Ricardo Quintela se resiste a una reunión con Cristina Kirchner y se dificulta la unidad dentro del PJ

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La relación entre Quintela y CFK quedó cortada luego del contrapunto que hubo por la disputa de la presidencia del PJ

“No va a haber foto con Cristina. La respeta, pero no va a convalidar en una imagen que sea la jefa del peronismo. No le va a dar la foto de la unidad”. Con esas palabras, un dirigente muy allegado a Ricardo Quintela dejó en claro que la anhelada unidad dentro del Partido Justicialista (PJ) tardará en llegar más de la cuenta, si es que finalmente llega.

El riojano bajó el perfil luego de quedar fuera de competencia en la interna partidaria. Entendió las reglas del juego y la limitación infranqueable que dibujó con su fallo la jueza federal María Servini. Está preparando el lanzamiento de “Federales”, una corriente interna del peronismo, que vería la luz en los primeros días de diciembre. Será presentada con un acto en La Rioja y será una opción interna con marcado perfil anti K.

El “Gitano” quedó molesto con Cristina Kirchner y su fuerza política por el destrato que recibió, siendo un gobernador del PJ y habiendo avisado con anticipación que quería ser presidente del partido, durante los días en que se lanzó el operativo clamor y la ex presidenta confirmó que iría por el sillón más importante del PJ. Aun así no tiene ninguna intención de agredir o descalificar a la ex jefa de Estado.

Según cuentan cerca del riojano, su vocación es discutir internamente los métodos de decisiones del peronismo, la nueva agenda y el entramado político electoral, pero sin entrar en una guerra sin trinchera con el kirchnerismo. “Quiere plantear sus disidencias y expresar una opción distinta dentro del PJ”, aseguran en su entorno, donde repiten una y otra vez que él no se va a ir del partido. Todo lo que haga será con los pies dentro del plato.

Ricardo Quintela no tiene previsto juntarse con Cristina Kirchner, tal como había dicho públicamente (Juliana Torres)

Quintela siente que quedó en pie en el mapa peronista más allá de no haber podido forzar la elección con CFK. El lanzamiento de la corriente interna es la confirmación que está dispuesto a construir ese espacio y a desmarcarse de la línea política que baje la ex presidenta y el camporismo. No se siente cómodo ahí, no quiere construir con sus formas y no quiere ser conducido por ella.

“Ricardo pudo comprobar que Cristina no es una Diosa. Que es de carne y hueso, y que se le puede discutir”, sostuvo un allegado al riojano, que rememoró una escena de la película 300 en la que Leonidas, el rey de los Espartanos, lastima con su lanza a Xerxes, rey de los Persas, y al sangrar da cuenta que es humano y no un Dios, como decía ser.

En definitiva, el objetivo de Quintela ha sido mostrar que se podía disputar poder con CFK, aunque sea una batalla desigual, y que ella, si bien tiene un volumen político superior al resto, ya no es indiscutible como lo era en su etapa de presidenta. Ese es el mensaje que quiere dejar instalado el gobernador norteño y que tratará de cultivar en los meses que vienen.

Es también el mensaje que La Cámpora cree que quiere instalar Axel Kicillof, al no alinearse al pedido de CFK para que respalde su llegada al PJ. Entienden que la lógica del silencio que aplica el bonaerense desgasta a la ex mandataria porque expone con claridad que su conducción no es tan abarcativa y potente como antes. En consecuencia, su liderazgo se agrieta y su influencia se limita. Es una cadena de hechos que muestran el detrás de escena.

En el último acto que tuvo en SMATA, donde dio su primer discurso como presidenta electa del PJ, Cristina Kirchner dijo que tenía la voluntad de trabajar con todos los sectores del peronismo y que quería sumarlos a esta nueva etapa partidaria. Ese plan incluía a Quintela. Sin embargo, el mensaje parece no haberlo conmovido, ya que sigue en la posición de respetar a la ex mandataria pero no sellar un acuerdo con ella.

Cristina Kirchner durante su visita a Santiago del Estero el último fin de semana

CFK convocó a Quintela en tres oportunidades. La primera para cerrar una lista de unidad previa a las elecciones del PJ, la segunda para limar diferencias después de que la junta electoral la proclamó presidenta del partido, y luego a través del mensaje en SMATA, para sumarlo al nuevo proyecto político partidario. En ninguna de todas esas oportunidades le respondió. Siempre optó por el silencio.

Después de quedarse sin competencia, el riojano dijo que apoyaría y se encontraría con la nueva titular del partido. Pero no hubo más comunicación en los días siguientes. Fue una expresión pública que se disolvió en el aire con facilidad. Y que llevó un reclamo impregnado que el propio Quintela expuso en sus palabras: “Hubiera sido mejor que llegara a través de los votos”.

La ex presidenta no espera ningún gesto del riojano. Para ella la situación quedó en el pasado y el foco está puesto en la organización del peronismo y la confrontación con Javier Milei. Sin embargo, si su voluntad es reconstruir la unidad del peronismo, debe tratar de cerrar la mayor cantidad de grietas posibles. Una de las que tiene abierta es con el “Gitano” y la otra con Kicillof, actor preponderante de la interna en la provincia de Buenos Aires, que por estas horas volvió a recrudecer.

En el quintelismo dicen que, a diferencia de otras veces, ahora habrá una línea política clara en la corriente interna del PJ, donde buscan aglutinar a sectores del peronismo salteño, tucumano, jujeño, misionero, correntino y cordobés. Lugares donde la figura de CFK no pisa tan fuerte y donde el peronismo federal tiene una estructura e influencia muy superior a la que tiene La Cámpora. Quintela se juega a edificar un liderazgo interno y absorber a los peronistas desencantados del kirchnerismo.