En diferentes rincones de la Ciudad de Buenos Aires aparecieron carteles con la leyenda “Victoria Conducción” y la imagen de la vicepresidenta. Sin embargo, desde la oficina de Victoria Villarruel señalaron que fueron colocados para generar “conflicto” y mandaron a sus colaboradores a retirarlos. Si bien Villarruel viene de enfrentar críticas directas del presidente Javier Milei, en la presidencia del Senado descartaron que fuera “fuego amigo”, es decir, responsabilizan a otros sectores de la política antes que a una jugada interna del oficialismo.
“Es una maniobra cobarde típica de la vieja política, incluso los afiches tienen una estética antigua, de los años 50, con frases que no tienen nada que ver con nosotros”, se despegaron desde las oficinas de Villarruel, ante una consulta de LA NACION.
Los carteles dicen “la agenda de la patria”, con una fotografía de Villarruel y son firmados por un supuesto Movimiento Nacional Justicialista.
En la misma jornada se pegaron en otros lugares de la Ciudad de Buenos Aires con una presunta fórmula electoral: Karina Milei – Manuel Adorni. “Desconocemos quién puso los carteles, claramente no fue un espacio nuestro”, contestó este viernes el portavoz Manuel Adorni, al ser consultado. “Es raro que alguien gaste dinero para este tipo de funciones”, agregó.
La vicepresidenta Victoria Villarruel se convirtió en el blanco de atención el miércoles en la sesión del Senado, que fue la última antes de la finalización del período ordinario del Poder Legislativo.
Aquella fue la primera aparición pública de Villarruel desde que el miércoles de la semana pasada se convirtió en el blanco de las duras críticas de Javier Milei -la acusó de pertenecer a “la casta”-, que desnudaron de manera descarnada la ruptura de relaciones que existe en la cúpula del Gobierno entre el Presidente y su vicepresidente.
Vestida con un saco color coral adornado con un prendedor de pedrería en una de las solapás y pantalón negro, Villarruel cumplió el miércoles a rajatabla con su papel como presidenta de la Cámara alta y condujo la reunión desde el momento en el que el jefe de Gabinete ingresó al recinto.
Antes de que se sentara en el hemiciclo para leer durante una hora su informe, Guillermo Francos mantuvo una reunión con la vicepresidenta, que lo recibió con café y una bandeja de medialunas de manteca en su despacho del primer piso del Palacio Legislativo.
Cuando el funcionario ya se encontraba exponiendo ante los senadores, circularon las fotos de la reunión en la que se puede sonrientes y distendidos a Villarruel y Francos. No trascendieron los detalles de la conversación, que duró cerca de media hora.
Además, la vicepresidenta publicó en su cuenta de X un posteo que escribió desde la poltrona de la presidencia de la Cámara alta y mientras el funcionario daba su informe inicial. “Recibimos en el Senado al Jefe de Gabinete de Ministros Guillermo Francos para su informe sobre la gestión de nuestro gobierno. Transparencia, eficiencia y administración respsonable de los que es de todos”, dice el texto que acompañó con cuatro fotografías.
Tras el encuentro, Villarruel y Francos se dirigieron al Salón Gris de la Presidencia del Senado, donde los esperaban los jefes de los bloques políticos de la Cámara alta con excepción de José Mayans (Formosa), jefe de la bancada kirchnerista. En este cónclave, que duró 15 minutos, se le pidió a los fotógrafos que se retiraran, por lo que se descuenta que se hablaron cuestiones políticas.
Luego del contacto con los jefes de bancada, el jefe de Gabinete y la vicepresidenta se dirigieron hasta el Salón Eva Perón, ubicado a espaldas del hemiciclo, donde se separaron: el jefe de Gabinete bajó al centro del recinto, desde donde dio su informe, mientras que la vicepresidenta ocupó el estrado de la presidencia de la Cámara alta.
Unas horas antes que Francos llegara al Senado ya había desembarcado un equipo de cerca de 70 personas de la Jefatura de Gabinete que se instaló en el Salón Azul del Congreso con la finalidad de darle apoyo logístico al ministro coordinador. Con ese objetivo, se instalaron 40 computadoras portátiles distribuidas en tres mesas dispuestas en forma de U que sirvieron para acercarle al funcionario los datos reclamadas por los legisladores en la ronda de preguntas que se inició tras la finalización del informe inicial.