Cómo viven los hogares argentinos afrontar día a día las necesidades básicas

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En un contexto de caída crónica de la capacidad de compra de los bienes que conforman la Canasta Básica, las familias de menores recursos son las que peor la están pasando.

Y, dentro de esas familias, son los niños y niñas los que están en serio riesgo, en la medida que no están accediendo a alimentación, hábitat, salud ni educación en la forma que lo estipulan los marcos regulatorios nacionales e internacionales, y que son los que buscan garantizar un piso de bienestar para las nuevas generaciones.

Hoy, en Argentinalas personas menores de 18 años están en su mayoría afectadas por condiciones de pobreza e indigencia que las marcarán para el resto de su vida, pero que además hacen extremadamente complejo el abordaje social en un escenario de aumento de precios y de ajuste fiscal tan fuerte.

Se habla, entonces, de pobreza monetaria y no monetaria. La primera puede abordarse con asistencia directa a través de políticas como la Asignación Universal por Hijo. La segunda requiere otro tipo de herramientas, que deben sumarse para que las familias puedan darles a sus integrantes más vulnerables el presente y el futuro que se merecen.

Para eso juegan un rol primordial las organizaciones de la comunidad que atienden a la infancia. El caso de FUNDAMIND, en el barrio porteño de Balvanera, y de otros Centros de Primera infancia que funcionan en CABA y espacios similares en el resto del país, muestran cómo miles de chicos dependen de estas organizaciones para poder educarse, alimentarse y estar cuidados todos los días, por distintos equipos de docentes, cuidadoras y profesionales. No obstante, en esas Organizaciones No gubernamentales que trabajan con la comunidad, ¨hace años que sus recursos son insuficientes para cubrir toda la demanda que reciben día a día y sostener además los sueldos de docentes, cocineras, honorarios de distintos profesionales comprometidos en la atención diaria de los chicos más vulnerables¨, señala el psicólogo y Presidente de FUNDAMIND, Licenciado Gerardo Mitre.

¨Más aún, en un contexto económico nacional de crisis y déficit fiscal, alza de precios descontrolados de la canasta familiar y de los servicios públicos, salarios que pierden frente la inflación y depreciación del poder adquisitivo, sumado al  brutal aumento de los alquileres (en muchos casos pactados en dólares y con ajuste regidos por el IPC), son hoy un cóctel explosivo para muchos Centros de Primera Infancia (CPI) de CABA y Centros de Desarrollo Infantil (CDI) a nivel Nacional, al tiempo, que la desocupación y los despidos se disparan y aumentan la cantidad de familias pobres e indigentes que viven en el territorio argentino¨.

El programa de CPI de CABA es realmente prioritario y lo defendemos porque con sus virtudes y carencias es el mejor programa de asistencia a la Primera Infancia de todo el país, pero lo que ocurre hoy, es que si bien se va actualizando el monto de las becas que recibimos por cada niño, las organizaciones seguimos corriendo atrás de la inflación y sufriendo el ¨Ajustazo Nacional¨, con lo cual se nos hace cuesta arriba cumplir con todos los compromisos y exigencias. Mientras tanto, los trabajadores que integran cada uno de los 70 CPIs y las familias que asistimos, nos encontramos todos del mismo lado, luchando contra la pobreza que nos afecta. Nadie se salva. Lidiamos día a día, con el poco dinero que cada quien percibe en su trabajo y que no alcanza para vivir dignamente y cubrir las mínimas necesidades básicas que tiene cada familia Argentina. El dolor y la indignación que nos causa la imposibilidad de dar respuestas efectivas a las personas que tienen muy pocas posibilidades y ruegan por un plato de comida o una ayuda cualquiera que sea,  son parte de nuestra carga cotidiana. Dolor porque vemos a la gente cada vez más necesitada e indignación porque en nuestra experiencia el hambre que golpea a los niños les marca un destino que se refleja en la deserción escolar, el consumo y venta de dogas, en el deterioro de la salud, en muertes tempranas. Es importantísimo que quienes pueden superar el individualismo y movilizar sus fibras de humanidad aporten a las instituciones que trabajamos para disminuir la miseria contribuyendo a mejorar el  nivel de seguridad de la vida de todos¨, expresa la Directora de FUNDAMIND, licenciada Marisa Mujica.

Cn más de 33 años de una destacada trayectoria en torno al cuidado de la Primera Infancia y declarada de Interés Social en el año 2009 por la Legislatura PorteñaFUNDAMIND sostiene no sólo programas educativos sino también alimentarios y de contención social y sigue adelante afrontando los desafíos e incrementando su labor colectiva, en medio de la profunda crisis que atraviesa nuestro país.

Sebastián Waisgrais, economista y especialista en Inclusión Social y Monitoreo en Unicef, alertó que ´los chicos son los que más sufren la crisis” por lo cual recomendó “garantizar los recursos para ese segmento”. En ese sentido, consideró que “es fiscalmente viable implementar políticas que permitan erradicar el hambre en la argentina”.

Mientras que la AUH representa un 0,34% del PBI, el ajuste sobre la infancia y la insuficiente inversión es una tendencia sostenida en los últimos años. UNICEF precisó que el presupuesto destinado en 2023 -a ese segmento de la población- registró una caída interanual de 10 puntos porcentuales con respecto al año anterior. Este año, sin presupuesto Nacional aprobado por el Congreso, rige el de 2023, sin actualizar y que -sin aplicar como corresponde-  descarta a muchos comedores,  incrementando la demanda de los que están funcionando a fuerza de estirar los magros y devaluados recursos con los que cuentan.