Brasil: La policía investiga el ataque con explosivos en Brasilia como un “acto de terrorismo”

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EDITORS NOTE: Graphic content / A Brazilian Federal Police forensic walks on November 14, 2024 by the body of man carrying explosives who died in a blast as he attempted to attack Brazil's Supreme Court in Brasilia on November 13, police said, days before the country hosts the G20 summit. Brasilia vice governor said preliminary information suggested it was a "suicide", and came seconds after an explosion in a nearby car that the man was seen getting out of. The man was named as Francisco Wanderley Luiz, a 2020 local council candidate for the Liberal Party of the former president Jair Bolsonaro, according to GloboNews network citing police documents. (Photo by EVARISTO SA / AFP)
EDITORS NOTE: Graphic content / A Brazilian Federal Police 

La Policía Federal de Brasil investiga las explosiones ocurridas el miércoles en Brasilia como “un acto de terrorismo” e “intento de abolición violenta del estado democrático de derecho”, indicó el jueves su director, Andrei Rodrigues. “No es un hecho aislado”, dijo Rodrigues en rueda de prensa, después de que un hombre cargado con explosivos muriera el miércoles al intentar atentar contra el Supremo Tribunal Federal en la capital brasileña. No se registraron otras víctimas.  El agresor fue identificado como Francisco Wanderley Luiz, conocido como Tiu França, un militante y antiguo candidato a concejal del Partido Liberal, formación que lidera el expresidente Jair Bolsonaro, que lamentó y repudió lo sucedido. La exmujer de Wanderley Luiz dijo a la policía que el hombre quería matar al juez del Supremo Tribunal Federal (STF) Alexandre de Moraes, considerado el mayor enemigo de Bolsonaro.

Andrei Rodrigues aseguró que fue un ataque “premeditado” y posiblemente “planeado” desde hace meses. El director de la policía brasileña indicó que no se trata de un hecho aislado y aclaró que “puede estar conectado con otras investigaciones en curso”, entre ellas la invasión a las sedes de los tres poderes, incluida la del Supremo, ocurrida el 8 de enero de 2023, cuando miles de activistas de ultraderecha incitaron un golpe de Estado contra el actual mandatario, Luiz Inácio Lula da Silva.

El perfil del atacante

Francisco Wanderley Luiz tenía 59 años, era cerrajero de profesión, natural del estado sureño de Santa Catarina y estaba en Brasilia desde julio pasado. Era militante del bolsonarista Partido Liberal y fue candidato a concejal en la ciudad de Rio do Sul en las municipales de 2020. En redes sociales ya había compartido mensajes de odio y amenazas contra autoridades del país. Según la prensa, habría publicado en su perfil de Facebook (inaccesible tras el ataque) el siguiente mensaje: “Cuidado al abrir cajones, armario, estantes, depósito de materiales, etc. Inicio 17h48 del día 13/11/2024… el juego termina el 16/11/2024. Buena suerte”.

Los hechos ocurrieron el miércoles por la noche, cuando el hombre intentó acceder al Tribunal Supremo y, al no conseguirlo, decidió lanzar artefactos explosivos frente a la sede de la máxima instancia judicial del país, hasta que en un momento determinado se quitó la vida. El atacante llevaba un cinturón con más explosivos, los cuales solo fueron desactivados en la madrugada del jueves, y “un extintor cargado con combustible que simulaba ser un lanzallamas”.

Previamente, cerca de ese punto, Wanderley activó de forma remota un conjunto de fuegos artificiales que dejó en un vehículo situado en el estacionamiento de un edificio anexo a la Cámara de Diputados. En ese lugar las autoridades también hallaron un trailer con material explosivo en su interior y una caja enterrada aún por analizar. Más bombas caseras fueron halladas en el inmueble que había alquilado en Ceilandia, en la periferia de Brasilia. Al menos una de ellas explotó cuando un robot de la policía inspeccionaba la vivienda, sin dejar heridos.

Al allanar el domicilio de Wanderley Luiz, la policía descubrió un mensaje escrito dedicado a Débora Rodrigues, una mujer imputada por la asonada del 8 de enero de 2023. Rodrigues fue procesada por vandalizar la misma estatua de la justicia que atacó Wanderley Luiz. “Por favor, ¡no desperdicie lápiz labial! Eso es para poner lindas a las mujeres. Con estatua de mierda se usa TNT”, escribió el atacante en el espejo de su casa, según fotos difundidas por la prensa.

