A una semana de que la Corte Suprema quede reducida a tres integrantes, el cortesano Ricardo Lorenzetti profundizó sus diferencias con sus pares Horacio Rosatti, presidente del tribunal, y Carlos Rosenkrantz al votar en disidencia en la acordada para nombrar a un nuevo secretario de Desarrollo Institucional. Lorenzetti aprovechó la acordada para denunciar que esa y otro medio centenar de designaciones realizadas en el último año tuvieron “por finalidad, únicamente, la concentración de poder y la limitación en el ejercicio de los futuros ingresantes en esta Corte Suprema”. El voto en disidencia de Lorenzetti, en el que sostiene que “se trata no sólo de un fin de año, sino de un fin de ciclo”, ocurre a pocos días del 29 de diciembre, cuando el cortesano Juan Carlos Maqueda abandonará el tribunal por alcanzar el límite de edad de 75 años, y con el Poder Legislativo fuera de periodo ordinario no pueden ser aprobados por el Senado los candidatos propuestos por la Casa Rosada: Ariel Lijo y Manuel García Mansilla. Esto plantea un problema para los tres jueces que quedaron al frente: necesitan, al menos, tres votos favorables para dar sentencia en un expendiente. O sea, cualquier disidencia frenaría el funcionamiento del máximo tribunal. Para saltar ese obstáculo y evitar que el presidente Javier Milei cumpla la amenaza de designar a Lijo y García Mansilla por decreto, la Corte dictó una acordada la semana pasada para establecer un sistema de conjueces. Entonces, Lorenzetti ya se había pronunciado en contra de esa decisión con argumentos que profundizó en esta última acordada. “Desde que se anunció la nominación de dos nuevos jueces, se han creado cantidades increíbles de oficinas sin sentido”, denunció el juez supremo y enumeró la designación de cargos de “secretarios de Corte como nunca hubo en el Tribunal”, entre otros, que se encargó de documentar en un anexo de más de 50 resoluciones, acordadas y expedientes. Lorenzetti marcó un paralelismo con lo ocurrido en diciembre de 2015, cuando él era presidente del tribunal y habían sido “nominados dos jueces varones para integrar la Corte Suprema”, en referencia la designación por decreto de Rosatti y Rosenkrantz hecha por el expresidente Mauricio Macri. “Durante ese período, la Corte, integrada por tres miembros, no adoptó ninguna medida extraordinaria”, les apuntó e insistió en jugar a favor de las nuevas designaciones: “Se dictaron cientos de medidas con el objetivo de vaciar de contenido el acuerdo de ministros, y condicionar a los que ingresarán”. Además, el juez señaló que “esta ambición desmedida implica que no sólo hubo un aumento de gasto, sino una pérdida de ingresos” y argumentó a tono con el discurso de la Casa Rosada: “Es una falta de respeto a la sociedad, que ha reclamado austeridad en el Estado y es una falta de respeto al resto del Poder Judicial, que carece de los recursos necesarios para brindar un adecuado servicio de justicia a la población”. Lorenzetti también decidió exponer las tareas realizadas por la Corte en 2024, con Rosatti como presidente, en un clima en el que “la dedicación para ocupar espacios de poder, ha descuidado la gestión de los casos judiciales en la Corte Suprema y se ha generado un gran atraso”. Luego de eso, detalló que de 87.218 causas que esperan un pronunciamiento del tribunal, pero hasta principios de diciembre, fueron resueltos 2.825 fallos y, de esa ellos, solo 53 fueron “fallos con fundamentos propios”. Además, marcó que durante 2024 no se hicieron audiencias públicas. “He manifestado mis reclamos sobre el enorme atraso en la gestión de casos, que supera todos los registros históricos, ya que llevan años de tramitación y de especulación, demostrado en las cifras mencionadas anteriormente”, les marcó a sus colegas y marco sus diferencias con las acordadas sobre los conjueces –por considerar que “afectrá la seguridad jurídica” y “motivará presentaciones de nulidades”– y también sobre la delegación de funciones en la administración, al indicar que “nunca se hizo en la historia de la Corte”.