Qué significado tiene el viernes 13

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Hoy es viernes 13, una fecha asociada a la mala suerte en algunas culturas, con un significado cuyos orígenes pueden rastrearse en la Biblia, el esoterismo y la historia.

Aunque en países americanos como la Argentina, Chile, Perú, Colombia y otros como España y Grecia se vincula la desgracia con el martes 13 —en esta fecha “no te cases ni te embarques”, dice un popular refrán—, otras naciones europeas y varias de cultura anglosajona, entre los que están Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, tienen como fecha equivalente al viernes 13.

El miedo al número 13 se conoce como triscaidecafobia, y atraviesa el miedo que el viernes 13 genera en muchos

Ambas jornadas están atravesadas por la triscaidecafobia, como se conoce al miedo o aversión por el número 13. Este pánico que muchas personas sienten por la cifra lleva a que existan edificios donde se evite esta numeración en sus pisos, o a que haya quienes no quieren sentarse a la mesa cuando ese es el número de comensales. Aunque el origen certero de esta tradición es difuso y acaso múltiple, se pueden señalar algunos aspectos que dotan de un significado aciago al viernes 13.

Cuál es el significado del viernes 13

El número 13 está asociado a distintas escenas trágicas de La Biblia: Jesús junto a sus discípulos sumaron 13 en la Última Cena —Judas fue el último comensal—; luego de su detención, Cristo fue crucificado un viernes (¿13?), jornada en que se suele celebrar el Vía Crucis de la Semana Santa.

Por otro lado, en el capítulo 13 del libro del Apocalipsis aparece la primera referencia al Anticristo: “Y yo me paré sobre la arena del mar, y vi una bestia subir del mar, que tenía siete cabezas y 10 cuernos; y sobre sus cuernos 10 diademas; y sobre las cabezas de ella nombre de blasfemia”.

La Biblia cuenta que después de la Última Cena, en la que el comensal número 13 fue el traidor Judas Iscariote, la crucifixión de Jesús se realizó un viernes, factores que podrían influir en la connotación negativa que la fecha tiene en distintos países occidentales

En tanto, las prácticas esotéricas es otro de los ámbitos que explican la supervivencia de esta creencia sobre este número a lo largo de los siglos. Por ejemplo, la carta número 13 del mazo del tarot es La Muerte, y el 13 es “la yeta” en la tabla de los sueños tradicional que se usa para apostar en la lotería.

La historia occidental también apunta como contribuyente a la mala fama de este día al viernes 13 de octubre de 1307, cuando el rey Felipe IV de Francia —con el apoyo del Papa Clemente V— ordenó las redadas para detener a todos los Caballeros Templarios del país. Los miembros de esta orden religiosa militar, que habían adquirido mucho poder sobre la Corona debido a los préstamos que le otorgaban, serían torturados y acusados de faltar a la cristiandad, mientras sus bienes eran confiscados en la infame jornada.

Para quienes asocian al viernes 13 con la mala suerte, todavía resuena la maldición que el Gran Maestre de la Orden del Temple, Jaques de Molay, profirió contra sus captores cinco días después, cuando era quemado en la hoguera frente a la catedral de Notre Dame de París.

La ejecución en la hoguera de Jacques de Molay, el Gran Maestre de la Orden Templaria que había sido detenido el viernes 13 de octubre de 1307 por el Rey Felipe IV de Francia

Otros eventos más recientes profundizaron la negatividad del número: el fallo del Apollo 13, la tercera misión tripulada enviada por la NASA (Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio) estadounidense con el objetivo de llegar a la Luna, es otro detonante de triscadecafobia, que se ve exacerbada por el hecho de que la disrupción mecánica que abortó los planes de la agencia se produjo el 13 de abril de 1970 (que fue lunes). Sin embargo, este evento también da un argumento a los defensores de la cifra, ya que los tres tripulantes del Apollo 13 lograron regresar a la órbita terrestre cuatro días después y fueron rescatados.

La connotación negativa alrededor del número 13 en la cultura cristiana contrasta con otras como la nahua o la azteca, donde el calendario ritual o tonalpohualli constaba de 260 días, divididos en 20 períodos (similares a “meses”) de 13 días cada uno. De hecho, era considerado un número ordenador y sagrado por los antiguos habitantes del Valle de México, como para los católicos puede ser el 7.