Wanderley Luiz estuvo esos días en la capital brasileña, aunque aún se desconoce si participó en los violentos actos de ese día. “Esto no fue una cosa pensada de un día para otro. Hay artefactos con detonador, un lanzallamas, había toda una preparación que apunta a una vinculación con grupos extremistas” que difunden sus proclamas en redes sociales, apuntó el director policial Andrei Rodrigues.

Se sospecha que el objetivo final de Wanderley Luiz era asesinar al juez de la Corte Suprema Alexandre de Moraes, instructor de causas contra Bolsonaro por golpismo y contra los activistas ultras que invadieron las sedes de los tres poderes el 8 de enero de 2023. Esa tesis se fundamenta en una declaración a la policía de Santa Catarina de una expareja del agresor, quien comentó que “matar a de Moraes era su obsesión”.

“Tanto es así que me volvía loco. Él sólo hablaba de política, política y política”, declaró la mujer, quien dijo que su exmarido sólo murió porque fue descubierto. “Nunca se quitaría la vida a menos que hubiera cumplido su objetivo. Si murió en vano, no fue por nadie, fue porque descubrieron lo que iba a hacer”, sostuvo la mujer, quien dijo que tenía acceso a los correos electrónicos de Wanderley Luiz, por lo que conocía sus planes.

De Moraes asume la investigación

El presidente del Tribunal Supremo de Brasil, Luiz Roberto Barroso, designó al juez Alexandre de Moraes como relator del caso. El magistrado ya dirige varias causas más relacionadas con el 8 de enero, entre ellas las de las llamadas milicias digitales desde las que se alentaron los ataques. “Las autoridades públicas que defienden la democracia deben unirse para que haya responsabilidad. No es posible ese envenenamiento constante en las plataformas“, dijo de Moraes al referirse al “peor ataque” contra el Tribunal Supremo desde la asonada.

Poco antes Barroso vinculó los acontecimientos con “el odio” hacia las instituciones que algunos sectores llevan tiempo esparciendo. Barroso dijo que el atentado perpetrado frente al Supremo alerta sobre un movimiento que busca “deslegitimar y aplacar la democracia desde una perspectiva autoritaria, inspirada en la intolerancia, la violencia y la desinformación”. Enumerando ataques como el del 8 de enero de 2023, Barroso criticó los intentos de Jair Bolsonaro y de otros políticos de ultraderecha por amnistiar a los participantes en esos eventos.

Bolsonaro se desmarca del ataque

El expresidente repudió el episodio, que atribuyó a un enfermo mental, y llamó a todos los partidos e instituciones del país a avanzar en una “pacificación nacional”, dejando entrever la necesidad de amnistiar a los condenados del 8 de enero. “Ya es hora de que Brasil vuelva a cultivar un ambiente adecuado para que diferentes ideas puedan enfrentarse pacíficamente y para que la fuerza de los argumentos valga más que el argumento de la fuerza“, manifestó el líder ultraderechista en sus redes sociales.

Bolsonaro, investigado en el Supremo por incitar y participar en una supuesta trama golpista para derrocar a Lula, tras perder las elecciones de 2022, atribuyó “el triste episodio” del miércoles a un “hecho aislado” cometido por “una persona con problemas de salud mental”. El capitán retirado del Ejército señaló que “la defensa de la democracia y la libertad no tendrán éxito hasta que se restablezca en nuestro país la posibilidad de diálogo entre todas las fuerzas de la nación”.

El presidente Lula da Silva aún no se pronunció sobre el ataque. El jueves recibió a varios embajadores en el Palacio de Planalto, que entraron por un acceso lateral en vez de usar la rampa principal. El ataque se produjo en vísperas de que Río de Janeiro albergue la reunión de líderes del G20, prevista para los próximos 18 y 19 de noviembre. Andrei Rodrigues afirmó que para la cumbre se trabaja con el nivel “más elevado” de seguridad, que incluye un amplio dispositivo con la participación de miles de efectivos de las Fuerzas Armadas.