento sísmico fue notablemente inferior.
Los archivos, que sobrevivieron a un incendio en 1985, se encontraron por casualidad entre los archivos del Servicio Sismológico del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile, donde un fajo de papeles decía “Santiago, 1973”. Según León, eran un “montón de registros de una estación sismológica ubicada en Santiago”.
“Para un sismólogo y científico, como es mi caso, ver cómo las trazas pueden relatar la historia es algo que emociona”, afirmó Sergio Ríos, sismólogo. “Acceder a documentos como estos permite hacer un ejercicio de memoria y aportar, desde otra vereda y con otra mirada, más antecedentes a este período gris de nuestra historia”, culminó el graduado del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile.
