Avi Loeb, profesor y astrónomo de la Universidad de Harvard, ha sido una figura central en este debate desde 2019, cuando él y su equipo emprendieron una investigación en busca de objetos interstelares.
Su trabajo se ha centrado en el análisis de datos sismográficos y la recuperación de esferas metálicas con características anómalas en el Océano Pacífico, cerca de Papúa Nueva Guinea. Estos objetos, según Loeb, podrían ser evidencia de tecnología de origen no terrestre.
Sin embargo, un estudio reciente publicado en la plataforma de investigación arXiv ha generado controversia, al sugerir que Loeb y su equipo pudieron haber interpretado erróneamente los datos sismográficos.
De qué trató la investigación inicial del profesor de Harvard
La investigación de Loeb comenzó después de detectar el objeto IM1 o conocido como “Meteorito interestelar”, que cruzó la atmósfera terrestre a velocidades inusuales, lo cual sugería un origen extraterrestre.
Una expedición organizada por Loeb logró recuperar 805 esferas metálicas en una ubicación determinada por datos del Departamento de Defensa de Estados Unidos y un sismómetro local. Entre estos objetos, 10 contenían metales raros, lo que incrementó la especulación sobre su procedencia extraterrestre.
No obstante la reciente investigación comprobó cosas totalmente contrarias, sugiriendo que fue más una especulación que un hallazgo veraz.La investigación reciente contrapone la idea de Loeb al asegurar que no era extraterrestre sino un simple vehículo de la zona. (Imagen ilustrativa Infobae) La investigación concluyó que que ambas señales sísmicas reportadas previamente por el equipo de Loeb son espurias (falsas), argumentando que una tiene características que sugieren un origen basado en el tráfico vehicular local, es decir un camión; mientras que el otro es evidentemente el ruido de fondo.
En qué se equivocó la investigación del profesor de Harvard
Del mismo modo argumentó que “como tal, las localizaciones informadas anteriormente basadas en estos datos son falsas”. El análisis de los datos acústicos que encontraron da una estimación de la ubicación que mejor se ajusta, que está muy lejos, como a 170 kilometros de la ubicación reportada de la bola de fuego.
Por todos estos cuestionamientos, enfatizaron que el material recuperado del fondo marino y que supuestamente vendría del meteoro no tiene casi ninguna relación con él y es probable que tenga un origen más terrestre, no interestelar.
Qué respondió el profesor de Harvard ante estos señalamientos
En respuesta a este pronunciamiento, el académico Loeb ha defendido la metodología y los hallazgos de su equipo, alegando que la interpretación de los datos ha sido precisa y que su equipo está compuesto por expertos en diversas disciplinas relevantes para el análisis en cuestión.
De acuerdo con Loeb, la investigación se basa en múltiples indicadores y no solo en información sismográfica, motivo por el cual mantiene su postura sobre la procedencia extraterrestre de las esferas metálicas.
Esta situación ha planteado interrogantes sobre los protocolos y metodologías empleados en la investigación astrofísica, así como sobre la validez y la interpretación de los datos sismográficos en el contexto de la búsqueda y estudio de objetos interstelares encontrados.
Asimismo, Loeb ha criticado el estudio reciente por lo que considera una falta de especialización en campos relevantes para una interpretación adecuada de los datos, según información del medio Business Insider.
Cuándo se aclarará quién tiene la razón
La controversia alrededor del trabajo de Loeb ha captado la atención de la comunidad científica y del público en general, quienes aguardan con expectativa el desenlace de esta investigación.
Si el profesor Loeb logra demostrar de manera definitiva la procedencia extraterrestre del material recuperado, el descubrimiento podría revolucionar la comprensión actual sobre la presencia de tecnología no terrestre y, en un sentido más amplio, sobre el papel del planeta Tierra en el universo.
Los próximos pasos en la investigación de Loeb y las posibles réplicas del estudio crítico serán cruciales para validar o refutar la hipótesis de la existencia de tecnología extraterrestre en nuestro planeta.